Recordó el Municipio que el consumo abusivo de alcohol siempre tiene efectos contraproducentes sobre el organismo. Pero su combinación con las mal llamadas bebidas energizantes produce un efecto paradojal entre un depresor y un estimulante del Sistema Nervioso Central.
La cafeína, la taurina y otros ingredientes presentes en los energizantes retardan la aparición de síntomas como náuseas, mareos, o el malestar propio que suele indicar que una persona bebió en exceso.
Al no existir conciencia de haber alcanzado un límite, la sensación de sobriedad o borrachera atenuada es la que genera el mayor peligro de intoxicación alcohólica severa, o bien de incurrir en conductas de riesgo. En los menores de edad, cuyo sistema enzimático todavía está en pleno desarrollo, el consumo de alcohol (y su mezcla con energizantes) es sumamente peligroso: cerebro, corazón, páncreas e hígado se ven afectados por la inadecuada metabolización. Además, en ciertos casos, los daños cardiológicos y neurológicos pueden incluso llegar a ser fatales.
Si se va a beber, hay que hacerlo con responsabilidad. Hidratarse abundantemente. Evitar mezclar alcohol con bebidas estimulantes. Y nunca conducir un vehículo bajo los efectos de una sustancia, por más que se piense que se está en condiciones de hacerlo.
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