La reunión entre el presidente argentino y el socialdemócrata Olaf Scholz se extendió por espacio de una hora. El alemán pidió por “la compatibilidad social de las reformas y la protección de la cohesión social».
El presidente Javier Milei mantuvo un reunión este domingo con el canciller socialdemócrata alemán Olaf Scholz. El encuentro se extendió por espacio de una hora y no hubo reunión privada entre los mandatarios ni conferencia de prensa conjunta. Fue en realidad una bilateral ampliada a las delegaciones, con Milei, su hermana Karina, secretaria general de la presidencia, la canciller Diana Mondino, el diputado de PRO y titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados, Fernando Iglesias, y el embajador argentino en Alemania, Fernando Brun.
“El canciller y el presidente Milei hablaron sobre los propósitos argentinos de reforma y sus repercusiones para la población. En este sentido, el canciller subrayó que desde su punto de vista deben ser criterios importantes la compatibilidad social de las reformas y la protección de la cohesión social”, señaló el gobierno alemán en un breve comunicado, citado por la DWTV.
Luego de haber recibido el sábado en Hamburgo un premio de una Asociación ultraliberal, Milei arribó hoy a la Kanzleramt -Cancillería Federal- a las 12 locales en una caravana de autos negros escoltados por motos oficiales. Allí, según cuenta la enviada especial del diario La Nación, el presidente argentino tuvo un momento incómodo: un grupo de militantes de izquierda similar al del sábado en Hamburgo, con pancartas que decían “Argentina no se vende”, tambores, cacerolas y banderas rojas, empezaron a entonar: “Como a los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. En ese contexto, con sonrisa forzada, pero escuchando el ruido de la protesta, Milei saludó a Scholz con un apretón de manos.
Una hora y cinco minutos más tarde, cuando Milei salió del edificio, de nuevo hubo cánticos hostiles. No obstante, destaca la periodista de La Nación, para entonces ya habían aparecido también, detrás de la reja, algunos libertarios -muchos menos-, con banderas argentinas o camisetas con la leyenda “Viva la libertad carajo”, que lo vivaron. (DIB) GML