En 1990 fue una de las impulsoras de la búsqueda de la verdad en ese caso. En diálogo con Infobae, asegura que hubo una “justicia a medias” y cuenta por qué cree que Guillermo Luque fue el único condenado por el asesinato entre “los hijos del poder” de Catamarca
La hermana Martha Pelloni tenía 49 años y había superado un cáncer de mama cuando en Catamarca asesinaron a María Soledad Morales. La chica, de 17 años, iba al Colegio del Carmen y San José, donde la religiosa era rectora. Había llegado desde Corrientes, casualmente el destino posterior a su actuación en el caso de su alumna. No es el único círculo que trazó: hoy está destinada en el Santuario de Lourdes, en Santos Lugares, el mismo lugar donde comenzó su noviciado a los 22 años. Pero aquel 8 se septiembre de 1990 fue un punto de inflexión en su vida: el hallazgo del cadáver de María Soledad, la retahíla de “perejiles” acusados por el crimen que comenzaron a desfilar por la policía y la justicia, la orfandad de dos padres -Ada y Elías- frente al ominoso encubrimiento que el gobierno catamarqueño hacía de los “hijos del poder” la hizo poner de pie y encabezar los pedidos de justicia. Hoy tiene 79, y le cuesta un poco regresar 30 años atrás.
Perteneciente a la congregación de las Carmelitas Misioneras Teresianas, Pelloni prefiere hablar de lo que hace ahora desde la Red Infancia Robada. Hoy, martes 8, a las 18 horas, se estrenará en el canal de Youtube de esta ONG un documental llamado El camino del silencio, que cuenta el devenir de esta religiosa y su papel en la búsqueda de la verdad en el Caso María Soledad. Siete horas antes habrá una misa en el colegio donde iba la joven que se transmitirá por Facebook. Y el jueves 10 habrá oraciones en el lugar de San Fernando del Valle de Catamarca donde se erige un monolito a su memoria.
“Ahora lo que queremos es saber si podemos incidir en la sociedad con los femicidios. La pandemia me regaló bastante -le dice Pelloni a Infobae-. Con el Zoom reactivé foros y crear nuevos. En el 2008 Cáritas Alemania me llamó al Chaco para ver el tema de la venta de niños al exterior, hice una investigación y desde entonces nos está ayudando. Lo de los niños era para adopciones truchas, digamos, y después pasamos al tema de trata y abuso. Todo lo que es explotación de la mujer. Ahora se le suma las adicciones cibernéticas. Fíjese en Córdoba: un grupo de madres de hijos abusados descubrieron una mafia de pedófilos”.
-¿Cree que hubo justicia en el caso María Soledad?
-No, no… A medias. Hubo con el principal, con Guillermo Luque. Pero pasaron otros chicos. Hubo un encubrimiento policial, judicial y político: del gobierno de Saadi en Catamarca y del gobierno nacional, porque Menem mandó a las personas que tenían que encubrir. Era bajar a Saadi y poner a la gente del Frente Esperanza, el menemismo, para que ganara. No ocurrió porque ganamos el Frente Cívico y Social. Nosotros también tuvimos policías en el Convento que se rebelaron contra la dirección…
-¿Cuando habla de las personas que mandó a encubrir se refiere a Luis Patti, que viajó enviado por el gobierno a resolver el caso?
-Si, pero también a (Luis) Prol, para intervenir la provincia. Son los que prepararon la campaña para el menemismo. Incluso, mandaron encubierta a gente de Derechos Humanos, que supuestamente eran aliados nuestros y no resultó ser así. Y hay otra parte, un secreto que me llevaré a la tumba.
-¿Cuál?
-No me pregunte… Yo tengo que seguir viviendo. Hay cuestiones de ética de por medio que no puedo ventilar.
-¿Fue una traición que recibió?
-El tema es ético, y es la conducción política. Cosas muy gordas, traiciones muy gordas a nivel nacional y provincial. Eso solo…
-Siempre se recuerdan las Marchas del Silencio que conmovieron a la opinión pública. ¿Cómo se les ocurrió hacerlas?
-Fueron las chicas, las compañeras de María Soledad, las que las iniciaron. Las familias, los papás, pidieron una reunión luego del entierro para saber cómo íbamos a seguir, qué íbamos a hacer. Hubo 500 padres presentes y se hizo una Comisión de esclarecimiento por el caso. Ahí empezaron a organizarse para acompañar a las chicas. Y el papá de María Soledad (Elías Morales) presidía esa comisión, que se reunía en la parroquia de los Padres Claretianos. Después de las chicas salieron los colegios, porque venía el Día del Estudiante y ya se reunían para organizar qué harían para el 21 de septiembre. Había una radio y desde ahí se invitaba a marchar.
-Usted tuvo discrepancias con Elías Morales.
-Si. El papá sabía algunas cosas, pero tampoco podía hablar. No estaba de acuerdo con cosas que veía. No la quería a la abogada de María Soledad, y ella tampoco a él. A la doctora Lila Zafe… Se mentían mutuamente.
-¿A usted le gustaba esa abogada?
-Y… la tuve ahí metida en el convento dos años. Ella buscaba protección en nosotras. Pero no quiero hablar de ella. Dejémoslo ahí.
-¿Habla con Ada, la mamá de María Soledad?
-SI, pobrecita. Ahora hace un esfuerzo. Ella tiene los hijos grandes, tiene nietos y todos trabajan. Y Catamarca sigue igual. Ella cuida el trabajo de ellos. Incluso, no quiere nombrarlos mucho a Tula y a Luque. Pero hay que respetarla a Ada.
-¿Qué recuerdo tiene de María Soledad?
-El verídico. La han ensuciado mucho para exaltar más… para hacer más emocionante la película, y las cosas que se dijeron. María Soledad era una chiquita que todavía no había salido ni a los boliches ni a la calle. Había ido a una o dos fiestas. Sí era cierto que le gustaba Tula, que la entregó. Pero nada más. Ese día él se acercó a ella. Seguro la invitó, la sacó y la entregó. De hecho fue participe.
-Con el se hizo justicia?
-Y… no sabemos. Pero ella no andaba con Tula, no era ni la novia ni la amante. Lo buscaba como toda adolescente, lo veía pasar y sufría porque no había nada.
-¿A usted le cambió la vida Catamarca?
-¡Qué le parece! Ya no pude parar más. A partir de ahí no me dediqué solo a la educación institucionalizada sino que salí a los problemas sociales. Y al ser creíble, hay que aprovechar para cambiar algo de la sociedad, en lo que es la violencia y el atropello a la dignidad humana, sobre todo a las mujeres y a los niños. Por eso en estos días tenemos dos objetivos al recordar a María Soledad. Alertar por los femicidios y hacer prevención. Mientras no cambiemos la educación integral de nuestros niños, vamos a tener varones machistas, una sociedad patriarcal. Hay que educar al hombre para la dignidad de toda vida.
-¿Qué cree que pasó esa noche en el boliche Clivus, que la justicia determinó como el escenario del crimen?
-Uh… eso es viejo.
-Pero mucha gente no lo sabe.
-La drogaron, la marearon. Con esa forma vi muchas muertes de chicas. Casi siempre es bajar a un sótano para ser drogada y violada. Las veces que las chicas no mueren es lo que cuentan: después las dejan tiradas en una banco de una plaza. Y se acuerdan apenas cuando entraron y empezaron a bailar. Pero no de cuántos tipos pasaron por su cuerpo. En Goya logramos cerrar dos boliches por esto…
-Se hablaba de “los hijos del poder” en este caso. ¿Por qué cree que sólo Luque quedó señalado?
-Porque él tendría otras deudas que repartir con los otros, y entonces se quedó en el molde. Los otros se la iban a cobrar si él delataba. Y las deudas eran otras muertes. Hubo otras chicas…
-¿La conformó cómo se fue de Catamarca?
-Acepté bien el traslado. Mi etapa ya estaba cumplida. El crimen había sido descubierto y se había producido el cambio de gobierno.
-¿Hay una María Soledad en cada ciudad del país?
-No se si exactamente como ella. Pero la última estadística dice que cada 29 horas hay una mujer muerta en la Argentina. En esa época no se hablaba de eso. María Soledad fue el primer femicidio conocido.