Boca cumplió con su objetivo doméstico: se consagró campeón en la Copa Diego Maradona al superar en la final a Banfield por 5-3 en los penales, luego de empatar 1 a 1 en el tiempo regular. A pura espuma, el festejo de los jugadores xeneizes en el Estadio Bicentenario de San Juan significó un alivio porque se adueñó de la misión que se había planteado a nivel local. El plantel sabe que este triunfo no tapa el dolor la eliminación de la Copa Libertadores, pero sabe que debe respetarse el mandato del club: «ganar todo». Además, la entidad de la Ribera puede enorgullecerse de haber obtenido el título Nº 70 de su historia.
Con la sorpresa de la suplencia de Carlos Tevez, más allá de que se sabía de los problemas personales que atraviesa y que lo hicieron viajar este domingo a la provincia cuyana, Boca presentó un equipo con un recambio importante con respecto a aquellos once que cayeron eliminados en la Copa Libertadores ante Santos, dejando una imagen muy pobre con respecto a la actitud, y dándole lugar a muchos de los nombres que pusieron al equipo en esta final nacional. Apenas, Esteban Andrada, Carlos Izquierdoz, Jorman Campuzano y Sebastián Villa fueron los elegidos por Miguel Ángel Russo para que repitan entre los titulares.
Los primeros veinte minutos fueron de puro estudio. Boca saliendo con libertades a partir del plan de Banfield: cubrir la mitad de la cancha y la zona ofensiva del xeneize. No obstante, los de Russo salieron más despiertos al partido: al minuto de juego, un pase aéreo de Cardona hacia Zárate parecía replicar el gol ante Argentinos de hace ocho días, pero en la carrera primero interceptó Arboleda.
Luego, Martín Payero probó de media distancia en dos ocasiones, pero ambas salieron lejanas. Si había alguien más cómodo que otro ese era el elenco de Javier Sanguinetti. Porque Campuzano no podía hacerse dueño de la pelota: la marca de Fontana, el ‘9’ del Taladro, era casi siempre pegajosa. Y, raramente, Cardona tomó mucho contacto con la pelota, pero el laberinto se armaba cuando Zárate se retrasaba unos metros: no daban lugar a la individualidad.
Las oportunidades de gol hasta los 25 minutos fueron nulas. Apenas, otro remate de media distancia de Payero que salió cerca del travesaño y que generó el enojo del entrenador xeneize: la jugada se creó a partir de un lateral, como el primer gol de Santos en Vila Belmiro.
La chilena fallida de «Wanchope» Ábila
A Boca le costaba el retroceso. Sufrió algunas corridas de Cuero, algo previsible, pero que el colombiano no terminó bien. Esa fue otra de las cosas que fastidió al experimentado entrenador. Sin embargo, a los 33, Villa estuvo muy cerca de poner en ventaja a su equipo con un derechazo rasante y furioso que se desvió en Bravo y pasó a centímetros del segundo poste. A su vez, Jorge Rodríguez sorprendía desde media distancia y sorprendía con un remate movedizo a Andrada, que la sacó al córner.
La chance más peligrosa del primer tiempo, en los pies de Villa
Las insinuaciones que realizó el conjunto azul y oro fueron más por distracciones del rival que por mérito propio. Al verdiblanco le costó cubrir la verticalidad de la dupla Buffarini-Villa, pero los centros del extremo colombiano no llegaron a buen puerto tampoco. Y así, entre más análisis que fútbol, se fue un primer tiempo sin goles.
El segundo tiempo mantuvo su tónica. Aunque más favorable a Boca, que contó con dos pelotas paradas importantes -cerca del área- en el primer cuarto de hora, pero no las supo aprovechar. Encima, a los 14 minutos, Campuzano pidió el cambio por una molestia y su lugar lo ocupó Diego González.
El golazo de Edwin Cardona
Se insinuaba, porque Boca tenía más la pelota producto de un mayor repliegue de Banfield. Y, sobre todo, el que empezaba a tener más contacto era Cardona. Es así como a los 18 minutos apareció la explosión: el volante ofensivo colombiano, ese que en Brasil lo dejaron sentado en el banco de suplentes, metió un bombazo de media distancia y la colgó del ángulo de Arboleda. Inmediatamente, también solicitó la modificación: en el remate, sintió una molestia muscular y fue reemplazado por Eduardo Salvio.
Desde ahí, el encuentro se hizo más trabado, repleto de imprecisiones y algunos tiros libres en los pies de Payero que se fueron muy por encima del arco de Andrada. Boca parecía tener el partido controlado sin tener más situaciones. Por eso, a los 38, Russo decidió el ingreso de Carlos Tevez en lugar de Wanchope, al que le costó mucho la final (también ingresó Varela por Zárate).
No sufría, pero sí repitió lo que a Russo lo pone de mal humor. La expulsión de Emmanuel Mas, por doble amonestación, llegó a falta de cuatro minutos. Pero todavía faltaba el descuento de cinco minutos que decretaría Facundo Tello. Entonces….
El gol de Lollo sobre el final
Primero, el Pulpo se esforzó para interceptar otro remate de Payero y se dobló feo la rodilla: teniendo en cuenta que en septiembre de 2019 se rompió los ligamentos, huele muy mal. Y encima, en la última que tuvo Banfield, Luciano Lollo encontró la pelota entre tantos rebotes y su cabezazo fue a parar al palo izquierdo de Andrada. Un final infartante. Y la definición por penales.
Carlos Tevez se hizo cargo del primero y acertó, mientras que Julio Buffarini fue el que convirtió el 5-3 para que sus compañeros salieran a festejar el título N°70 en la historia del club. En el medio, la ejecución fundamental fue la de Jorge Rodríguez, que impactó su disparo al travesaño. En el medio, convirtieron Villa, Salvio e Izquierdoz por el lado del campeón. Lollo, Fontana y Álvarez sostuvieron la ilusión del Taladro.
(Fuente:La Nacion)