Asesores de seguridad y analistas coinciden que las medidas que ha tomado el Gobierno son insuficientes para afrontar la crisis, mientras las instancias oficiales evitan abordar públicamente las evidencias
El tráfico de fentanilo de China hacia México “está fuera de control” y el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene que hacer mucho más que simplemente otorgar a los militares el control de las aduanas. Así lo reconocieron asesores en seguridad y expertos tras la publicación de la investigación: “‘Murder 8′: la muerte química que llegó desde China para México y EEUU” en Infobae México.
Empresas chinas envían a México cargamentos completos de fentanilo, un precursor químico que ha causado una crisis de salubridad en los Estados Unidos. Si bien el presidente López Obrador ha admitido que se trata de un tema crítico, las instancias oficiales han preferido guardar silencio ante la documentación de las empresas que envían cargamentos que posteriormente utilizan los cárteles de la droga asentados en territorio nacional.
“Vemos un incremento exponencial del tráfico de este precursor, precisamente por la falta de controles en las aduanas y una fuerte legislación en la materia. La Ley General de Salud regula los medicamentos análogos al fentanilo, porque tienen un uso ampliamente médico. Pero no es suficiente, porque es una ley que lo regula de forma general y no ha establecido los mecanismos necesarios para controlar la importación legal de este tipo de opioides”, dijo a Infobae México Ramón Celaya, especialista en temas de seguridad y maestro en Ciencias Penales.
Mientras que en México el crimen organizado encuentra cada vez más formas de introducir en mayores cantidades del químico que, con dosis mínimas, está maquinando un negocio millonario. La solución se avista muy lejana.
Celaya, consultor en Inteligencia, Fuerzas Armadas y Procesos de Seguridad, partió de la Ley General de Salud y explicó que la mayor parte del tráfico se realiza de forma legal con esquemas para los que los militares no están plenamente equipados para detectar.
“La Ley General de Salud regula los medicamentos análogos al fentanilo, porque tienen un uso ampliamente médico, pero no es suficiente, porque es una ley que lo regula de forma general y no ha establecido los mecanismos necesarios para controlar la importación legal de este tipo de opioides”.
“¿Cuál es el problema?”, se preguntó Celaya. “Que amparado en que el sector médico necesita fentanilo para cubrir las necesidades clínicas, puede venir camuflado bajo esa vía. La Sedena ha hecho aseguramientos de fentanilo in situ. Es decir, cuando la droga ilegal llega a los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, ahí es donde se hacen este tipo de aseguramientos, pero eso es lo menor, hay una gran parte que no se está estudiando, que es el tráfico de fentanilo de forma legal, cuando viene suministrado al sector médico”.
“A estas alturas ya no se trata solamente de una preocupación de EEUU, debería ser también una preocupación de México, a la luz de cómo se ha desarrollado el crecimiento del problema, y esa preocupación no creo que venga de la mano de una imposición hegemónica, sino tiene qué ver con una cuestión de salud pública”, dijo Carolina Sampó, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica de la Universidad Nacional de la Plata.
De acuerdo con Sampó, la lista de precursores químicos considerados peligrosos o de riesgo, se actualiza constantemente; una pequeña modificación permite que un producto no permitido, se vuelva legal, eso complica ir un paso por delante de lo que hacen las organizaciones criminales.
Imposible una solución unilateral
“Para Estados Unidos es un problema de salud pública; para México es un problema del crimen organizado”, apuntó Mauricio Soto, doctor en políticas sociales e investigador externo del Instituto de Investigaciones Estratégicas de la Armada de México, remarcando que se necesita “una estrategia realmente bien organizada con Estados Unidos”, ya que ni México ni su vecino del norte podrían resolver el asunto solos, “es un problema totalmente bilateral”.
Soto explicó a Infobae México que el tema es aún más delicado de lo que podría parecer, ya que además del problema de salud pública y seguridad nacional que representa, “se puede utilizar como un pretexto para empeorar la relación (de EEUU) con México”.
En mismo sentido se expresó Ricardo Márquez Blas, especialista en seguridad, al señalar que esto afectará la relación bilateral con Estados Unidos “porque el gobierno mexicano carece de un política definida para contrarrestar las acciones del narcotráfico y llevar ante la justicia a sus líderes”, contraria a la de la Casa Blanca, “claramente hay un punto de desencuentro entre las políticas de ambos países”.
Para el analista es claro que, tarde o temprano, México tendrá que cambiar esa política para poder hacer frente al creciente problema del fentanilo. Aunque también lamenta que el gobierno mexicano pareciera que no tomará verdaderas cartas en el asunto hasta que no vea muertes multiplicándose por esta causa, como en el vecino del norte.
México y su amistad con China
Javier Oliva, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, barajó en la consulta con Infobae México otra opción para solucionar la efervescente amenaza del fentanilo: “México tendría que solicitar a las autoridades sanitarias farmacéuticas del gobierno chino, que está tan centralizado, un mayor control”.
Entonces señaló que, precisamente apelando a la amistad que ambos gobiernos pareciera que han reforzado en los últimos meses –inversiones mexicanas en empresas chinas y el apoyo con la vacuna del COVID-19, como pruebas– México necesita pedir a China ayuda para detener el tráfico del químico que solo agudiza la violencia por el crimen organizado en su territorio.
“Habría que aprovechar el buen momento de las relaciones con China para iniciar un proceso… no estamos diciendo que no se fabriquen ni mucho menos, es decisión de China, pero si puede haber mejores niveles de cooperación, a partir de mayor control de las exportaciones del fentanilo o de los precursores para fabricarlo”.
¿Cómo podría apoyar China a México? En los procedimientos de exportación, apunta Javier Oliva, que estén mucho más controlados, por ejemplo en la contabilización de las cantidades de fentanilo que se exportan (en la medida que sea posible).
“Lo que tendría que hacer el gobierno mexicano es justamente establecer, con las contrapartes de la República Popular de China, los procedimientos para controlar la exportación, supón que la producción no, pero si la exportación; que haya un mayor control en los puertos chinos en donde se contabilizan las cantidades que exportan, las mercancías que se exportan, que exportan e importan, aquí estamos hablando la exportación de fentanilo, para lograr un mayor seguimiento y control”, dijo Oliva, que promovió en el Congreso la participación militar en las aduanas.
“Me parece que ese es el paso, insisto, a partir incluso, del posicionamiento que tiene México ahora en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el día de la votación México fue el país más votado para estar en el Consejo de Seguridad; entonces, la visibilidad que tiene nuestro país en este momento debe de ser aprovechada en un sentido positivo, desde luego, para la contención o más bien para la regulación de la exportación del fentanilo y de los precursores para su fabricación”.
El grave papel de los cárteles
Más allá de cuál sea la droga, el rol de los cárteles mexicanos sigue siendo el de intermediarios, así tienen presencia en Europa, África, Sudamérica, pero no ha cambiado tanto su dinámica criminal. Ahora con el caso del fentanilo solo cambian de socios que les envían precursores en Asia.
“China es una gran caja negra, es muy difícil saber lo que pasa ahí”, dijo Carolina Sampó sobre las posibles reacciones del país asiático. Pero es complicado conocer qué acciones desarrolla para combatir el envío de precursores, pues no hay información, acaso sobresalen reportes de Taiwán.
Autoridades mexicanas se han visto coaccionadas por dos factores para atender la producción de fentanilo; por un lado, la presión de EEUU y, por otra parte, que las ganancias ilícitas permiten un empoderamiento de los grupos criminales.
Tal es el caso del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupo que puede adquirir más armas de grueso calibre, reclutar a sicarios, corromper funcionarios y operar con impunidad cada vez que aumentan sus capacidades monetarias.
“El CJNG es hoy en día el cártel que más aprovecha este tráfico y es el cártel que representa la mayor amenaza para el gobierno mexicano. Hemos visto que es un cártel muy violento que no se detiene ante nada”, dijo Alexei Chévez Silveti, analista de Seguridad Nacional.
El silencio oficial
Al ser consultada sobre el seguimiento de alguna de las 64 empresas que enviaron precursores químicos a cárteles en México, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) se limitó a responder que la única información al respecto de tráfico en aduanas se presentó el año pasado, cuando informaron sobre envío de drogas ocultas en tiburones.
Pero la institución dependiente de Hacienda acordó revisar lista publicada por Infobae México, sin mayores compromisos de poner atención en el tema y evitando cualquier comentario al respecto.
En marzo de 2020, fue reportado un negocio pesquero en Costa Rica que hizo la transferencia de tiburones a Yucatán y de ahí a Florida. Para realizar sus operaciones, esta compañía usó empresas fachadas y obtuvo retiros de hasta 544 millones de pesos. Presuntamente, el narcótico viajaba al interior de los escualos.
En tanto, otra empresa congeladora dedicada al comercio de pepino de mar recibió 38.7 millones y retiros por 413 millones de pesos en efectivo. Los depósitos fueron a Hong Kong y Estados Unidos.
Santiago Nieto, titular de la UIF, dijo en abril del año pasado que se vigilaría el ingreso de fentanilo en las aduanas, pero solo porque este producto podría ser utilizado en pacientes entubados por COVID-19.
La Secretaría de Seguridad Pública solicitó le fuera enviada una petición por correo sobre el tema, solicitud de la cual tampoco se obtuvo respuesta sobre sus acciones de resolución ni si trabaja en conjunto con China y EEUU para vigilar el ingreso de precursores.
Para el periodo de Rosa Icela Rodríguez Durán, iniciado en noviembre pasado, destaca el encuentro que tuvo con John S. Creamer, encargado de Negocios de la embajada estadounidense en México, el pasado 18 de febrero. Los funcionarios abordaron puntos de la agenda bilateral y el ingreso de precursores para fabricación de fentanilo, pero sin ofrecer mayores detalles.
Por su parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores tampoco ofreció comentario oportuno sobre la coordinación con autoridades chinas o de EEUU en el tema del fentanilo, lo mismo que la Dirección General de Aduanas a cargo de Horacio Duarte Olivares.
También se consultó a Presidencia pero declinaron hacer comentarios.
(Fuente: Infobae)