En caso de que la discusión llegue al Congreso, su postura será oponerse. Preocupación por la posición que adopten los radicales. Cómo influiría en las candidaturas
Desde que lo subieron anticipadamente al ring nacional con la quita de la coparticipación para favorecer a la provincia de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta se siente obligado a emitir opinión sobre temas que hasta hace dos meses solo discutía en privado con su círculo íntimo. Le pasó con la reforma judicial y la toma de tierras. La próxima polémica que vislumbra es la posible suspensión de las PASO en 2021 y, si bien ya tiene postura definida, tanto él como sus principales armadores entienden que de concretarse sería una complicación para Juntos por el Cambio de cara a las legislativas del año que viene.
Para eliminar las primarias el Gobierno debe enviar la discusión al Congreso porque es una ley electoral. Allí lo que necesita es mayoría simple en ambas Cámaras (en el Senado ya la tiene y en Diputados puede conseguirla). La preocupación del alcalde porteño pasa porque, empujada por los gobernadores, una parte del radicalismo no acompañe su postura y se rompa el bloque opositor en la Cámara baja. Valdés, de Corrientes, y Suárez, de Mendoza, son los dos mandatarios provinciales que no verían con malos ojos la suspensión. Gerardo Morales por ahora se ubica del lado del rechazo.
Ante una eventual convocatoria de la Casa Rosada, Larreta craneó junto a Diego Santilli, su mano derecha, una alternativa para negociar y ceder ante la erradicación de las PASO: que haya boleta única en las generales. Sin embargo, ambos ya están analizando opciones en caso de que no puedan evitar que cambie el cronograma electoral y todas las miradas están puestas en la conformación de las listas.
Más allá de los nombres, el tándem porteño siente que sin las primarias se pierde un ordenamiento de las negociaciones y una instancia para dirimir candidaturas. Lo que logra es nivelar a todos para arriba y colocarlos a la misma altura y esto acelera las etapas de diálogo pero, más engorroso aún, achica el margen para acordar con el resto del espacio.
“¿Cómo le decís a uno que quiere jugar que el candidato es otro porque mide más? Con las PASO vos tenías la posibilidad de invitarlo a competir y después o terminabas arreglando o le ganabas. Pero ahora todos se sienten con chances, la negociación tiene que ser más fina y eso puede traer varios conflictos”, resumió ante Infobae un hombre clave del armado de CABA.
Lo que suceda con las primarias no modifica el objetivo que tanto Santilli como Larreta piensan que hay que conseguir en 2021. Su concepción de “ganar” en las elecciones de medio término está basada en lo que suceda en la ciudad de Buenos Aires, las provincias del centro y, sobre todo, en instalar nombres en distritos clave pensando en 2023. Y del mismo modo lo leen para el kirchnerismo: ganar la provincia de Buenos Aires y los “feudos” donde el peronismo es fuerte. Eso sería lo más parecido a un “win-win”, según sus análisis. Lo que inclinaría la balanza para su lado sería PBA. Si la ganara Juntos por el Cambio -un batacazo salvo que la crisis económica y social se agudice- eso sería, en el plano general, victoria de ellos y derrota del Frente de Todos.
Esta discusión desemboca en la gran incógnita del año próximo: qué rol tendrá María Eugenia Vidal. Cerca de Larreta consideran que debe ser candidata -«no puede quedar como una tibia»- y el mejor lugar les parece la Provincia. La única traba para que esto ocurra es que ella no quiere competir de nuevo por la gobernación y si se impone en las legislativas siente que la presión para que se postule en 2023 será muy grande. Sin embargo, en el armado del jefe de Gobierno no descartan un escenario que lleve a Vidal a territorio porteño. El más extremo sería si las PASO no se eliminaran y Patricia Bullrich, empujada por Mauricio Macri y el ala dura del PRO, quiere encabezar la lista. La manera de desactivarla es poniendo a la ex gobernadora que, según sus cálculos, arrasa en CABA. Competirían en la interna y la ex ministra de Seguridad, al perder, quedaría tercera en la lista (si encabeza una mujer el segundo puesto debe ir para un hombre). Otro motivo por el cual el larretismo prefiere que las primarias permanezcan.
El nombre que más suena para la Ciudad es el ministro de Salud, Fernán Quirós. Pero esa posibilidad está muy verde. Primero porque él no está seguro de querer jugar. Aún no lo convencen de meterse en el “barro” de la política. Pero hay otro impedimento más relacionado a lo legal que es que el funcionario vive en La Horqueta, nunca residió en CABA y no tiene ningún domicilio en territorio porteño.
Independientemente de cómo se resuelvan las listas, Larreta y Santilli son conscientes del rol activo que van a tener que ocupar en 2021 apuntalando candidatos y probablemente el trabajo más duro será fuera de la Ciudad. El jefe de Gobierno es el dirigente con mejor imagen del país y su socio político está entre los primeros cinco, con encuestas que lo ubican tercero detrás de Vidal. Por eso, siempre pensando en la construcción para 2023, comenzar a asociar la imagen de Larreta a intendentes y figuras del interior va a ser una de las tareas que se impongan.
Este posicionamiento nacional será la puerta de entrada de Santilli a la provincia de Buenos Aires pensando en 2023. Con Vidal ni siquiera pensando en ir de nuevo por la gobernación, Juntos por el Cambio necesita un candidato fuerte que le sume votos a Larreta en el distrito más determinante electoralmente de la Argentina. Los otros nombres con intenciones son Cristian Ritondo y Jorge Macri. El vicejefe de Gobierno porteño no está decidido a jugar fuerte para competir en “la madre de todas las batallas”. Tampoco es algo que niegue rotundamente. Estaría dispuesto, sobre todo si es lo que el espacio -y Horacio- necesitan. Él siempre repite que ya demostró que es un hombre que juega en equipo. Pero también sabe que si Larreta llega a la presidencia el abanico de opciones que se le abre es grande. Y una pregunta muy recurrente es si lo más sensato no sería que lo acompañe en la fórmula.
Hasta que ese momento llegue, Larreta y Santilli esperan un fallo favorable de la Corte Suprema por la coparticipación pero ocupan su tiempo en tratar de reordenar la gestión y los ministerios con el considerable recorte de fondos, que también los afectará en el año electoral. Si el máximo tribunal avala la quita en favor de Axel Kicillof, en el gobierno porteño ya están pensando opciones -¿golpean de lleno la política monetaria del Banco Central?- para compensar, una jugada que implica tensionar aún más el vínculo con el kirchnerismo. (Fuente: Infobae)