Kicillof cerró un acuerdo con el Movimiento Evita y lo incorpora a su gobierno

Trabajarán en un área vinculada a las cooperativas que estará a cargo del dirigente Gildo Onorato, uno de los que pisan fuerte en la renovación de la organización social. La idea es que aporten a la gestión pero también a sostener y proyectar la figura de Kicillof en términos políticos.

El Movimiento Evita acaba de cerrar un pacto con Axel Kicillof que se traducirá en la incorporación de dirigentes propios en áreas sociales del gobierno bonaerense. Intentarán que el paradigma de la asistencia se transforme en lo posible en uno centrado en la productividad de los sectores populares asociados al sector privado. A la vez, buscarán un objetivo político de fondo: aportarestructura para sostener y proyectar al Gobernador cómo referente opositor frente al gobierno del presidente Javier Milei.

Aunque pasó casi desapercibida, una señal interna funcionó como anuncio de que el acuerdo, que se conversa desde hace unas semanas, llegó a buen puerto. Ocurrió el lunes, durante un acto de la multisectorial en La Plata. Estuvieron estuvo Kicillof, el intendente Julio Alak, otros alcaldes y dirigentes gremiales. Y uno de los que habló fue Gildo Onorato, un referente de la generación que protagoniza el recambio generacional del Evita y que encarnará, junto a Milagros Moya como segunda, el desembarco en el gobierno provincial.

En el Evita ven una crisis acelerada del gobierno de Milei, marcada por un deterioro de la situación social que está mellando, más rápido de lo que pensaron en diciembre pasado, el apoyo ciudadano a su gobierno. En la organización analizan al menos tres escenarios políticos inmediatos, todos marcados por la inestabilidad financiera y algunos con conflictividad potenciada en las calles. Sobre esa base, terminaron de decidir el acercamiento a Kicillof para “fortalecer a Axel”, explicaron a DIB desde la organización.

Onorato asumirá al frente de un recompuesto Instituto de Acción Cooperativa, que estará bajo la órbita del Ministerio de la Producción que encabeza Augusto Costa. Hay un detalle importante: pese a esa dependencia funcional, la nueva área tendrá una autonomía relativa importante porque se manejará con un sistema administrativo propio. La idea es hacer un aporte a la gestión social que está en manos de Andrés “Cuervo” Larroque, con quien Onorato mantiene una relación aceitada, al igual que con el ministro de Gobierno, Carlos Bianco.

Todo se da en medio de un recambio generacional en el Evita, marcado por la salida de uno de sus máximos dirigentes, Fernando “Chino” Navarro y el lento declive del otro, Emilio Pérsico. El exdiputado Leonardo Grosso, la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, Alejandro “Peluca” Gramajo -nuevo conductor de la UTEP- son algunas caras visibles  de ese recambio. Onorato es parte de la nueva generación al mando, y está referenciado con el sector “productivista”. Eso significa que cree que hay que ir más allá de la ayuda social.

Un ejemplo práctico de esa mirada, que es la que intentarán plasmar desde la gestión provincial, es la cooperativa Cosme Naturaleza, de Villa Soldatti, en CABA. Tenían ocho trabajadores hasta que vía un programa de promoción acordaron con Toyota que las camionetas Hilux se entreguen con un perfume provisto por ellos: ahora tienen 40 personas trabajando. En el Evita subrayan que las cooperativas y mutuales aportan ella el 12% del PBI y que si se trabaja pueden crecer. Ese es el foco de lo que se intentará desarrollar en provincia.

Sostén político

Otra de las patas del acuerdo es netamente política. El Evita tiene representación en 122 de los 135 municipios bonaerenses y la idea es aportar esa estructura para sostener a Kicillof. Ellos sienten que se asocian con el líder en ascenso más importante del peronismo, en un contexto que ven marcado por la ausencia en el escenario de la expresidenta Cristina Fernández. Además, los contactos nacionales del Movimiento podrían jugar a favor de la expansión del liderazgo del Gobernador bonaerense.

Si por un lado hablamos de ir más allá del tradicional “techo y comida” para apuntar al productivismo, por otro creemos que hay que superar la dificultad el progresismo para ser alternativa de poder”, explicó a DIB uno de los dirigentes de la nueva primera línea del Evita. Eso implica, en este contexto, el trabajo de contención política todo en las barriadas más pobres del Conurbano, donde el deterioro social podría degenerar en situaciones fuera de control si se acentúa la caída de los ingresos reales.

En el diagnóstico el Conurbano aparece como un área a tener especialmente en cuenta. La descomposición social allí se puede acelerar rápidamente, y en el Evita creen que pueden ayudar a direccionarla hacia el origen del proceso, que ellos cifran en las políticas que emanan de la Casa Rosada. (DIB) AL