Las especialistas forman parte de la Cátedra de Virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y aseguran que “es un virus respiratorio que por su estructura se va a poder resolver”
El coronavirus ha cambiado la dinámica mundial pero, entre tantas otras cosas, ha hecho que la mayoría de las personas recalemos en la existencia de estos microorganismos con los que convivimos de una forma muy cercana.
Débora Marcone y Carolina Torres son bioquímicas, investigadoras del Conicet e integran la Cátedra de Virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
En una charla con DIB con intención de indagar a fondo en el coronavirus y su ciclo evolutivo, ambas dieron una perspectiva alentadora al considerar que el Sars-Cov-2 va a tener a tener una vacuna y un tratamiento, ya que es un virus respiratorio que si bien es completamente nuevo, sus características no lo hacen tan extraño o cambiante como para que la comunidad científica no pueda con él.
Ambas hicieron hincapié en que es muy importante que la población sepa con claridad cómo se contagia, que no está en el aire, sino que se propaga a través de las gotas de saliva al hablar y por contacto en superficie, y que es necesario que las personas tengan muy en cuenta cómo evitar el contacto, porque ese es el punto fuerte que lo hizo pandemia: su alto grado de transmisibilidad.
Para indagar sobre este enemigo invisible que tiene el vilo al planeta, la charla empezó por el origen. ¿Hay posibilidad de que haya sido creado en un laboratorio y a la larga, por sus propias mutaciones, vaya a desaparecer, como señaló el Premio Nobel Luc Montagnier?
“Para tratar de estudiar el origen de los virus lo que hacemos es ver el genoma, vemos la huella de la historia que tuvo”, expresó Torres. “Comparando distintos genomas entre sí por distintos métodos se puede establecer cuál es la historia evolutiva de un virus, en un nivel de análisis se puede comparar el virus que circula en Argentina con otros que están en otros lugares, y en otro nivel de estudio se compara directamente el genoma de los coronavirus que circulan en el mundo”, indicó. “Cuando se hace esa comparación es muy simple de demostrar que no se ve lo que dijo Montagnier, no aparece en el genoma de este virus, es muy novedosa la secuencia, ya que tiene demasiadas partes para que haya sido armado con genes de virus ya conocidos”, precisó la viróloga.
“Algunas partes del genoma del coronavirus se parecen más a las partes de los virus de los pangolines y otras a los de los murciélagos, es una especie de mosaico que se arma y es muy probable que haya habido alguna recombinación en la historia evolutiva de este virus, no sabemos cuándo ni en qué organismo ocurrió, eso resta estudiar, tenemos el final de la cadena y el inicio de la cadena, pero hay eslabones que todavía no se conocen”, comentó Torres.
El “salto de especie” se da muy frecuentemente en la naturaleza, explicaron las dos especialistas, es decir, que los virus que están hospedados en animales pasen a los seres humanos. Lo que no siempre sucede es que luego ese virus se transmita entre las personas generando una enfermedad, y eso es lo que en este caso, por su alto nivel de transmisibilidad, ha generado la pandemia y el poder del coronavirus de Wuhan.
“Ese nivel de transmisibilidad hace que este virus se disemine muy rápido y que tengas población asintomática que hace que pueda transmitir la infección antes de presentar síntomas, si es que alguna vez los presenta”, recalcó Torres.
En esta línea, Marcone, especialista en virus respiratorios, señaló que “siempre esperamos que haya algún virus de influenza aviar, pero en general se limitan al caso de la persona que está en contacto estrecho con esas aves, como ocurre en China por ejemplo, ya que el virus lo que no adquiere es la capacidad de transmitirse de humano a humano”.
No obstante, hay muchos virus que atacan solo a un tipo de especie y “esos son los que más chance tienen de ser erradicados”, expresó Torres. “Eso paso con la viruela: no había reservorios en la naturaleza de ese virus”, puntualizó.
Estamos infectados por 10 virus
Los virus están presentes todo el tiempo en nuestra vida. Nos acechan. No nos infectan y, a veces, nos enferman. No los vemos, pero están. “Cualquier individuo que está sano está al menos infectado con 10 virus. Lo que pasa es que no están causando enfermedad. Están sobre la piel, o son infecciones crónicas o persistentes”, precisó Torres, al tiempo que Marcone añadió: “Por ejemplo, un individuo infectado por un herpes, lo tiene latente, es decir, están en letargo, y una situación de estrés o por exposición solar, hace aparecer la lesión labial”.
Pero en este caso, en el del nuevo coronavirus, todos lo queremos lejos, no queremos “hospedarlo” y el deseo generalizado es que exista una cura pronto. ¿Habrá vacuna? ¿Habrá algún tratamiento? En ese sentido, las dos son optimistas.
“Hay muchas pruebas y la producción de lo que se va a usar como vacuna no es un proceso lento: tengo tal o cual proteína recombinante, o tal cepa del virus que puedo llevar a probar de inactivar, esa parte es muy rápida”, precisó Torres, y agregó que “lo que no se sabe es si eso inoculado en una persona no le puede causar más enfermedad, por eso no se puede acelerar el proceso”.
“Hay distintos tipos de vacunas: unas que tienen el objetivo de que la persona nunca se infecte y otras tienen el objetivo de que la persona nunca se enferme. Eso no es exactamente igual. Hay muchas vacunas que no van a evitar la infección: la de la polio, evita que la persona desarrolle una poliomielitis, que es la patología, pero no que la persona no se infecte”, señaló la especialista.
“El problema del coronavirus es que tiene el 100% de la población susceptible, ya que es un virus completamente nuevo, ahí está la clave. La vacuna además no debe provocar una enfermedad peor y eso se ve una vez que la persona vacunada vuelve a entrar en contacto con este virus, por circulación o por inoculación en un en ensayo, y ahí habría que pasar por un comité de ética. La efectividad real de las vacuna se ve a campo”, especificó Marcone.
Más allá del tiempo que lleve del desarrollo de una vacuna y de un tratamiento específico, ambas le ven chances y no dudan en afirmar que se va a encontrar esa salida tan deseada.
“Desde la evolución es un virus que tiene todas las chances de poderse resolver. Su capacidad de cambio en el tiempo no es rápida, no va a ser necesario incluso estar cambiando la vacuna todo el tiempo, como pasa con la de la influenza, que hay que revisarla todos los años”, apuntó Torres.
“Es un virus respiratorio, muchos países están atrás del desarrollo de vacunas y de antivirales. Hay chances. Hay muchos grupos en el mundo. Soy muy optimista”, concluyó Marcone. (DIB) AR