Declararon la médica que llegó al lugar en la ambulancia y el forense que realizó la autopsia al cuerpo, entre otros.
El juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, víctima de una brutal golpiza a la salida de un boliche en Villa Gesell en enero de 2020, continuó este lunes con la declaración de varios testigos, entre los que se destacó el forense que le practicó la autopsia a la víctima.
Dos de los principales testimonios fueron el de la médica ambulancista que asistió a Fernando tras ser atacado, quien declaró que el joven “no tenía posibilidad de sobrevida” debido a las lesiones sufridas, mientras que el forense que realizó la autopsia al cuerpo, dijo que las “más importantes” estaban en el cerebro, confirmó que tenía la marca de una zapatilla en la cara y aseguró que “nunca” había visto “nada semejante”.
Carolina Giribaldi Larrosa, integrante del equipo de emergencias que asistió a la víctima en la madrugada del 18 de enero de 2020, explicó ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores, que “no tenía signos vitales” cuando llegaron al lugar del ataque, y que tenía “pupilas midriáticas (dilatadas), no tenía reflejos, ni movimientos respiratorios, y no tenía pulso”.
La médica precisó que “lamentablemente no hubo ninguna respuesta” de Báez Sosa ante la asistencia recibida, y aseguró que en sus 18 años como emergentóloga nunca vio “el deceso de una persona como consecuencia de las maniobras de compresión de RCP” como las que le realizaron. Además, la médica salió al cruce de una idea que buscó poner en debate la defensa de los rugbiers y descartó que “la reanimación le haya provocado la muerte a Báez Sosa”.
En tanto, el médico de Policía Científica, Diego Duarte, quien realizó la autopsia al cuerpo en el Hospital de Pinamar, declaró que presentaba “múltiples lesiones en la zona del maxilar derecho”, “hemorragia en el cerebro y cerebelo” y “hemorragias y hematomas”.
Este duro panorama que trazó el profesional hizo que los padres de Fernando se retiraran por unos minutos de la sala principal. Mientras se exhibían imágenes muy fuertes del cuerpo de Fernando en una pantalla, sacadas durante la autopsia, los padres no estuvieron en la sala de audiencias.
“Nunca vi nada semejante”, agregó más tarde, visiblemente conmovido, ante los periodistas que lo esperaban en la puerta de los tribunales cuando salió tras testimoniar.
Un contrapunto en la jornada fue cuando la fiscalía pidió incorporar fotos del celular de Duarte a la causa, pero la defensa de los rugbiers se opuso. Finalmente, el tribunal no hizo a lugar, por lo que las imágenes no se sumaron.
En su testimonio, Duarte aseguró que el cuerpo “no presentó daños óseos”, pero que los golpes fueron suficientes y determinantes para causarle “un derrame cerebral”. Y agregó: “La víctima presentaba la mayoría de los golpes en la cara y en el cráneo. Son zonas vitales”.
Fue allí que Fabián Améndola, abogado de la familia Báez Sosa, consultó si Fernando podría haber sobrevivido si esa golpiza se daba en la puerta de un hospital. La respuesta del perito fue determinante, “no”.
Otros testimonios
Tras un cuarto intermedio, en el que el abogado Fernando Burlando confirmó que el joven había muerto a las 5.07 y no la 6 de la mañana, es decir en el lugar de la golpiza y sin posibilidad de reanimarlo, declaró Patricia Liliana Gómez, la médica que atendió a los imputados.
“Revisé a (Enzo) Comelli, (Máximo) Thomsen y tres chicos Pertossi (Lucas, Luciano y Ciro)”, dijo, y añadió que todos presentaban “lesiones leves”.
Luego fue el turno de Silvana de Piero, perito de Policía Científica de la dirección de Patología Forense, quien explicó cuál fue su labor en esta causa. “Recibimos muestras que vienen de parte de la autopsia”, detalló y sostuvo que analizaron un “pool de vísceras” de la víctima, que incluyó el hígado, el bazo, el pulmón, el corazón, el cerebro y el cerebelo.
El policía Javier Collova, en tanto, tuvo un breve testimonio y certificó que los videos mandados por la Fiscalía “son reales”. Mientras que el policía, Ramón Rueda, aseguró que Thomsen “hizo una seña intimidante a Báez Sosa mientras estaba dentro de Le Brique”.
Finalmente, declaró Javier Pablo Laborde, secretario del Ministerio Público Fiscal, quien hizo análisis de los celulares y de algunos videos en la instrucción. Luego de ello llegó el final de esta jornada.
Una vez en la vereda del lugar donde se desarrolla el juicio, Burlando habló sobre las imágenes que se pasaron en la audiencia y aseguró: “Ya sabían que habían matado a una persona y se están sacando la lengua y se están riendo. Cuando en vez de pedir auxilio para salvar a otra, vuelve a su casa, se cambia para camuflarse y va a comer comida rápida y hace chistes… había conciencia y es lo que nos permite a nosotros hablar del dolo, no hay duda. Habla de la intención de matar”.
Asimismo, dijo que no debería haber diferencia en la pena de los acusados, más allá de cada rol en la escena del crimen. “No hay diferencia en la pena. Aquí todos participaron. Si vas a considerar en un homicidio calificado que una persona que impidió que le salven la vida a los golpes y con la misma actitud salvaje que el propio homicida vas a considerar que es una situación diferentes, estamos todos locos y mudémonos de Argentina”, remarcó. Y añadió: “Cada golpe fue un tiro. Tenemos cortes de 7 cm, heridas el intestino grueso… golpes internos, todos los golpes. Fueron disparos, peor”.
Tal como ocurrió durante la primera semana del juicio, las declaraciones fueron presenciadas por los ocho imputados, Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23), quien por primera vez desde el inicio del debate oral cambiaron sus ubicaciones en los dos bancos que ocupan dentro de la sala de audiencias y se mostraron sin barbijos. (DIB) FD