El organismo mundial dice que lo ideal para controlar al virus es que la positividad sea de 1 cada 10 testeos. Pero la Ciudad responde que no se puede aplicar ese criterio al rastrear poblaciones vulnerables, como con el plan Detectar
A casi tres meses de la cuarentena obligatoria, la expansión del coronavirus en Argentina viene concentrándose en la Capital y el conurbano bonarense. En cuanto a los más de 500 nuevos pacientes diarios del lado porteño, uno podría quedarse nadando en un océano comparativo de números confusos (¿500 es mucho o poco? ¿y respecto de qué?) o, en cambio, atender a otro indicador, uno que dice algo más sobre la expansión del virus y la estrategia de control de las autoridades sanitarias: el índice de positividad, es decir, los diagnósticos confirmados sobre cierto número de testeos. A nivel nacional es del 15,7%, pero en la Ciudad de Buenos Aires roza el 45%.
Antes de dimensionar esas cifras, un par de aclaraciones. ¿Qué es la positividad y por qué importa? Es simple. Esta es una pandemia compleja, entre otras cosas porque la mayoría de los infectados no tiene síntomas o son muy leves, y sin embargo contagia a otros, que a su vez no tienen síntomas o son muy leves, y contagian a otros más, lo que da lugar a un indomable círculo vicioso que se lleva la vida de los más vulnerables. Los principales organismos internacionales de salud (incluyendo la OMS) recomiendan testear. Testear mucho. Lo más posible.
Porque mientras más hisopados (pruebas PCR) se hagan, más rápido se encontrarán los “caballitos de Troya”, esos portadores leves, de modo de aislarlos y detener la cadena de contagios. Ahora bien, ¿cuánto es “testear mucho”? ¿Podemos testear a toda la población? No. ¿Podemos al menos testear a los 3 millones de porteños, donde ahora parece focalizarse la epidemia? Tampoco. La Argentina no cuenta con recursos semejantes.
Damián Zopatti, médico clínico y director de Estadísticas del Hospital de Clínicas, lo explicó: “Alemania y Corea del Sur siguieron la hipótesis de que cuantos más tests se hagan, mejor. Pero eso es posible en una situación económica favorable, con reactivos casi ilimitados. Para ellos fue efectivo. Pasabas por una esquina y te testeaban. Si eras positivo, después te llamaban y te aislaban. Nosotros estamos en el otro extremo. Como no tenemos la posibilidad económica ni la cantidad de reactivos, se decidió esta cuarentena tan larga. Asumimos que todos somos positivos y nos quedamos adentro”.
Entre las idas y vueltas de anuncios de una cuarentena que se va flexibilizando en cuentagotas (barbijo sí, peluquerías no; running sí, niños sí, negocios en ciertas cuadras no…), la ciudad de Buenos Aires parece estar implementando una estrategia propia, traducida en el operativo barrial “DetectAr”.
La última cifra disponible de testeos porteños es 1.254 PCR en un día, de las que el 44,8% dieron “positivo”. ¿Es mucho?
Luego de que la Organización Mundial de la Salud determinara que el Covid-19 había cobrado la dimensión de una pandemia, su Director de Emergencias, Mike Ryan, dijo en una conferencia de prensa que los países que habían realizado pruebas PCR extensivamente habían obtenido entre un 3% y un 12% de diagnósticos positivos. Y explicó: “Si llegas a un punto donde hay un pequeño porcentaje de pruebas positivas, puede parecer tranquilizador, pero el peligro es que estás buscando en el lugar equivocado”.
Ryan, así, habló de un equilibrio numérico: “… puede variar, pero ciertamente nos gustaría ver que los países realicen pruebas con el nivel de 10 pruebas negativas para 1 positiva como punto de referencia general de un sistema que está haciendo suficientes pruebas (…) si el 80% o 90% de las personas que evalúas son positivas, te estás perdiendo de muchos casos”.
Camino propio
Desde la cartera de Salud porteña ofrecieron una explicación: “Sería un error técnico pensar que por el índice de positividad se está testeando poco. Nosotros tenemos clusters en el plan DetectAr. El índice de positividad aumenta porque estás yendo a buscar gente y es gente que sabés que son contactos estrechos y convivientes de los positivos, lo que hace que la positividad suba”.
“Si bien al principio la positividad te queda más alta, hay que ver cómo finaliza la curva. Por ejemplo, Balvanera tiene un índice de positividad del 56%, pero los fuimos a buscar y esto no incluye testeos a todos los vecinos del barrio, por lo que es un número sesgado. Hay que tener cuidado con esos índices, si estás cambiando los parámetros de la estrategia”, señalaron.
Lo que la Ciudad hace es reducir la muestra, un concepto que aclaró Zopatti: “Si tuviésemos la posibilidad de testearnos todos, lo haríamos, pero no podemos. Entonces decidimos testear sólo a los que acuden al sistema de salud. Es una rama particular de infectados y termina dando otro índice de positividad. Por ejemplo, en el Hospital de Clínicas sacamos nuestro propio índice de positividad. Del 26 de abril al 1° de marzo nos dio que el 19% de los que llegaban eran positivos. La cifra era alta porque era una población reducida o selectiva”.
Habrá que ver si la estrategia porteña marcha. Por lo pronto, el 30 de mayo Clarín publicaba que CABA tenía el índice de positividad más alto del país, con el 39%. Y ese porcentaje -en sintonía con la expansión del Covid- está en alza. ¿No sería razonable testear más?
Tomando cifras de Our World in Data al 3 de junio, Argentina había realizado menos de 7 tests por cada diagnóstico positivo que obtuvo. Grecia, 234. Italia, 135. Uruguay, 103.
Desde Salud de la Ciudad explicaron que la decisión de no testear más «no pasa por una falta de reactivos. Se testea todo lo que indica el protocolo». Y más también. Porque el dispositivo DetectAr está hisopando a contactos estrechos de pacientes de Covid, aun cuando no hayan manifestado síntomas, criterio que, cabe aclarar, no está incluido por ahora en el protocolo de «caso sospechoso» del Ministerio de Salud de la Nación.
Para Zopatti, el costado económico no puede eludirse: “Hay que tener en cuenta que el kit para un reactivo oscila en los 3.500 pesos, sin contar la mano de obra. Es impagable en América latina. Es decir, cada país tiene que adaptar esto a su realidad”.
Según el matemático Guillermo Durán (investigador principal del Conicet y director del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA), lo que tendría sentido en este punto es afinar y acelerar el llamado “contact tracing”, es decir, la búsqueda de contactos estrechos.
“Lo ideal es testear lo más posible, sintomáticos y asintomáticos, pero cuando el índice de positividad es tan alto y te faltan tests (reactivos), lo mejor es asumir ‘covid’ en todos los casos sospechosos y usar el test para sus contactos estrechos”. Es lo que Durán definió como una utilización “inteligente” de los recursos.
En otras palabras, “testear más, pero no al ‘tun-tún’. O sea, fundamentalmente aislar sospechosos, hacer fuerte seguimiento de los contactos y testear a estos últimos. Y seguir la cadena: ante nuevos positivos de contactos, ir hacia a los contactos de los contactos”.
Según el experto, “Gran Bretaña reportó tener 25.000 personas haciendo esa tarea. Acá, la Provincia y Capital lo hacen, pero habría que multiplicar esas fuerzas. Hace falta mucha gente entrenada, en la calle y en call centers. Es urgente acelerar el contact tracing. Si no, no parás más la propagación”. (Clarín – Por Irene Hartmann)