Está disponible al público, en Casa de Casco, de lunes a viernes, de 9 a 15 hs. mientras los sábados, domingos y feriados, el horario es de 10 a 16hs. Cabe recordar que los días miércoles este edificio patrimonial permanece cerrado.
Esta muestra consta de fotografías tomadas en las Islas Malvinas, en el año 2018, por Rubén Digilio, un excelente fotógrafo de amplia trayectoria en el mundo de la fotografía profesional. En esta exposición, a través de su lente, se puede apreciar la vida cotidiana de este territorio austral, la fauna y los vestigios de la guerra.
El propio Rubén Digilio, describe su trabajo en Malvinas, de esta manera: “En 1982, trabajaba como dibujante proyectista cuando me sorprendió Malvinas, el 2 de abril. Mi corazón, como el del resto de los argentinos, quedó enseguida capturado por las imágenes de los soldados que habían sido enviados al archipiélago. No podía imaginar entonces que 36 años más tarde, estaría de rodillas lleno de emoción delante de la tumba de esos mismos chicos, un día de aire diáfano y de cielo apenas surcado por nubes blancas. Las islas son las mismas, pero todos hemos cambiado: ellos y nosotros. Y en mi viaje pude registrar esas transformaciones. Puerto Argentino sigue siendo un pueblo, organizado en torno a dos calles paralelas, que durante los meses de verano, es “invadido” por turistas que bajan de los cruceros. Durante un par de horas, se llena de gente extraña, posando frente a la estatua de Margaret Thatcher. O en el baño de un pub, con el retrato de Galtieri. En sólo momentos, vuelve a vaciarse. Y el viento a dominar sus calles solitarias. Los campos de batalla, en las afueras de la ciudad, conservan las marcas de la guerra. Desde las aureolas quemadas dejadas por las bombas hasta las trincheras. Están iguales, incluso con objetos de nuestra cotidianidad en 1982, como las zapatillas Flecha. Sólo que ahora son sitios de peregrinación casi religiosa de los soldados de ambos bandos, que terminado el conflicto territorial, no encontraron ninguna razón para seguir peleando el uno contra el otro. Pero lo que nos trasciende a todos es la enorme y rica fauna subantártica de las Malvinas, que es un tesoro que me sorprendió encontrar. Tanto por su abundancia, como por la cercanía que pude experimentar junto a pingüinos de toda clase, elefantes y lobos marinos, petreles gigantes, aves. Es un festival de la vida en su máxima expresión. Y un recuerdo de lo que nos hermana en este planeta. A través de estas imágenes rindo mi humilde homenaje a nuestros héroes de Malvinas, los que regresaron y los que quedaron en las islas.”