El nuevo ministro de Educación plantea que el Estado debe volver a fijar las políticas educativas y no un sector del sistema, como son los gremios docentes. Con pasado en la UCeDé y el peronismo, en el programa de Julio Blanck sostuvo que hay que dar todas las batallas necesarias y llegar a la alfabetización digital.
Alejandro Oscar Finocchiaro, 49 años, casado, dos hijos. Hincha de Boca. Flamante Ministro de Educación. Hasta hace pocos días fue Director General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. Y antes, Subsecretario de Políticas Educativas y Carrera Docente en la Ciudad de Buenos Aires. Así que fue funcionario de Macri, de María Eugenia Vidal y otra vez de Macri.
Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, Magister en Educación por la Universidad de San Andrés y Doctor en Historia por la Universidad del Salvador. Profesor en la UBA y en la Universidad de La Matanza, donde fue decano de Derecho y Ciencia Polìtica entre 2004 y 2011. Escribió libros sobre autonomía y reforma universitaria y fue productor del documental «Mujeres de la Shoá», realizada en forma conjunta por el Museo Shoá de Argentina y la UNlaM. Este año salió entero del largo conflicto con los gremios docentes, 17 días de huelga incluidos hasta que se llegó a un acuerdo con los chicos adentro de las aulas. Y acaba de suceder como ministro nacional a Esteban Bullrich, que será candidato a senador en octubre.
-Desde el gobierno de Vidal durante el conflicto docente ustedes abrieron la discusión sobre presentismo y el régimen de licencia de los maestros. Desde el gobierno nacional, ¿usted piensa seguir con esta discusión fundamental, o eso fue un elemento de presión durante el conflicto y nada más?
-No, son elementos sobre los cuales tenemos la más arraigada convicción. Acá la cuestión es mucho más profunda. Es si el Estado vuelve a ser quien defina las políticas educativas en nuestro país, como pasó cuando en nuestro país el sistema educativo era sano y fuerte, o lo definen determinados actores que son parte de ese sistema.
-Los sindicatos, por ejemplo…
-Por ejemplo. Entonces, hablar de presentismo, hablar de generar incentivos positivos para aquel que se capacite, hablar del régimen de licencias, todas esas son cuestiones sobre las que tenemos que hablar. Con los sindicatos se discuten condiciones salariales y laborales docentes. Pero la política educativa la deben marcar los Estados, no los gobiernos. Porque hoy gobernamos nosotros y la alternancia democrática hará que en algún tiempo gobiernen otros, y eso es bueno.
-La educación fue durante muchas décadas un factor diferencial de la Argentina respecto, por lo menos, a los países de Iberoamérica. Una sociedad educada. Desde hace tiempo, también, la educación parece ser parte de la decadencia Argentina. ¿Cómo se revierte esta tendencia?
-Con políticas educativas a largo plazo, cambiando lo que hay que cambiar, afrontando lo que hay que afrontar, y dando las batallas que hay que dar.
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