Gracias a esta información genética, los científicos pudieron confirmar que los gliptodontes, famosos por sus enormes caparazones y su aspecto robusto, están relacionados con los armadillos actuales.
En un logro que combina tecnología de vanguardia y pasión por la ciencia, un equipo de investigadores argentinos ha logrado secuenciar el ADN mitocondrial de un fósil de Neuryurus rudis, un gliptodonte que habitó las llanuras sudamericanas hace más de 24.000 años.
Gracias a esta información genética, los científicos pudieron confirmar que los gliptodontes, famosos por sus enormes caparazones y su aspecto robusto, están relacionados con los armadillos actuales, siendo un grupo que evolucionó a partir de estos hace millones de años.
Este estudio fue realizado a partir de un fragmento de caparazón encontrado en la costa bonaerense y representa un avance clave para comprender la evolución de estas criaturas prehistóricas.
El equipo de investigación fue liderado por el doctor en Ciencias Biológicas Luciano Brambilla y el Licenciado en Biotecnología Damian Ibarra, ambos egresados de la Universidad Nacional de Rosario, y contó con la colaboración de María Carolina Barboza, Edgardo G. Bresso, Germán Rosano, Germán Pérez, Pablo Straccia, Rubén D. Scian y Lucas R. Brun.
La investigación fue publicada en la revista científica internacional Gene, marcando un hito en el estudio de la megafauna extinta.
Un fósil excepcional
El fósil fue hallado en la zona de Camet Norte, partido de Mar Chiquita y pertenece a la colección del Museo Municipal de Ciencias Naturales Pachamama.
“Las condiciones climáticas de la zona donde se encontró el ejemplar permitieron que al ADN todavía se encontrara intacto, lo que nos permitió extraerlo y secuenciarlo con precisión”, explicó Brambilla.
Neuryurus rudis es uno de los gliptodontes menos conocidos debido a la escasez de hallazgos de sus restos. “Su rareza y la poca cantidad de restos encontrados de esta especie dificultaron durante años entender su lugar en el árbol de la evolución”, destacó Ibarra. Además, este trabajo no solo posiciona a la especie dentro de su linaje, sino que también permite comprender mejor las adaptaciones de los gliptodontes a los cambios climáticos del pasado.
Este trabajo interdisciplinario no solo aporta información sobre el pasado evolutivo de Sudamérica, sino que también reafirma el rol de la ciencia argentina en el ámbito global.
La perspectiva a futuro de los investigadores es poder extraer ADN de otras especies fósiles para seguir reconstruyendo el árbol de la evolución. “Estamos escribiendo capítulos nuevos sobre la historia de la vida en nuestro continente”, concluyó Brun, uno de los autores del trabajo. (DIB) AR