Argentina votó a favor de destituir al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, indicaron fuentes oficiales, en una votación virtual en la Asamblea de Gobernadores, que confirmará en los próximos días el desplazamiento del jefe del banco, quien perdió el apoyo político de la Casa Blanca y la región por un escándalo ético que provocó su caída.
Estados Unidos, Brasil y la Argentina, los tres principales socios del banco, ya se habían pronunciado a favor de su destitución el último jueves, cuando los 14 directores del Directorio Ejecutivo del BID, que representan a los 48 miembros, votaron por unanimidad a favor de la rescisión del contrato de Claver-Carone. Los directores elevaron luego su recomendación a la Asamblea de Gobernadores, que comenzó una votación virtual. En Washington se da por hecho que Claver-Carone será eyectado de su silla.
El encargado de votar por la Argentina fue el ministro de Economía, Sergio Massa, el representante del país ante la Asamblea de Gobernadores del organismo multilateral.
La decisión de avanzar con la destitución de Claver-Carone de la presidencia del BID se terminó de gestar durante esta semana, pero se tejió durante varios meses.
En marzo, una denuncia anónima que llegó por correo electrónico al Directorio Ejecutivo del BID acusó a Claver-Carone de violar las reglas éticas del banco. El board contrató a la firma Davis Polk para que realizara una investigación independiente. Esta semana, el bufete presentó su informa final, con evidencias de que Claver-Carone mantuvo una relación romántica con su jefa de gabinete, y ordenó aumentarle el sueldo más de un 40% en su primer año en el banco, durante la pandemia. El salario de la funcionaria llegó a US$420.000 por año libre de impuestos, develó el periódico El País.
Develado ese informe, el gobierno de Joe Biden –donde nunca hubo simpatía por Claver-Carone– avaló su salida ante las “conductas indebidas” del funcionario, indicó el Departamento del Tesoro, pero también por la enorme preocupación que generó en la administración demócrata el comportamiento del propio Claver-Carone, a quien acusó de crear un clima de intimidación y miedo en el organismo, y de intentar entorpecer y contaminar la investigación que provocó su caída. Pesó, también, el frente unificado que mostró la región a favor de un cambio de liderazgo en el banco.
La llegada al BID
En 2020, con Donald Trump en la Casa Blanca, Estados Unidos le había abierto el camino a Claver-Carone a la presidencia del BID. Fue el primer norteamericano que llegó a presidir el banco, luego de imponerse en una polémica elección. Brasil y Colombia, varios países de América Central y del Caribe apoyaron su nominación, que fue rechazada por la Argentina, Chile y Perú, un escenario de división que se esfumó en su destitución.
El nuevo consenso regional a favor de la elección de un nuevo timonel para el BID fue crucial para inclinar a la Casa Blanca a favor del desplazamiento de Claver-Carone.
El jefe del BID rechazó siempre todas las acusaciones. Pese a que su destitución recibió el respaldo de toda la región y de Estados Unidos, y a que ningún país miembro objetó las conclusiones del informe o del proceso, Claver-Carone dijo que el alegato en su contra se basó “información fabricada”, que hubo “acusaciones falsas” y no se respetó el debido proceso ni las reglas del banco.
Pero un vocero del Departamento del Tesoro dijo esta semana que la investigación fue “exhaustiva, independiente y creíble”. Además, el informe final de la firma Davis Polk lo acusó de retener información y de no cooperar plenamente con la investigación, una actitud que alarmó al gobierno de Biden.
“La negativa del presidente Claver-Carone a cooperar plenamente con la investigación y su creación de un clima de miedo a las represalias entre el personal y los países prestatarios ha perdido la confianza del personal y los accionistas del Banco y requiere un cambio de liderazgo. Estados Unidos apoyará una resolución rápida por parte de la Asamblea de Gobernadores”, indicó el vocero.
Historia de roces
El voto de la Argentina a favor de la salida de Claver-Carone del BID coronó un historial de cortocircuitos entre el antaño funcionario trumpista y el gobierno de Alberto Fernández.
Los roces habían comenzado desde el inicio, cuando Claver-Carone, como principal asesor de Trump para América latina, viajó en diciembre de 2019 a Buenos Aires a la asunción de Fernández, pero se fue antes de la ceremonia, molesto por la presencia de un funcionario de Nicolás Maduro. Después, el gobierno argentino y Claver-Carone se enfrentaron por la silla del BID, que la Casa Rosada buscó para Gustavo Beliz. Finalmente, se la quedó Claver-Carone.
Durante su presidencia, la relación del BID con el Gobierno fue complicada. Claver-Carone llegó a trabar préstamos para el país que estaban acordados como parte del programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La llegada de Sergio Massa al Palacio de Hacienda y la salida de Beliz allanó el camino para dar una vuelta de página. Durante su última visita a Washington, Massa y Claver-Carone se mostraron juntos, intercambiaron elogios y respondieron preguntas de la prensa. Claver-Carone dijo que la Argentina ahora hablaba con “una voz”, y aceleró y amplió los créditos para el país.
Unas semanas después, la investigación independiente que marcó su caída salió a la luz, Estados Unidos y la región se unieron para desplazarlo, y el propio Massa, quien le había agradecido por su generosidad delante de los periodistas, votó a favor de sacarlo del BID. (DIB)