La estimación surge de un estudio del Frente Renovador, Pese a ese avance,. el aducto aún funciona a la mitad de su potencial porque el gobierno no hizo las inversiones necesarias.
El Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), que transporta fluido desde Vaca Muerta a Buenos Aires, cumplió este 9 de julio un año desde su inauguración. La puesta en marcha de la obra permitió un ahorro de divisas por importaciones de USD 3.600 millones, mejoró la balanza energética, redujo los costos internos y ayudó a reducir el gasto del Estado en subsidios a las tarifas.
Sin embargo, el ducto funciona desde entonces a la mitad de su capacidad por el retraso en la construcción de tres plantas compresoras que debían estar listas para este invierno, época del año en la que se dispara el consumo de gas, y que precipitaron cortes de suministro.
Una de ellas, la de Tratayen (Neuquén), comenzará a funcionar hoy y representará un ahorro adicional de USD 350 millones al año por una ampliación en la capacidad del ducto. Esas demoras generaron cruces entre el Gobierno actual y los funcionarios del anterior.
Las obras que comprenden el proyecto del GPNK fueron financiadas por el Estado a través de la empresa estatal Energía Argentina por una inversión de USD 2.200 millones para construir el ducto entre Tratayen y Salliqueló (Buenos Aires). El ducto fue construido en sus dos primeros tramos por la UTE Techint-Sacde y en su tercer tramo por la constructora BTU. La capacidad de transporte hasta hoy es de unos 11 millones de metros cúbicos de gas por día.
La inauguración del año pasado estuvo encabezada por el entonces ministro de Economía y luego candidato presidencial, Sergio Massa, quien decidió avanzar con la obra. Participaron también Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Áxel Kicillof, entre otros invitados. En el massismo destacan la importancia de haber avanzado con el proyecto a pesar de que implicó gasto público, un consenso extendido entre las empresas y el mercado energético local.
Un informe del Frente Renovador detalló que el GPNK permitió un ahorro de USD 3.600 millones, bajar unos USD 100 por MWh el costo de la generación eléctrica y reducir el gasto del Estado en subsidios. Además, en lo que va de 2024 la balanza energética alcanzó un superávit de casi USD 3.000 millones por una reducción de las importaciones y un incremento de las exportaciones.
De todos modos, la fluidez del ducto no fue ampliada como estaba previsto con las plantas para comprimir el gas. Para llegar a los 22 millones de metros cúbicos diarios debían estar listas las plantas de Tratayen, Salliqueló y Mercedes. Esas demoras implicaron la necesidad de importar combustibles más caros, a lo que se sumaron los cortes de suministro por el salto de la demanda que se observó entre finales de mayo y principios de junio.
Los retrasos en estos proyectos estuvieron relacionados a la escasez de reservas en el BCRA y las restricciones de pago para importaciones. A eso se sumó el freno indiscriminado a la obra pública que aplicó la gestión de Javier Milei. (DIB)