El gobierno de Axel Kicillof trabaja en estas horas para remover a cuatro secretarios del Tribunal de Cuentas Bonaerense -el equivalente a una Auditoría de Gobierno, que vela por la transparencia de los procesos administrativos del gobierno central, municipios y organismos públicos en general-, que fue colonizado por María Eugenia Vidal en su último año de Gobierno.
Eso se cristalizará en una resolución fundada en un pedido del propio Tribunal para revocar la designación de Leonardo Di Pietro, Secretario de Auditoría Financiera; Felipe González Bartalay, de la Secretaría Legal y Técnica; Florencia Vezetti, secretaria de Actuaciones y Procedimientos, y Hernán Jorge González, secretario de Modernización y fortalecimiento.
Se trata de dirigentes de extrema confianza de Vidal. Di Pietro fue nombrado tesorero del Pro Bonaerense tras la necesidad de desplazar a María Fernanda Inza implicada en la causa por aportantes truchos; González Barlatay supo desempeñarse como asesor del ex jefe de Gabinete, Federico Salvai, y Vezzetti fue funcionaria de la Secretaría Legal y Técnica.
El caso de González es todavía más extraño: en su Currículum Vitae manifestó ser maestro mayor de obras, por lo cual la propia María Eugenia Vidal debió dictar un decreto exceptuándolo de los requisitos de idoneidad para tomar el cargo.
Los nombramientos generaron fuerte repudio de parte del presidente del HTC, Eduardo Grinberg, así como del gremio APOC que reúne al personal de organismos de control.
Los cuatro fueron nombrados apenas horas antes de las Elecciones Primarias de 2019, que iniciaron el camino que la expulsó del Sillón de Dardo Rocha. Por entonces, este portal hablaba de cambios “a medida” de la administración de Cambiemos dentro del HTC.
Cada uno de esos secretarios tiene “caja” propia -25 mil “módulos”-, y la posibilidad de incorporar hasta cuatro asesores, para hacer el mismo trabajo que el staff de carrera llevó a cabo sin objeciones durante los últimos treinta años.
El uso de esas facultades redundó en un crecimiento de 10 por ciento en la dotación de personal del Tribunal. Pero las nuevas incorporaciones no solo pasaron por alto la trayectoria de personal de carrera; sino representan un gasto adicional equivalente al 17 por ciento del gasto total del organismo en pago de salarios.
El Tribunal de Cuentas fue uno de los organismos más golpeados durante los cuatro años de Gobierno de Vidal: primero lo deslegitimó, después lo desmembró y finalmente lo copó con vocales y funcionarios afines. En llano: rodeó al personal de carrera, incluido su titular, de cuadros propios.