La entidad debió aportar al mercado otros US$80 millones hoy y podría haber un nuevo tipo de cambio diferencial para atraer oferta en diciembre
La racha vendedora del Banco Central (BCRA) enhebró hoy su noveno capítulo consecutivo, al tener que aportar al mercado esa entidad otros US$80 millones de sus flácidas reservas netas, sólo para poder dar curso a las órdenes de compra que habían superado todos los filtros oficiales.
De esta manera, la entidad ya sacrificó unos US$375 millones sólo en lo que va de la semana, cifra que se eleva hasta rozar los US$620 millones en lo que va del mes y se estira hasta los US$1170 millones desde que se terminara de extinguir el denominado dólar soja.
“En lo que va de noviembre la autoridad monetaria acumula ventas por US$618 millones, aproximadamente, hasta ahora el segundo mes con marca más alta en lo que va del año”, hizo notar el operador y analista Gustavo Quintana, dando cuenta de la compleja situación.
La nueva venta, aunque 47% inferior al promedio de las realizadas entre lunes y martes, muestra el marcado desequilibrio que mantiene la plaza cambiaria oficial, con una oferta del agro que se ha desplomado, luego de las liquidaciones de granos acopiados que propició la oferta temporal de dólar a $200 (fue de apenas US$46,1 millones anteayer) y que se ve además afectada por la marcada y persistente sequía, que recortó en casi 40% la cosecha de trigo, al tiempo que retrasa y amenaza afectar sensiblemente la siembra de soja y maíz.
Claro que a eso seguramente aportó la contracción mayor al 20% que mostró en la rueda el volumen operado de contado que alcanzó los US$308,8 millones (lo que indica que el BCRA aportó el 26% de las divisas transadas en el día). Pese a ello, “la falta de oferta continúa obligando a abastecer la demanda de las empresas con reservas”, apuntaron desde ABC Mercado de Cambios.
Todos estos datos dejan a la vista que los intentos del Gobierno por reequilibrarlo, a partir de una nueva poda a las licencias automáticas de importación y la instrumentación desde este mes del nuevo SIRA, o el encarecimiento del dólar Qatar, resultaron hasta aquí inocuos, en un momentos en que a los condicionamientos climáticos hay que agregar el marcado atraso que registra el tipo de cambio oficial.
La nueva venta sucedió en una jornada en la que el valor del dólar mayorista superó los $160 (cerró a $160,02 para el tipo vendedor, con un avance de divisa $0,31), con lo que se sigue moviendo a un ritmo del 6,9% mensual en lo que va de noviembre, actualización que implica todo un récord para la administración Fernández, pero no mueve la aguja de la oferta.
El sostenido drenaje de reservas pone en riesgo del denominado “Plan Aguantar” del Gobierno, que consistía en “cuidar los dólares” comprados caros en septiembre y hacerlos “durar” al menos hasta mediados de marzo (cuando empiezan las primeras liquidaciones de la cosecha gruesa), para evitar que el BCRA vuelva a enfrentarse a una situación crítica en materia de reservas.
Con dicho propósito (el de administrar la escasez), el Gobierno aplicó los nuevos recortes antes citados a la demanda, que, al no mostrar aún efectividad, lo estaría obligando a evaluar la posibilidad de ofrecer nuevamente algún tipo de cambio diferencial durante diciembre como para atraer la oferta de granos que aún no hubiera sido liquidada, según un rumor cada vez más extendido en el mercado.
La versión es particularmente dañina en este contexto, dado que propicia que quien tenga stock para liquidar se queda a esperar una nueva oferta de cambio más tentadora para hacerlo. “El deterioro en las reservas sigue en el centro de la escena, y así es que crece la expectativa por nuevas medidas a corto plazo que apunten a actuar sobre la demanda y la oferta, en busca de equilibrarla antes de que se evaporaren los dólares soja acumulados”, apunta al respecto el analista financiero Gustavo Ber.
Por lo pronto, según estimaciones de mercado, la tenencia de reservas netas del BCRA ya se volvió a hundir por debajo de los US$4000 millones, tras haber superado los US$6000 millones a fin de septiembre. De esta manera, queda a la vista que la dinámica de ventas actual amenaza con licuar nuevamente esa tenencia mucho más rápido que lo que se pensaba.
De allí la necesidad que enfrenta el Gobierno de rediseñar su estrategia cambiaria si, como jura y perjura, su objetivo principal sigue siendo evitar un salto del dólar que complique aún más la situación inflacionaria. (DIB)