En noviembre del año pasado, varios días después de su desaparición, el cuerpo sin vida de Néstor Zoquini fue hallado en un arroyo. En aquel momento se realizó la autopsia, que no dejó conforme a la familia.
En noviembre del año pasado, la muerte de Néstor Zoquini conmovió a Claramecó y toda la zona. Varios días después de su desaparición, el cuerpo sin vida fue hallado en un arroyo. En aquel momento se realizó la operación de autopsia, que sin embargo no dejó conforme a la familia. Ahora, ante el pedido de la familia, la semana pasada se realizó una nueva autopsia en el Centro de Investigaciones Criminalísticas de Junín y los peritos encontraron un proyectil -una bala- alojado en el cráneo, lo que cambia las hipótesis sobre su muerte.
Según explicó el abogado José Bianconi, letrado de la familia, la bala ingresó por la boca y quedó alojada en el cerebro, lo que provocó la caída de Zoquini al arroyo en estado de inconsciencia, ahogándose luego en el agua. De acuerdo con el diario La Voz del Pueblo, el forense que hizo la primera autopsia no detectó el proyectil porque no realizó la pericia completa sobre la cabeza del hombre ya fallecido.
A partir de ahora se abrieron nuevos interrogantes sobre si se trató de un homicidio, un suicidio o un suicidio inducido. La familia había manifestado que Zoquini buscaba un rifle de calibre 22 poco antes de su muerte, y esa sería el arma utilizada –por Zoquini o por un tercero- que los buzos tácticos de Bahía Blanca buscan en el arroyo Claromecó. No se descarta ninguna hipótesis y se esperan los resultados finales de la nueva autopsia y el análisis de los teléfonos de Zoquini para determinar lo ocurrido, explicó el abogado. (DIB) GML