En la laguna
En diferentes oportunidades hemos manifestado la preocupación que genera el estado de las murallas, en el paseo costanero de nuestra ciudad.
En distintos lugares se ven deterioros, con tramos caídos, agujeros y roturas que además de afectar su estructura y arquitectura, despiertan preocupación frente a posibles desprendimientos sorpresivos.
Esta obra, que es sin duda muy importante, tiene alrededor de 70 años de vida y en la época de su construcción no existían todavía mallas para impedir socavamientos, sin conocerse tampoco si tiene anclajes ni cuáles son sus ubicaciones; y si bien tiene un sistema de desagües previstos para que escurra el agua, el mismo no ha tenido los cuidados adecuados y está obstruido y tapado en muchos lugares.
Cierto es que en distintas oportunidades, décadas del ochenta y noventa se ha realizado reparaciones, inclusive hace poco años, en la anterior administración, en el sector de los juegos infantiles; pero también lo es que hay tramos destruidos de la muralla, con daños en distinto grado, ubicados entre el espigón de Pesca Domingo Cazaux y el ex Parador Atalaya Escalinatas, que necesitan pronta atención.
Sobre el particular, a lo largo del último año de gestión Gobbi, se trabajó en un anteproyecto, el que fue elaborado por la Municipalidad y presentado entonces, en las postrimerías de aquel mandato, ante la Dirección Técnica de Hidráulica, destinado precisamente a la reparación de un sector de la muralla ribereña dañada.
Se trató de una iniciativa que tenía por objetivo la recuperación y reparación de la muralla caída, pero todo parece haber quedado en la nada, aunque no hay impedimentos para que la iniciativa se reactive.
Sea como sea, se observan actualmente varios tramos que piden con urgencia la presencia de trabajos públicos, siendo necesaria pautar su reparación a fondo, entre una de las prioridades que debería del gobierno local en materia tanto de control hidráulico como de turismo.
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