El economista y expresidente del Banco Nación durante la gestión de Mauricio Macri, Carlos Melconian, dialogó con José Del Rio en el programa Mesa Chica, emitido por LN+, sobre cuál será el escenario post pandemia de coronavirus para la economía argentina. Además, se refirió a la gestión de Alberto Fernández y, en particular, a la de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía.
«A esta altura todos hemos aprendido que guardar a la gente es mejor que no guardarla. No voy a entrar en esos disparates de si conviene o no. Sí se sabe que si te quedás guardado, [el contagio] se ralentiza, y no se cura ni se arregla, lo que genera un problema porque puede ser eterna la cuarentena, pero se evitan escenas dramáticas», dijo el economista con respecto las medidas de aislamiento en el país.
Además, agregó que en el mundo entero destrabar la cuarentena es dificultoso y desordenado, pero también «cuanto más encerrás, más dramática es la economía». «Ni Mandrake ni Copperfield saben cuál es el equilibrio exacto entre cuarentena y economía. Dicen ‘tenelo encerrado, pero largalo un poquito’. No existe eso. Eso es hacer política berreta, mojar la oreja», lanzó.
«Estamos en una pandemia muy complicada donde en el mundo esto es plata, y si no tenés mercado local, ni internacional, ni fondo anticíclico, tenés emisión monetaria. La Argentina va ineludiblemente a una mayor inflación. Mucho más si en el horizonte económico no querés dar señales de cuál va a ser este proceso de evacuación», sostuvo.
Para Melconian, Guzmán «solo está enfocado en la deuda» y la parte comunicacional en estos casos es muy relevante: «Fernández no puede hablar de la cuestión cambiaria y los ministros sin saber cuál es el marco de evacuación de esta avalancha monetaria en el segundo trimestre. Creo más en un equipo económico con alguien que tenga la batuta en términos no solo de la gestión, sino de la comunicación, y que el Presidente quede siempre aparte de estas cosas».
Con respecto a la desaceleración de la inflación en el país, dijo que hay tres cuestiones. «La primera es que, antes del coronavirus, ya teníamos una inflación del primer trimestre de 7,8, o sea que el primer programa económico de este Gobierno ya no existe más. El segundo factor es la pandemia y la demanda: hay una caída obvia en el consumo».
Sobre la tercera, dijo que es una «causa metodológica». «Este es un tema que muy probablemente el Indec tenga que tener algún nivel de precisión adicional, que se están generando algunos faltantes de precios por cosas raras, es decir, cómo se valúa hoy un pasaje de avión, un paquete turístico, todo un conjunto de actividades donde el lugar donde está valuado está cerrado», explicó.
Y prosiguió: «Evidentemente está quedando un vacío estadístico, que no tiene nada que ver con el Indec de 2007 en adelante, pero hay una cosa inflacionaria, que de ninguna manera voy a llamar reprimida, pero que en la medida en que se vaya blanqueando la cuarentena va a volver a aparecer, no hay dudas».
Sobre los aciertos económicos de la gestión Fernández, el economista dijo que no podría calificarlo de esa manera, sino como «algunas cuestiones en que tomaron un correcto camino a seguir». Y se refirió a la era anterior: «Yo ya había manifestado mis diferencias en su momento en el programa que le habíamos entregado a Macri, por ejemplo, el régimen cambiario. De ninguna manera era este supercepo, pero todo el mundo conoce nuestra posición del 10 de diciembre de 2015, que algún dolor de cabeza nos generó por manifestarlo hasta públicamente, y nosotros creíamos que la Argentina no estaba para el tipo de cambio libre, flotante».
«Ahora estamos en el otro extremo, pero está claro que la política cambiaria de Macri fue un error y su meta de inflación prematura también. Y no es que acá haya sido un acierto, es la continuidad, aunque pasándose de rosca para el otro lado de la política cambiaria. Eran cuestiones que venían y que era muy difícil ir para atrás, más allá de la semántica ‘reperfilamiento o reestructuración’, era una cosa evidente. Desde 2018 nosotros manifestábamos que el país tenía que ir a una reestructuración de buena fe porque los costos y los plazos a los cuales se estaba contrayendo deuda eran inapropiados», concluyó. (La Nación)