El plan bonaerense
El marco legal ya existe. Según las proyecciones, el distrito más populoso del país es el más necesitado de profesionales generalistas en esta crisis. Con la respuesta a la convocatoria que se hizo no alcanzan a cubrir todos los puestos
Desde hace seis décadas, la Unidad Central de Cooperación Médica de Cuba envía sus misiones sanitarias a todas partes del mundo. Es una marca registrada de la Revolución Cubana en países de América Latina, Africa, Oceanía. Y con la explosión de la pandemia del coronavirus entraron a trabajar a Italia, y según confirmó el ministro de Salud, Ginés Gonzalez García, los emblemáticos médicos cubanos vendrán a la Argentina.
En el medio de la falta de precisiones oficiales sobre la futura contratación de los médicos cubanos -la que genera controversia- Clarín pudo saber que, en primer lugar el marco legal para la llegada de los mismos ya existe: el propio Alberto Fernández lo estableció en aquel decreto de necesidad y urgencia de mediados de marzo en el que amplió la emergencia sanitaria debido a la pandemia del coronavirus como la acababa de clasificar la Organización Mundial de la Salud. En el punto 8 del artículo 2 de ese DNU que facultó al ministerio de Salud como «autoridad de aplicación» del mismo, se autorizó a la cartera de Ginés González a «la contratación y el ejercicio de profesionales y técnicos de salud titulados en el extranjero, cuyo título no esté revalidado o habilitado en la República Argentina», y que ello sea de «forma excepcional y temporaria».
Fuentes ligadas a las negociaciones con el gobierno cubano señalaron que si bien podrían requerirse de varias provincias del país, es sobre todo la provincia de Buenos Aires la que la que pediría desde apenas una decena hasta 250 médicos al gobierno de Miguel Díaz Canel, en función de la demanda que tenga la cartera de Daniel Gollán, el ministro de Salud bonaerense. ¿Por qué? Porque, dijeron, que entre los casi 20.000 profesionales y más de 5.600 voluntarios que se inscribieron para servir ante un llamado del sistema de salud bonaerense, sólo lo hicieron 456 médicos generalistas entre los 700 que dicen necesitar si el número de contagios pasa de la fase «positivo» (150 infectados por día, a medio (400 por día) o negativo (1.000 por día).
En ese caso, cuando el Ministerio de Salud de la Nación o o alguna provincia concrete la cantidad de médicos cubanos sólo faltará una formalidad de la Cancillería, adonde ya está el pedido por más de que niegue que hay trámite aprobado.
Los médicos cubanos de exportación suelen ser generalistas, clínicos. Pero el pedido es a la «carta». Son buenos en medicina tropical, en rehabilitación, epidemiología, en atención de catástrofes, y tienen experiencia en biotecnología aunque por razones económicas no logren saltar a la industria competitiva.
El acercamiento entre el gobierno de Alberto Fernández y el gobierno cubano media sin dudas la relación que estableció Cristina Kirchner con la isla, adonde se trató hasta recientemente -y durante un año- su hija Florencia.
Pero más allá de la grieta que genera en Argentina, la presencia de los médicos cubanos -los acusan «espías» y rechazan su actuación simbiótica con el chavismo, con este país no queda claro cómo se van a resolver otras cuestiones pendientes. Como la deuda económica que Cuba tiene con Argentina.
Se trata de la suma de capital e intereses que con los años se fue sumando a los US$ 1.278 millones que en 1973, el Gobierno de Héctor J. Cámpora le prestó a Fidel Castro. En 2017 el titular del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, Gabriel Salvia, obtuvo del Banco de Inversión y Comercio Exterior, una respuesta de que entonces la deuda ascendía a US$ 2.551 millones. Algunos estiman que en 2020 llegaría a los US$ 4.000 millones.
Independientemente del esquema de alianzas que el gobierno argentino tiene con Cuba, la isla convirtió misiones sanitarias en un importante aparato de propaganda e ingresos de divisas en tiempos de crisis. Estas desplazaron al turismo como principal ingreso de dólares y euros. Y los servicios médicos constituyen el 46% de las exportaciones cubanas. Independientemente del debate que por estos días también se montó sobre la forma en que el gobierno controla que no haya más deserciones entre las filas de sus médicos y enfermeras en el exterior (50.000 en 2015, y 28.000 en 2020), Cuba cobra el envío de las misiones médicas en función ya no sus alianzas políticas sino de la riqueza del país destino. Así que bien podrían sus servicios cambiarse por la deuda. (Clarín – Por Natasha Niebieskikwiat)