Los espacios verdes y en particular los árboles públicos, forman parte del patrimonio biológico, histórico, social y cultural de una ciudad, constituyen un legado generacional y contribuyen a la satisfacción de las necesidades recreativas y ambientales de la sociedad.
La Municipalidad realiza tareas de mantenimiento y promueve su cuidado y concientización, siendo el compromiso de todos los ciudadanos la conservación del arbolado público.
La existencia de los árboles, es fruto del interés por crear ambientes más favorables para la vida humana, buscando y cultivando especies del medio natural que aportan a la protección y a la recreación. El contacto con la naturaleza relaja nuestro sistema nervioso y nos ayuda a reducir el stress de la vida urbana, permitiendo mayor bienestar físico y psíquico.
Asimismo, la calidad y cantidad del espacio público es uno de los mejores indicadores de la calidad del hábitat, del nivel de funcionalidad de la estructura urbana y del nivel de vida de las comunidades.
Los espacios verdes públicos, que incluyen las plazas, los parques, las calles arboladas, constituyen uno de los elementos estructuradores del paisaje urbano, contribuyen con la organización espacial de nuestra ciudad y la identidad urbana, aportan valores estéticos y emocionales e influyen notoriamente sobre las condiciones del hábitat, dependiendo de su magnitud y composición.
Asimismo, el arbolado ejerce efectos positivos sobre las condiciones ambientales urbanas regula las temperaturas extremas, provee sombra y reparo, es refugio de flora y fauna, atenúa y filtra los vientos, reduce la resonancia de los ruidos, infiltra agua y recarga acuíferos, modifica las condiciones de luminosidad y purifica la atmósfera por la captación de partículas de polvo y contaminantes.