Según dijo Alberto Fernández, llegarán más de 5 millones de dosis antes del 31 de este mes. Para eso, habría que hacer más de cinco vuelos a India o Corea. Preocupación por la denuncia penal de Elisa Carrió
“Estamos trabajando para que (el próximo cargamento) llegue en tiempo y forma”. La respuesta evasiva pertenece a una de las funcionarias que coordina las negociaciones por la vacuna Sputnik V y expone la incertidumbre que enfrentará el Gobierno durante todo el verano. ¿Cuántas dosis vendrán en el próximo vuelo? ¿A qué país irán a buscarlas? Sin definiciones ni datos concretos, el Gobierno intenta transmitir certezas. En el fondo, ya se enfrenta a una carrera contrarreloj para cumplir con la segunda dosis. En los próximos días, los voceros oficiales repetirán que se puede extender el plazo recomendado de 21 días entre la primera y la segunda dosis, pero hasta los expertos admiten que la vacuna puede perder efectividad.
“El plan que tenemos es que Rusia nos termine de dar en los primeros días de enero las 300 mil segundas dosis y sobre el final de enero tenemos 4 millones de la primera dosis y 1 millón de la segunda dosis”, lanzó el presidente Alberto Fernández en la última entrevista del 2020. Los “primeros días” de enero ya comenzaron a transitarse y aún no hay una fecha concreta para el próximo vuelo de Aerolíneas Argentinas.
Horas antes de esa declaración, la asesora presidencial Cecilia Nicolini, la misma que viajó dos veces a Rusia junto a la viceministra de Salud Carla Vizzotti, tuvo una comunicación con autoridades del Fondo de inversión ruso (RDIF por sus siglas en inglés) y escuchó, una vez más, que se cumplirá la letra del contrato.
En ese intercambio, según pudo saber Infobae, los rusos también preguntaron por la denuncia penal que presentó Elisa Carrió contra todos los funcionarios que participaron de las negociaciones por la Sputnik V, incluyendo al Presidente y al ministro de Salud Ginés González García. Esa presentación, a cargo del juez federal Sebastián Casanello y del fiscal Guillermo Marijuán, menciona los posibles delitos de atentado contra la salud pública, defraudación al Estado, e incumplimiento de deberes de funcionario público. Pero también incluye un apartado, en el marco de las “acciones peligrosas” contra la salud pública, donde habla del potencial envenenamiento de la población.
En público, el Gobierno viene cuestionando a la líder de la Coalición Cívica desde que trascendió la denuncia, horas antes del primer vuelo para trasladar 300 mil dosis. “Me parece muy poco serio lo que dice Carrió y la gente a esta altura se da cuenta. ¿Poner una vacuna es envenenar? Envenenar pudo haber sido dejar vencer millones de vacunas del gobierno anterior”, lanzó la semana pasada el Presidente en una entrevista con Radio 10. De ahí para abajo, se escuchó de todo en el oficialismo.
Pese al ruido político, la denuncia, que también lleva las firmas de los diputados Juan Manuel López, Mariana Stilman y Mónica Frade, tendrá escasos avances durante la feria judicial. Carrió pidió que se libren oficios al ANMAT, que recomendó la aprobación de la vacuna, al Ministerio de Salud y a la Auditoría General de la Nación. Pese a la urgencia sanitaria, esas medidas de prueba no se ordenarían hasta febrero.
Desde el comienzo de las negociaciones, los rusos se comprometieron con plazos y cantidades que difícilmente puedan cumplir. “Todo depende de cómo siga escalando la producción”, repiten como muletilla distintos funcionarios en off the record.
Todavía no se sabe de dónde llegará el próximo cargamento de vacunas contra el COVID-19. Las opciones siguen siendo Corea del Sur o India. Para transportar 20 millones de dosis, se necesitarán al menos 20 vuelos en menos de dos meses, según le confirmó a este medio el presidente de Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani, antes que llegue el primer avión.
El Gobierno logró cumplir con el objetivo de empezar a vacunar antes de fin de año pero ahora depende de los rusos. Ni siquiera hay una fecha concreta para la llegada de la segunda dosis para los 300 mil que ya están siendo vacunados. “Esperemos que llegue en la segunda quincena de enero”, dijo en las últimas horas el viceministro de Salud bonaerense Nicolás Kreplak.
Nicolini también se mostró cauta sobre los plazos en una entrevista radial: “Es un trabajo que estamos haciendo día a día junto con las autoridades rusas y todo indica que vamos a continuar con los plazos acordados a través del contrato que firmamos”.
Por ahora, son expresiones de deseos. Mientras tanto, siguen pasando los días para poder aplicar la segunda dosis. “No tiene que aplicarse exactamente el día 21, sino dentro de un tiempo prudencial”, respondió un funcionario que asesora al Presidente ante una consulta puntual de este medio. Sin embargo, otras fuentes consultadas aseguraron que el período recomendado para vacunar es “entre 21 y 25 días” después de la primera dosis.
Ocurre que la vacuna rusa utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26. Otros desarrollos también se basan en vectores adenovirales humanos, como Johnson & Johnson, pero solo usa el vector Ad26, y la china CanSino, que emplea únicamente el Ad5.
Consultado por Infobae, el infectólogo Hugo Pizzi relativizó la demora de la segunda dosis de Sputnik V: “El estímulo antigénico existe aunque pasen más de 5 días (de la primera dosis). Quizás no se logre el 92,5% de efectividad pero se solidifica un buen número de anticuerpos”.
Desde el comienzo del proceso, a fines de octubre, el Gobierno decidió ocultar toda la información sobre la vacuna rusa. De hecho, el primer viaje de una comitiva argentina a Moscú se filtró en un programa de TV. Luego viajó una comitiva rusa a Buenos Aires. Y hasta el ministro Ginés González García se reunió en secreto con el embajador ruso en Buenos Aires, tal como reveló este medio. Tras la firma del contrato, el Gobierno pasó a la ofensiva pero la información sobre la Sputnik V se sigue suministrando a cuentagotas.
Tampoco fue del todo transparente el proceso de aprobación por parte de las autoridades locales: se optó por el camino más corto, previsto en la reciente ley de vacunas, que implica una “recomendación” de la ANMAT y una simple resolución del Ministerio de Salud. De esa manera, se dejó de lado el procedimiento tradicional de registración, regulado por la disposición 705/05 de la ANMAT y utilizado en el caso de la vacuna de Pfizer.
De hecho, Argentina fue el primer país de América Latina en aprobar oficialmente la Sputnik V.
Pese a las críticas por la falta de transparencia, todavía no se publicaron los resultados de la Fase III en revistas científicas especializadas y el Gobierno sigue escondiendo los datos. El ministro de Salud tuvo que salir a informar sobre los efectos adversos de las vacunas aplicadas luego que se filtró un documento reservado de ANMAT.
El Gobierno tiene varios desafíos por delante en materia sanitaria. El primero es lograr que los rusos cumplan con las 20 millones de dosis prometidas antes de marzo. “Durante febrero vamos tener las dosis que faltan para terminar de vacunar a 10 millones de argentinos”, prometió el Presidente la semana pasada. Quedan dos meses largos por delante. (Fuente: Infobae)