La vacuna va a evitar mucho daño en la sociedad pero el virus va a continuar circulando. Por eso debemos seguir enfocados para reducir al máximo la posibilidad de un rebrote
Luego de meses de mucho dolor, incertidumbre y angustia por el trauma social crónico al que nos expuso el COVID-19 y gracias al intenso esfuerzo compartido, estamos completando la curva epidémica en la Ciudad de Buenos Aires. Lamentablemente, eso no significa que dejemos atrás la emergencia social y sanitaria y que podamos relajarnos. La experiencia internacional demuestra que tenemos que seguir enfocados para lograr mitigar al máximo la posibilidad de un rebrote. ¿Es un sobreesfuerzo cuando ya quisiéramos olvidarnos de este mal año? Seguramente sí, pero uno fundamental que evitará pasar por un nuevo ciclo de dolor.
Estamos entrando en una nueva etapa que nos brinda la oportunidad de traer al debate social cuáles son las necesidades de cuidado y cómo generar los nuevos hábitos adaptados a esta nueva realidad. Es momento de reconstruir el trabajo, los vínculos afectivos y sociales sin perder de vista que aún tenemos este desafío por delante.
El descenso de los casos diarios es el resultado del enorme compromiso de la ciudadanía y la expresión de la fuerza del cuidado colectivo en comunidad. También del valor del acompañamiento de la Iglesia, las organizaciones sociales, las ONGs, los voluntarios, las promotoras y los líderes comunitarios. Asimismo, del esfuerzo del Estado con la estrategia de investigación epidemiológica, el rastreo territorial, el testeo y el resguardo oportuno, pero sobre todo de la dedicación de los trabajadores de la salud con su calidad y humanismo en el cuidado de los pacientes.
Actualmente, seguimos intensificando la estrategia de testeo inteligente y cerca del 50% de las PCR que realizamos por día son a personas asintomáticas que tienen real riesgo de estar enfermas. En esa línea invitamos a todos los que estuvieron en contacto con una persona recientemente confirmada con COVID-19 a que se acerquen a uno de nuestros dispositivos para ser evaluados y así cortar la cadena de contagios.
Para conocer en profundidad cuántas personas tienen anticuerpos frente al virus y desarrollar políticas públicas en base a evidencia científica, realizamos un estudio de seroprevalencia en toda la Ciudad. Pudimos evidenciar que el 14% de la población ya atravesó la enfermedad. Se trata de una proporción relativamente baja y de distribución muy asimétrica, con mayor impacto entre las personas con dificultades socioeconómicas, hacinamiento domiciliario, los trabajadores esenciales, en especial los de la salud, y las personas en hogares de cuidado.
Es fundamental priorizar los encuentros sociales al aire libre (Franco Fafasuli)
La encuesta también demostró que en la Ciudad logramos muy buenos resultados con la estrategia de investigación epidemiológica ya que identificamos a 1 de cada 3 personas infectadas. Este dato nos permite constatar que la estrategia ha sido más eficaz que en otras ciudades del mundo, como por ejemplo Nueva York, Ginebra y Madrid, donde se llevaron a cabo estudios similares que demostraron una relación de diagnosticados con PCR y personas con anticuerpos de 1 a 10.
En las últimas semanas el avance de las diferentes vacunas naturalmente ocupó el centro del debate público. Estamos atravesando procesos de aprobación acelerados que son extraordinarios porque la situación que estamos viviendo así lo exige. La gravedad de la pandemia y el daño social y de la salud integral de las personas es tan grande que se han acelerado todos los tiempos, dentro de criterios de seguridad suficientes acordados a nivel internacional.
En este escenario tan complejo, la transparencia, el profesionalismo y la comunicación de la información científicamente válida son cruciales. Nuestra responsabilidad es hablarle a la ciudadanía con total claridad, como hacemos desde el primer día. En una primera instancia, lo que la vacuna va a permitir es llevarles tranquilidad a las personas de mayor riesgo. El objetivo inmediato va a ser evitar enfermos graves o incluso mortales, pero decididamente no va a terminar con la circulación del virus en la sociedad porque no todos la van a recibir en simultáneo.
Por eso tenemos que seguir enfocados en el cuidado y fomentar el diálogo entre los funcionarios y la ciudadanía y ponernos de acuerdo sobre las normas que podemos cumplir y su impacto en todas las dimensiones de nuestras vidas.
Entonces, más allá de la vacuna, es fundamental seguir dialogando sobre cómo nos vamos a cuidar y a recuperar las actividades de la vida cotidiana, siempre con algún nivel de adaptación. También necesitamos dialogar con nuestros jóvenes y hacer acuerdos cumplibles de cómo cuidarnos.
En esta época del año donde el clima nos acompaña, es esencial habituarnos a hacer la mayoría de los encuentros sociales en espacios abiertos, que son 20 veces menos contagiantes que los cerrados. La clave es evitar los escenarios de super contagio, que se dan en ambientes pequeños y mal ventilados, donde permanece mucha gente por un largo período de tiempo. Ellos fueron la principal causa de la segunda ola en el continente europeo. Está demostrado que el 10% de los enfermos generan el 80% de los nuevos contagios, que se dan en ese tipo de situaciones.
Ese es el camino que tenemos que transitar, siempre acompañado del uso correcto del barbijo, la distancia social y la frecuente limpieza de manos. Con estos nuevos hábitos y costumbres, seguiremos aprendiendo cómo recomponer nuestras actividades de la vida cotidiana, inclusive las de veraneo y las fiestas de fin de año que se avecinan.
Cada uno de nosotros tiene una interpretación muy diversa y singular de lo que fue y es esta pandemia. Pero este momento necesita del compromiso de todos. Es una gran oportunidad de trabajar nuestras diferentes perspectivas de cómo vamos a transitar este nuevo período, logrando acuerdos colectivos esenciales, que son la base de toda nuestra vida en comunidad.
Entonces, para los meses futuros es necesario basar nuestro comportamiento diario en dos premisas fundamentales: la vacuna va a evitar mucho daño en la sociedad pero el virus va a continuar circulando y por eso debemos seguir cuidándonos.
En este período necesitamos fortalecer una ciudadanía donde cada uno de nosotros aporte lo que es capaz al cuidado colectivo. Todos tenemos un sentido por el cual cuidarnos y hacer ese esfuerzo diario disminuirá severamente el rebrote que podríamos tener en los meses siguientes.
Estamos en una etapa de recuperación de nuestro cotidiano con autonomía, pero a la vez es tiempo de reflexión, del cuidado de nuestros afectos y sobre todo de sanar tanto daño con un “nosotros” que valore el sentido de lo trascendente de nuestras vidas.
Gracias por el compromiso en esta situación tan compleja que nos afecta de modo diferente a cada uno, pero nos trajo tanto dolor al conjunto de la sociedad.
El autor es ministro de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
(Fuente: Infobae)