Poli celebró el oficio religioso con los obispos titular y auxiliar de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani y Jorge Scheining, y titulares de otras diócesis, y dirigió un breve mensaje a los peregrinos en el que instó a los argentinos a unirse y a ser solidarios con «los que menos tienen».
La peregrinación al templo consagrado a la patrona de Argentina, una de las mayores demostraciones de fe en el país, moviliza cada año cerca de un millón de personas, muchas de las cuales completan la tradicional caminata de 58 kilómetros desde el santuario de San Cayetano, en Liniers, hasta Luján, en el oeste del Gran Buenos Aires.
Al inicio de su homilía, el arzobispo porteño y cardenal primado del país, señaló a los peregrinos que lo importante «no es cuánto se camina ni a qué velocidad», porque no se trata de «una maratón».
A los caminantes, aseguró, los inspira el «amor a la Virgen» -en este caso bajo su advocación de Luján- y sus pies se mueven motivados por «la fe y la esperanza en Dios».
La Virgen «conoce las angustias y necesidades de nuestro pueblo» y «nos enseña a no ser indiferentes y a ser compasivos con los que menos tienen», afirmó.
Luego, citando el texto bíblico, Poli recordó que fue ella quien instó a su hijo a realizar su primer milagro cuando, en las bodas de Caná, le dijo «no tienen vino», y Jesús convirtió el agua de las tinajas en esa bebida.
Y en el cielo, siguió Poli, la Virgen le dice «Hijo, no tienen pan; Hijo, no tienen trabajo; Hijo, no tienen techo; Hijo, no tienen paz».
«Madre, danos fuerzas para unirnos como hermanos», fue este año la consigna de la peregrinación, y a eso se referían muchos de los fieles que participaron para pedir o agradecer la intercesión de la Virgen.
La organización incluyó un pedido a los caminantes a llevar velas para «iluminar el camino de la hermandad» de los argentinos en pos de la unidad, y más de 6.000 voluntarios se encargaron de las tareas de apoyo a lo largo del camino.
Además, las empresas AYSA y Aguas Bonaerenses dispusieron camiones cisterna, canillas públicas y puestos de hidratación en el trayecto que recorrerían los peregrinos
En tanto el titular de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, había invitado a los fieles a «rezar por la falta de trabajo y la situación del país» y manifestó que «las intenciones se llevan primero con el corazón y el pensamiento».
«Pero cuando el corazón y el pensamiento están agotados, entonces solamente rezan los pies, reza el cansancio, reza el cuerpo, por eso el final de la peregrinación es tan conmovedor», dijo monseñor Ojea, obispo de San Isidro.
Hoy, en la misa que cerró la peregrinación a Luján, Poli aseguró que «la Virgen reconoce cada promesa».
«En esta larga y sacrificada jornada pidamos juntos a la madre que nos dé nuevos ojos para reconocer a cada persona como a mi hermano y hermana. Esta es la Argentina que queremos, y no claudicamos. Madre, danos fuerza para unirnos como hermanos», convocó el cardenal Poli.
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