La vacuna para prevenir el covid está en agenda. Al anuncio del acuerdo con Rusia respecto de Spunik V, se sumó esta semana la confirmación de su alto índice de efectividad en fase 3, en sintonía con el 90 por ciento anunciado por la de Pfizer. En tanto, los ensayos en Oxford de AstraZeneca avanzaron y, además, entraron en competencia dos fórmulas desconocidas, la belga Janssen y la china Sinopharn. En esta carrera de la ciencia, Chascomús tiene una jockey, la biotecnóloga Marina Caso, integrante del staff de mAbxience, empresa responsable de la producción de 250 millones de unidades del medicamento fabricado por AstraZeneca y la Universidad de Oxford
Marina tiene ciencia en los genes, nieta de Osvaldo Caso, doctor en Ciencias Naturales, e hija de Juana Rodríguez y Daniel Caso, colaboradores del INTECH, decidió continuar con el árbol genealógico científico y estudiar la Licenciatura de Biotecnología en la Universidad de Morón. En materia laboral, después de distintas experiencias en el sector farmacéutico, le llegó la convocatoria de mAbxience, compañía biotecnológica internacional, especializada en la investigación, desarrollo y fabricación de anticuerpos monoclonales, que en agosto de este año, en proyecto completamente innovador, acordó con la firma AstraZeneca para fabricar localmente la vacuna y distribuirla en América Latina, excepto Brasil.
“Avanzamos con la transferencia de conocimiento, falta poco para finalizarla. Se evalúa cada paso del proceso y se analiza el principio activo de generación del adenovirus modificado, que es el tipo de virus que se utiliza como vector inactivo en la vacuna. Es una producción inicial de evaluación”, contó la investigadora en diálogo con ANTI.
Y agregó que “el proyecto lo arrancamos alrededor de 150 personas, pero se generaron varios puestos de trabajo y se siguen publicando nuevas búsquedas. Hay biotecnólogos, bioquímicos, farmacéuticos, varios estudiantes, mucha gente joven, está buenísimo. La idea es fabricar el principio activo y enviarlo a México para la etapa productiva final, se está hablando de 150 a 250 millones de dosis”.
Hace unos años armaba el bolso, miraba una vez más caer el atardecer en la laguna y me iba en búsqueda de un camino. Ni de cuentos, ni de hadas, simplemente comenzar la vida adulta. Armé ese bolso con valentía, fuerza y entusiasmo, en forma de tres remeras y dos pantalones, me esperaban las primeras terribles administraciones de dinero y la autonomía personal. Había decidido ingresar a la facultad, lejos de la comodidad de la familia y del aula de la escuela. Se venían tiempos de cambio.
A las dudas, se le sumaron las frustraciones en modo de finales y parciales, decidí elegir otra carrera. Mi bolso seguía ahí, medio ralo, flaco, frente a la pared llena de nuevas opciones. Y apareció, se escribía biotecnología y se pronunciaba magia, en ese momento la idea de la modificación de un organismo vivo –lo que se hace en la disciplina– parecía de otro mundo. Mi elección quedó expuesta entonces a la opinión de todos, “es la carrera del futuro”, me alentaron unos; “en Argentina no vas a poder hacer nada”, comentaron otros; “¿Y eso qué es? ¿Vas a poder?”, preguntaron varios. Pues, pude.
Arranqué la carrera y trabajaba jornada completa, debía comer golosinas en clase para no dormirme y a veces no lo lograba. En otras ocasiones no quería que se terminara, sentía pertenencia, entendía que las posibilidades eran inmensas y hasta que se podía mejorar el mundo. Aun así, encontré colegas resignados, no quiero mentir, necesité mucho apoyo para desandar el camino.
AstraZeneca es uno de los mayores fabricantes de medicamentos del mundo que, en alianza con la Universidad de Oxford, ha logrado resultados prometedores con la vacuna. La compañía biotecnológica internacional mAbxience es la socia local del proyecto, que está en fase 3 y prevé distribuirse en la primera mitad de 2021, “en agosto convocaron a una charla y nos informaron la novedad. Sentimos mucha emoción, en la empresa no hacemos vacunas, los anticuerpos monoclonales son para personas ya enfermas, no para prevenir, significa un cambio de paradigma”, narró la chascomunense.
A la vez, expresó que “el adenovirus implica un proceso de producción innovador. La realidad es que todavía estamos exaltados por la noticia, felices, ser parte de este proyecto da orgullo, puede parecer naif, pero es así, resulta increíble que vayamos a hacer un producto biotecnológico de este tipo en el país”.
Respecto de la carrera científica y del carácter a riesgo de la producción, la especialista opinó que “no importa si sale otra vacuna, bienvenida sea, pero que avance también este proyecto. Mañana pueden decirnos que salieron mal los ensayos y cancelar el trabajo, sería una pena porque desde gerentes, directores, operarios, supervisores, jefes y analistas estamos haciendo un gran esfuerzo”. Sin certezas en cuanto a fechas y homologación de la dosis, Marina manifestó sentir “presión, como nunca” y explicó el porqué: “Detrás están la familia, las amistades, la calle, nadie pregunta porque no sale el ibuprofreno, pero con esto están todos pendientes”.
Al avanzar vi más más claro el objetivo: quería hacer biotecnología, estar, verla. Finalmente, luego de varios trabajos en la industria farmacéutica tradicional, me llamaron de la única empresa biotecnológica de Argentina que se dedica a hacer anticuerpos monoclonales. Ingresé entonces para implementar la validez de las técnicas utilizadas y medir los parámetros de calidad en la nueva planta, es decir, monitorear bajo las mismas condiciones de uso y durante toda la vida útil que los parámetros de calidad se mantienen. ¿Difícil? Resumo, mi sueño.
Desde entonces, cada día debo asumir estrategias y replantear enfoques que permitan que una parte específica del producto sea seguro y, en términos generales, que cada una sea precisa, exacta, lineal y reproducible. Con el mismo objetivo me toca, en la actualidad, estar ante un proyecto gigante y hacer frente, desde mi disciplina, al covid. Esta vacuna es, ni más ni menos, que un producto biotecnológico producido en Argentina, no puedo creer ser uno de los granitos de arena a nivel mundial que aportan a la solución de este problema. Más cerca y orgullosa que nunca de la biotecnología.
En otro pasaje de la charla Marina se refirió a las distintas opciones de vacunas e informó que “la que se apruebe será segura. Ésta tiene el beneficio de la excelente calidad y un costo aproximado de 4 dólares, contra otras, por ejemplo, que se comenta valdrán alrededor o más de 14. Son pequeñas cosas que hacen amar cada día más el proyecto”.
“De los ensayos clínicos en fase 3 no tenemos datos, los maneja AstraZeneca. Cuando surgen noticias nos recuerdan el carácter a riesgo del trabajo, que no debemos pincharnos y que son cosas que pueden ocurrir”, reflexionó.
Marina, que en Chascomús hizo la primaria en la Escuela 2 y la secundaria en el Instituto Corazón de María, creyó “necesario” que el gobierno haga más de un acuerdo, aunque destacó, una vez más, el trabajo en mAbxience: “No podemos creer que en septiembre se comenzó el proyecto y en tres meses estemos planificando el primer lote. Por lo general, las transferencias necesitan de un año, porque la empresa está con varios trabajos a la vez y los avances son espaciados, no como ahora que hay novedades diarias. Hay mucho compromiso, nadie quiere enfermarse y dejar de estar”.
“La vacuna completó un año de proyectos increíbles, no sé qué supera esto, solo espero que el 2021 sea un poco más tranquilo, tanto para mí como para todos”, cerró Marina, la jockey que representa a Chascomús en esta carrera científica y académica. Competencia que no tiene favoritos, acepta llegadas simultáneas y premia a todos por igual con la esperada inmunidad. (Fuente ANTI Noticias)