Como una paradoja del destino y muestra de los tiempos que se viven, al cumplirse 40 años del deceso del Presidente Arturo Illia, la plaza que lleva su nombre sufrió el hurto de los arcos de fútbol, utilizados por los niños del barrio Girado y de la escuela que se encuentra enfrente, y del cable del mástil de la Bandera Nacional.
Los arcos habían sido donados por un vecino del lugar.