Jefe de la custodia de Raúl Alfonsín-Daniel Tardivo asesora a Santiago Dos Santos en materia de seguridad

La noche del atentado al presidente en 1991 vio por el rabillo del ojo que un hombre entre la multitud había extraído un revólver, interrumpió el discurso de Alfonsín arrebatándolo de la tribuna, arrastrándolo hasta el piso y protegiéndolo con su propio cuerpo.

Desde el sector radical que impulsa la precandidatura a Intendente de Santiago Dos Santos, dentro de Juntos por el Cambio se hizo llegar a nuestra redacción la información que seguidamente publicamos.
“Chascomús vive una grave situación de inseguridad, los hechos ilícitos son muchos rodos los días y por otra parte la venta de drogas ilícitas aumenta permanentemente.
Si bien la seguridad corresponde como responsabilidad a la Provincia y la Nación, según la policía que actúa y el delito que se produce, en Chascomús el actual gobierno municipal firmó un convenio adhiriendo a la Policía Comunal, por el cual Intendente asumió funciones en la materia, que no se han materializado en solución alguna.
En este marco el próximo Jefe Comunal deberá afrontar ese escenario y el precandidato radical por Juntos por el Cambio, Santiago Dos Santos, con su equipo, está trabajando en un plan que se pondrá en marcha, abarcando tanto lo urbano como lo rural.

Al respecto, en declaraciones públicas Dos Santos dijo que “Chascomús tiene que volver a ser un lugar tranquilo para vivir y para lograrlo necesitamos más efectivo policiales”, agregando que vamos a gestionar para que el distrito tenga una Escuela de Policía y quienes en él nazcan puedan trabajar en su pueblo”.
Cabe destacar que Dos Santos ha incorporado a su campaña a un asesor de reconocida experiencia en la temática de seguridad.
Se trata de Daniel Tardivo, jefe de la custodia del Presidente Raúl Alfonsín hasta el día de su muerte; quien durante su presencia en Chascomús afirmó que “a la buena gente y a los buenos policías hay que respaldarlos y capacitarlos entrenándolos”.
Hizo alusión también a la importancia que los efectivos, como toda la población “tengan acceso a la vivienda propia”.
Daniel Tardivo
Los custodios son profesionales de la seguridad, reservados y fieles hasta el final.
Este es el caso del oficial de la Policía Federal Argentina, Daniel Tardivo, quien desde el año 1983 cuidó a Raúl Alfonsín, fue un testigo privilegiado de sus días de esplendor y lo lloró como a un padre cuando falleció.
En un nota publicada por el diario La Nación en el año 2009, del periodista y escritor Jorge Fernández Diez, recuerda la actuación de Tardivo, que pertenecía a la División Custodias Especiales, la noche que se produjo el atentado a Alfonsín durante el mes de febrero del año 1991.
“Nunca tuvo conciencia de que estaba sacando la Browning 9 milímetros. Después se la encontró en la mano. La razón va en cámara lenta, pero el instinto viaja a la velocidad de la luz. Tampoco tuvo conciencia de que había interrumpido el discurso de un ex presidente arrebatándolo de la tribuna, arrastrándolo hasta el piso y protegiéndolo con su propio cuerpo. Todo eso había ocurrido por acto reflejo, en dos o tres segundos, luego de ver por el rabillo del ojo que abajo, hacia la izquierda, un hombre entre la multitud había extraído un revólver calibre 32 con la intención de matar de un tiro a Raúl Alfonsín…”
“… Tardivo, esa noche, había colocado a varios de sus hombres en lugares estratégicos. Y de hecho uno de ellos surgió de la muchedumbre que escuchaba al presidente y le levantó a último momento el brazo a aquel desconocido que blandía un revólver negro. El desconocido había prestado servicios en Gendarmería Nacional, tenía algunos problemas mentales y en el instante de ser atrapado intentó igualmente disparar. Gatilló el revólver 32 pero la bala quedó atascada en el cañón, y el custodio atenazó al sujeto, lo desarmó y lo redujo en un santiamén. Arriba del palco, Tardivo se revolvió con la Browning y por unos minutos dio órdenes y mantuvo la alerta. Alfonsín quería incorporarse, pero su guardián no lo dejaba: podían no ser uno sino varios los asesinos, podían atacar el escenario. En esos momentos de confusión todo puede ocurrir y nada debe descartarse. Cuando estuvieron seguros de que el peligro había terminado, Tardivo quiso meter al doctor en un auto y sacarlo de aquella ciudad. Pero Alfonsín se negó enfáticamente, se limpió y acomodó el traje, tomó el micrófono y minimizó, con pocas palabras, lo que había ocurrido. Recibió una ovación y el acto siguió como si nada…”