Como era previsible, la crisis cambiaria y el regreso al FMI decidido por el presidente Mauricio Macri tiene su impacto en la administración de María Eugenia Vidal, que como el resto de sus colegas deberá obedecer la premisa de bajar aún más el gasto público.
Se sabe del recorte que se viene en las obras públicas solventadas con fondos nacionales, sobre todo en aquellas que estaban previstas pero que aún no se iniciaron. Los voceros de Vidal propagan a los cuatro vientos que los emprendimientos que ya están en marcha serán concluidos. La gobernadora tendría la promesa de Macri en este sentido pero, en verdad, en el mundo político se relativiza un poco este punto porque aún no está claro hasta dónde llegará la exigencia del Fondo para recortar el gasto.
Para Vidal la obra pública es vital en términos políticos. Su gran desafío de gestión es realizar todo el asfalto, las cloacas, las rutas y el mejoramiento habitacional que no realizó el peronismo en sus 28 años de gestión reciente.
HERRAMIENTAS RECORTADAS
Por lo que representa Buenos Aires y por el peso que ha adquirido su figura en el oficialismo, Cambiemos había volcado sobre la gobernadora y su excelente imagen una gran dosis de responsabilidad para asegurar la continuidad en 2019. Achicar la obra pública en un 25% suena a que le están recortando una herramienta fundamental para lograr ese desafío electoral.
Por otro lado está la cuestión de la deuda en dólares. El gobierno nacional no logra parar el aumento de la divisa verde y eso siempre es una mala noticia para todos aquellos que tienen acreencias en esa moneda. Y la Provincia, en efecto, debe mucho en dólares. Es más, Vidal salió a tomar deuda en dólares con el visto bueno de la administración nacional, que hasta hace pocas semanas prometía tranquilidad cambiaria.
Para ser claros: el 55% de la deuda bonaerense está tomada en dólares, según datos oficiales.
En el gobierno provincial, sin embargo, no se desesperan. Si bien es verdad que la mayoría de los ingresos bonaerenses son en pesos, no es menos cierto que en la actividad económica provincial hay bastante presencia de productos exportables, que garantizan entrada de divisas. Sobre todo en el rubro automotriz y, claro, en el agropecuario. También es verdad que no hay vencimientos hiper inmediatos y que los que están pautados son escalonados. “Todo manejable”, explican las fuentes consultadas.
La imagen de la gobernadora, como ya se explicó en este diario, también empezó a mostrar signos de deterioro luego de dos años en los que cosechó mejores índices de aceptación que los del Presidente. Macri, por cierto, insiste en pegarse a Vidal, con quien apareció en varias ocasiones luego del anuncio del pedido de ayuda financiera al Fondo Monetario.
Aquel anuncio habría tenido repercusiones políticas en la política provincial. Una de ellas sería cierta tendencia del llamado “peronismo dialoguista”, aquel que representan los intendentes del Conurbano y que en su momento garantizó ciertos acuerdos legislativos, a tomar distancia de la mandataria. Desde el PJ se explica esto esgrimiendo la tesis de que un “nuevo romance” con el FMI encuentra especial rechazo entre los habitantes del Gran Buenos Aires. Mucho más de lo que se verifica en las zonas rurales de la provincia. Es probable que en breve se conozcan encuestas detallando este punto.
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