En los locales ubicados en la zona del centro y en la avenida Constitución trabajan alrededor de cincuenta personas, hasta ahora, bajo una administración judicial. El cierre de la confitería se da a partir de un acuerdo al que llegaron en la Justicia los cuatro imputados, sus dueños, quienes todavía enfrentan una causa por quiebra fraudulenta.
La Justicia determinó que este fin de mes los trabajadores de la confitería marplatense Boston deberán entregar la llave de los locales del centro y de avenida Constitución que durante seis años estuvieron intervenidos judicialmente, tras un polémico pedido de quiebra y un fracasado anuncio de expansión de capitales austríacos en 2016.
“El 30 de septiembre tenemos que entregar la llave y quedamos desvinculados de la empresa. Después de mucha lucha bajo una administración judicial, en la parte penal ellos lograron una probation teniendo el 80% de los acreedores pagos de las deudas anteriores, lo que les permite volver a tomar la administración de la empresa”, detalló sobre los dueños Carolina, una de las empleadas, en declaraciones al portal 0223. Ella es una de las que sufrió en primera persona la peor crisis de la firma, cuando en julio de 2018 unos 60 empleados -de más de 80- recibieron telegramas de despidos y la firma no les quería pagar indemnización.
En los locales ubicados en la zona del centro y en la avenida Constitución trabajan alrededor de cincuenta personas, hasta ahora, bajo una administración judicial. “Lo concreto es que el 1 de octubre se van a entregar las llaves del local (de Buenos Aires) a la Justicia, local que logró recuperar la sindicatura”, explicó Carlos, otro de los empleados.
El cierre de la confitería se da a partir de un acuerdo al que llegaron en la Justicia los cuatro imputados, sus dueños, quienes todavía enfrentan una causa por quiebra fraudulenta. Al saldar compromisos en un 80%, además de evitar el juicio oral, recuperan uno de los locales, el más antiguo, ubicado frente al Casino.
Según repasa Clarín en su sitio web, los problemas comenzaron a finales de 2016, cuando la confitería pasó a manos de un grupo empresario que se presentó con anuncios grandilocuentes, la promesa de cientos de nuevos puestos de trabajo, para que el mundo conociera las medialunas más famosas: en cinco años, 100 nuevos locales con presencia en América Latina y Europa. Sin embargo, todo era parte de una maniobra que la Justicia dejó en evidencia y que consistía en llevar adelante “una secuencia de pasos no improvisada” para provocar el vaciamiento de la empresa. En aquel momento, eran cuatro los locales de la Boston: Boulevard Marítimo y Urquiza el de Paseo Diagonal cerraron, los otros dos son lo que siguieron en pie hasta este fin de mes. La Justicia de Delitos Económicos de Mar del Plata imputó a los involucrados por “quiebra fraudulenta, defraudación agravada por vaciamiento de empresa, e insolvencia fraudulenta”. Se trata de los últimos dueños de la Boston, los hermanos Juan Manuel y Pablo Lotero y los austríacos Carl Ludwig y Aston Schonfeldt, quienes la habían comprado a los históricos accionistas de la firma Pastelera Tecomar SA.
“Los dueños originales de ‘La Boston’, quienes venden sus acciones en noviembre de 2016 -ya encontrándose la sociedad en estado de cesación de pagos- se sacan de encima el problema de la sociedad, quedándose con el producido -o parte del producido- del activo más valioso, contribuyendo de esa forma a la maniobra que posteriormente es profundizada por los nuevos accionistas y con la secuencia de pasos no improvisada que fueron llevando a cabo”, sostuvo el fiscal en la imputación, reproducida por Clarín.
Osvaldo Amado y Clemente Fermín Herrera, segunda generación de la familia propietaria, manejaban la empresa que había sido fundada en 1958 por Fernando Álvarez y Miguel Potrone. Hasta el 9 de noviembre de 2016, luego de meses de negociaciones y a partir de una operación millonaria, los hermanos Lotero y el austríaco Carl Schonfeldt, a cargo de un fondo de inversión, se pusieron al frente de la firma. Al poco tiempo, y en dirección contraria de lo anunciado, comenzaron a despedir empleados, modificaron menús y hasta modificaron la receta de las exclusivas medialunas. Después empezaron los problemas con el pago de los sueldos y a proveedores. Los empleados tomaron los locales, ocupación que se prolongó desde abril de 2018 hasta el enero de 2019, cuando fueron desalojados por orden judicial.
La jueza Civil y Comercial N° 16, Sara Gunsberg, dispuso la “quiebra con continuidad laboral” de la confitería y les permitió a los trabajadores seguir con sus actividades en los locales de la calle Buenos Aires 1927 y de la avenida Constitución, que sobrevivieron al vaciamiento, hasta este lunes. A partir de ahora, el inmueble del centro quedará como garantía de los compromisos que los responsables de la firma todavía tienen pendientes con sus trabajadores. El otro local, el de avenida Constitución, donde está la planta de producción, pasará a manos de un empresario que lo adquirió hace un tiempo. (DIB) GML