El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un giro de US$3800 millones para la Argentina y brindó una señal de que otro desembolso, por US$5700 millones adicionales, previsto para antes de que termine el año, está encaminado, una inyección de divisas que servirá para afrontar los pagos de la deuda con el organismo, sostener las reservas y aliviar la presión sobre la cotización del dólar.
Con advertencias sobre la economía y elogios al ajuste que implementó el Gobierno, el Directorio Ejecutivo del Fondo aprobó la segunda revisión del Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, según sus siglas en inglés) de la Argentina, una decisión que liberó un nuevo desembolso para el país. Pero además el Fondo dijo que el Gobierno logró cumplir dos de las tres metas cuantivativas en el tercer trimestre: la acumulación de reservas, gracias al “dólar soja”, y el límite impuesto al financiamiento del Banco Central al Tesoro. Así, el Fondo comenzó a despejar el camino para liberar un nuevo giro antes de que se termine el año, algo que le permitiría al Gobierno sumar casi us$10.000 millones a las arcas del Central, que volverán a Washington cuando se paguen los vencimientos con el organismo del programa del gobierno de Mauricio Macri.
Fuentes del equipo económico celebraron la aprobación de las metas del segundo trimestre, y que -gracias a que ya había datos disponibles posteriores al 30 de septiembre, se pudiera allanar la verificación de los objetivos sobre reservas y emisión. “Hoy mismo o el lunes se hará el desembolso”, dijeron sobre los US$3800 millones y agregaron destacaron que el Fondo habla de la “solidez” del equipo económico de Massa.
Por otra parte, reconocieron que la decisión de la extinción del dólar soja estuvo relacionada al programa con el FMI, ya que el organismo no avala dos tipos de cambio diferentes. “Esto tiene que tener un vencimiento”, dijeron. El waiver, según la propia letra del FMI, incluye a las restricciones de capital (el acceso, por ejemplo, al dólar ahorro).
El nuevo visto bueno del board permitió estirar el horizonte al menos hasta el año próximo, brindando una mínima dosis de previsibilidad a una economía que avanza día a día, atenazada por urgencias y aún sin un plan económico integral que permita mirar mucho más allá de los próximos meses. Con todo, el ministro de Economía, Sergio Massa, y su equipo lograron superar la primera gran prueba de su gestión luego de un invierno áspero signado por la traumática salida de Martín Guzmán y el breve interregno de Silvina Batakis en el quinto piso del Palacio de Hacienda.
La directora Gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, dijo que el equipo de Massa “adoptó decisivas medidas correctivas que están empezando a restaurar la confianza y la credibilidad en las políticas”.
“Políticas macroeconómicas prudentes y una implementación firme del programa serán necesarias para enfrentar una situación todavía frágil, reforzar la estabilidad, y lograr los objetivos del programa de las autoridades respaldado por el Fondo, que sigue siendo un ancla clave”, dijo Georgieva en un comunicado.
El nuevo desembolso llega luego de que Massa y su equipo implementaron un fuerte ajuste en el gasto público, y avanzaron además con la postergada suba de las tarifas de la electricidad y el gas, una política que el Fondo considera vital para cerrar la brecha fiscal y comenzar a bajar la inflación, que este año cerrará en el 100% anual, según las últimas proyecciones privadas. El staff del Fondo había dicho a mediados de septiembre que acordó con el Gobierno un “sólido paquete de políticas” para fortalecer la estabilidad macroeconómica.
Massa y su equipo pasaron una semana en Washington a principios de septiembre encaminando el trabajo con el Fondo luego de la salida de Guzmán para lograr destrabar los desembolsos, que se sumarán a otros giros previstos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
Con ese respaldo de los organismos internacionales –que implica aumentar la deuda externa, aunque sea a un costo muy bajo–, el Gobierno espera aliviar la presión sobre la cotización del dólar y achicar la brecha cambiaria. El Gobierno ha implementado una multiplicidad de “cepos” y restricciones a las importaciones para evitar una devaluación del tipo de cambio oficial, una medida que, sin un plan de fondo, dispararía aún más la inflación, advierten economistas. (DIB)