Estuvo presente Monseñor Carlos Malfa
El presidente Mauricio Macri recibió a las nuevas autoridades de la Iglesia argentina, en un encuentro convocado para llevar un saludo navideño, pero que los obispos usaron también para transmitir su franca «preocupación» por la situación social y el rumbo de la política.
La comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), encabezada por el obispo de San Isidro, Oscar Ojea, le llevó a Macri su inquietud «por la situación de los jubilados», la «magnitud» de los hechos de violencia registrados en torno al Congreso, y una advertencia por «la característica de la respuesta de las fuerzas de seguridad», tal cual declararon en un comunicado.
La conducción colegiada de la Iglesia, que conforman Ojea, el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, y los obispos Marcelo Colombo (La Rioja) y Carlos Malfa (Chascomús) también planteó la necesidad de que «en esta coyuntura económica, el mayor esfuerzo lo realicen los que más tienen».
La velada crítica al cambio de fórmula para la actualización de los haberes de jubilados, pensionados y beneficiarios de programas sociales sirvió para recordarle a los miembros del Gobierno ciertos postulados sociales de la Iglesia, que entiende que las pensiones deben permitir al hombre una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, y rechaza cualquier iniciativa que, en términos reales, atente contra la situación material de estos sectores. No fue casual que, antes de despedirse, obsequiaran a Macri y al jefe de gabinete, Marcos Peña, ejemplares del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.
Para los encargados de llevar la relación del Estado con la Iglesia, no pasa desapercibido que la nueva cúpula del episcopado, nombrada hace menos de un mes con beneplácito del Papa Bergoglio, realice tres pronunciamientos en menos de una semana mostrando su preocupación por el contexto sociopolítico y lanzando urgentes llamados al diálogo y al consenso para sobrepasar posiciones irreconciliables.
Frente a estos planteos, los funcionarios presentes explicaron los puntos de la reforma previsional aprobada y las razones detrás del proyecto, y dijeron a los pastores que el «aporte» de «los que más tienen» se dará con la renta financiera y el impuesto inmobiliario.
De acuerdo a lo que se conoció se rescató la necesidad compartida de trabajar en la «construcción del diálogo y la paz social». Pero del encuentro no salió una agenda de trabajo conjunta. Ni hubo menciones al Papa Francisco, que dejó entrever desde Roma días atrás que le «duele» la situación de los jubilados.
Comunicado
Por otra parte, la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina difundió un comunicado, en la tarde del pasado martes 18, con motivo de los acontecimientos violentos vividos durante la jornada en las calles de la ciudad de Buenos Aires, cuando se estaba dando comienzo al tratamiento de la reforma previsional en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional.
«Ninguna forma de violencia puede aceptarse. Como pastores de este pueblo, una vez más pedimos el diálogo y la consiguiente construcción de consensos como el único camino para la convivencia en la amistad social, así como para la aprobación de leyes importantes que afectan al conjunto de la población, especialmente a los más pobres y frágiles», sostuvo.
«En estos momentos los argentinos esperamos gestos de grandeza y pacificación de parte de los hombres y mujeres públicos», pidió.
El comunicado lleva la firmas de monseñor Oscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la CEA; el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente primero; monseñor Marcelo Daniel Colombo, obispo de La Rioja y vicepresidente segundo, y monseñor Carlos Humberto Malfa, obispo de Chascomús y secretario general.
Texto del comunicado
“No tenemos palabras para expresar el dolor y la tristeza que nos conmueven esta tarde después de lo vivido en ocasión del comienzo del tratamiento de la reforma previsional”.
Ninguna forma de violencia puede aceptarse. Como pastores de este pueblo, una vez más pedimos el diálogo y la consiguiente construcción de consensos como el único camino para la convivencia en la amistad social, así como para la aprobación de leyes importantes que afectan al conjunto de la población, especialmente a los más pobres y frágiles.
En estos momentos los argentinos esperamos gestos de grandeza y pacificación de parte de los hombres y mujeres públicos.
Pedimos a nuestra Madre de Luján que cercano el nacimiento de Jesús en la Navidad, nos ayude a reencontrarnos en las diferencias, a vernos y a tratarnos como hermanos”.
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