El Gobernador ensayó su fórmula para no romper con Cristina y, a la vez, no ceder en su carrera hacia la candidatura presidencial. Foco en Milei, elogios a la Expresidenta y pedido de unidad.
Axel Kicillof lanzó hoy en Berisso un mensaje conciliador, diseñado milimétricamente para intentar desescalar la interna con el kirchnerismo, que anudó elogios a Cristina Kirchner con un llamado a la unidad partidaria para enfrentar a Javier Mile, pero sin renunciar a sus aspiraciones presidenciales ni a la construcción de un espacio político propio que la sustente.
“No me interesa disputar ninguna interna (…) mi opinión sobre las cosas que se estuvieron discutiendo: unidad, unidad, unidad (…) los días más felices fueron con Cristina. Los días mejores que se vienen tienen que estar en el futuro. Falta mucho, no es momento de candidaturas”: como en todos los actos políticos, el corazón del mensaje coincidió con el clímax de cierre.
Kicillof llegó a Berisso precedido de una serie de intervenciones coordinadas de dirigentes de extrema confianza de la Expresidenta (la senadora nacional Anabela Fernández Sagasti, la bonaerense Teresa García) que en público conminaron a Kicillof a adherir a la candidatura de CFK a la presidencia del PJ: “Me duele el silencio”, fue la frase-consigna que repitieron.
La expectativa era grande y si bien Kicillof no cumplió literalmente con ese pedido, buscó una fórmula que le permitiera romper el silencio al respecto sin anularse a sí mismo como dirigente, ante una multitud (los organizadores hablaron de 50 mil personas) que gritó varias veces “Axel presidente” y una dirigencia que estaba allí para sostenerlo.
Lanzado antes de que CFK anunciara que buscará la presidencia del Partido, el acto escenificó la grieta que hoy divide al peronismo kirchnerista: en Berisso hubo fuerte presencia de los “gordos” de la CGT (y de Pablo Moyano), de movimientos sociales y de (unos 30) intendentes, pero los ministros camporistas del gabinete (Mena; Kreplak; Saintout; Vilar) repitieron el vacío.
Pero ese es el escenario consolidado hoy: el discurso intentó ser una manera de salir “por arriba” de esa esa situación ¿Alcanzará para distender? Misterio por ahora. El cristinismo hará conocer su respuesta en breve.
Pero puede que aún falten aún algunas escenas en la película. Esta mañana, mientras Cristina pasaba por Avellaneda sin visitar a Jorge Ferraresi, que supo ser un pilar del Instituto Patria y ahora es uno de los coroneles kicillofistas más apuntad/os por el camporismo, en la Gobernación anticiparon la respuesta a una incógnita que el acto dejó abierta: ¿qué pasa si no hay unidad? “Kicillof reivindicará la conducción de Cristina”, dijeron.
“Unidad, unidad, unidad”, el mantra de tramo final del discurso en Berisso le dio a Cristina algo que buscaba: Kicillof, a su modo, se pronunció antes que el resto de los gobernadores del PJ. Ahora, Ricardo Quintela tiene la llave: ¿sostendrá o no su postulación? El primer deadline es el sábado, pero las candidaturas siempre se pueden anotar para después bajarlas.
En un balance complejo, Kicillof ejecutó ese movimiento sin renunciar a sus aspiraciones electorales si a la construcción de su espacio político. No solo dijo que el debate por las candidaturas debe darse, pero después. También que dejó en claro que el acto se hizo para “convocarlos a todos y a todas para construir el futuro”. Y desafió: “este proyecto político y este pueblo es el que el año que viene le va a empezar a poner un freno a Milei en las urnas”.
Antes de que comenzara a hablar, en una breve introducción, el intendente anfitrión, Fabián Cagliardi, había pronosticado que Kicillof será el próximo presidente de la Nación, para cerrar su intervención con un coloquial “hermano, te toca hacerte cargo del país”.
Pero el Presidente y sus políticas fueron el objeto de la crítica que más tiempo de discurso insumió a gobernador: a la hora de justificar la unidad, la necesidad de que vuelva a gobernar el peronismo fue el argumento central. “No busquen palabritas, porque si algo busca la derecha es vernos divididos”, dijo. Con variantes retóricas, ensayó muchas veces esa argumentación política a lo largo de la hora y media que habló.
“Ese futuro mejor lo vamos a hacer con el ejemplo de Perón, Evita, Néstor y Cristina, con nuestras convicciones para que escuche Milei: la dignidad no es un negocio, los derechos no se miden por la ganancia, la solidaridad no es una transacción y la libertad solo es posible con justicia social, la vida no es un mercado y la patria no se vende. ¡Viva Perón, carajo!”, fue el cierre. (DIB) AL