Los salarios del sector privado descendieron un 3% en términos reales en diciembre de 2020. Para la consultora Ecolatina, el año en curso será el cuarto consecutivo “de reducción del poder de compra”
Los salarios del sector privado crecieron en diciembre pasado un 1,9% en términos nominales por lo que el poder de compra del salario descendió más de 3% interanual y acumuló 35 meses en baja, según un informe de Ecolatina.
En este contexto, la consultora afirmó que el crecimiento que se espera para el segundo semestre de este año “no compensará la caída previa y, por lo tanto, 2021 será el cuarto año consecutivo de reducción del poder de compra del salario”.
Buena parte de la apuesta oficial para lograr revertir esta situación se concentra en las paritarias y que las mismas cierren algunos puntos por arriba de la pauta inflacionaria. Sin embargo, casi no hubo acuerdos paritarios ya que recién a finales de febrero y principios de marzo comenzaron a cerrarse los primeros entendimientos en lo que se refiere a la recuperación salarial.
Para Ecolatina, el poder de compra del salario es una variable incompleta para analizar el poder adquisitivo de las familias. “Si solo observamos la dinámica de los ingresos de los asalariados formales del sector privado, estaremos viendo 27 de cada 100 perceptores de ingresos o $39 de cada $100 de la masa de ingresos”, analizó. Y agregó que si se suman a los empleados públicos, apenas se eleva a 55 pesos.
“Ver solo el salario real del sector privado registrado implica no ver 73 de cada 100 perceptores de ingresos y $61 de cada $100 de la demanda potencial”, remarcó el informe.
“Esto no sería particularmente problemático si todo lo que no vemos (jubilaciones, asalariados informales, cuentapropistas, etc.) se moviera de la misma manera que lo que sí vemos, pero este no es el caso”, aseguró.
De acuerdo a la consultora, el problema está en que la evolución de los ingresos no es homogénea en todos los sectores (jubilaciones, asalariados informales y cuentapropistas, entre otros). En ese sentido, señaló que para diciembre de 2017 las jubilaciones crecían en torno a 35% mientras que en ese mismo momento el salario formal lo hacía al 27%. Y añadió que durante los años siguientes la magnitud de esas diferencias se acentuó, aunque la posición de cada variable cambió.
Según el informe, la importancia de cada fuente de ingreso no es la misma para todo tipo de hogar ni se mantiene fija en el tiempo. “Previo a la pandemia, un hogar de nivel educativo bajo dependía solo en un 30% del salario registrado, mientras que la ayuda social alcanzaba el 17% del total y las jubilaciones otro 30%. La situación de un hogar de alto nivel educativo fue diametralmente opuesta, la ayuda social, el empleo no registrado o el cuentapropismo no profesional fueron prácticamente irrelevantes mientras que el salario registrado explicó casi el 60% de la masa de ingresos”, detalló al tiempo que agregó que un único indicador no podrá captar esta heterogeneidad tan olvidada como relevante a la hora de hacer foco en los distintos grupos sociales.
Según Ecolatina, medir la temperatura de la demanda usando el salario real tiene otro inconveniente. En ese marco, afirmó que el nivel general del Índice de Precios al Consumidor (IPC), bajo el cual se asume una canasta de bienes y servicios fija para todos los hogares es impreciso porque asume una estructura de ingresos para todas las familias.
En tanto, la consultora desarrolló un indicador de ingreso disponible que incluye ingresos no laborales. De esa manera, obtiene información más precisa sobre un hogar específico y brinda información certera respecto a quiénes tienen mayor o menor capacidad de compra.
En tal sentido, para 2021 proyectan una contracción promedio del poder de compra del salario cercana a 2%, explicada por un comienzo muy negativo (comparando contra el último período pre pandemia) “que a partir de abril mostrará un crecimiento interanual sostenido, el cual recién se desaceleraría durante el último trimestre del año”.
El informe destacó que detrás de estos números se esconden dinámicas heterogéneas. “Las jubilaciones podrían retroceder más del 5% mientras que el salario real del sector privado le empataría a la inflación y tendría lugar una recuperación del empleo del orden del 7%, motorizada por los puestos de trabajo no registrados y cuentapropistas”, destacó. (Fuente: Infobae)