Luego de que se suspendiera la ley votada el año para el sector, aumentó la incertidumbre. La norma que trata el Congreso mereció algunos elogios y reparos; las desventajas respecto de otros países
Lentamente, uno de los sectores de la economía que se había transformado en generador de divisas y exhibía una fuerte dinámica de creación de empleos, entró en un limbo por la falta de un marco legal claro, el cambio de las reglas de juego y los altos impuestos que enfrenta.
Se trata del sector de la Economía del Conocimiento, cuyas exportaciones crecieron el 18% entre 2010 y 2018, por debajo del 34% de América latina. El país exportó el año pasado servicios por USD 6.088 millones en este rubro, básicamente empresariales, jurídicos y contables, y software y servicios informáticos.
Además, su nivel de empleo pasó de 350 mil a 437 mil entre 1996 y 2019, más lento que en los países referentes en esta materia, al igual que las ventas al exterior y otros indicadores.
“Debido a la ausencia de un marco de promoción adecuado, Argentina perdió la oportunidad de generar 100.000 empleos y 4000 millones de dólares de exportaciones anuales”, aclaró la cámara Argencon.
Parecía que 2019, pese a la aguda crisis económica que atravesaba el país, podía marcar un punto de inflexión por la sanción unánime en el Congreso Nacional de la ley de Economía del Conocimiento.
Pero, apenas se produjo el cambio de gobierno, el Ministerio de Desarrollo Productivo puso en suspenso esta norma con una resolución administrativa y ahora hay un nuevo proyecto que cuenta con media sanción de la cámara de Diputados.
El director ejecutivo de Argencon, Luis Galeazzi, dijo a Infobae: “a fin del año pasado con la ley aprobada se habían abierto expectativas de radicación de nuevas operaciones y procesos de toma de personal en algunas empresas que no se pudieron concretar y los proyectos siguen frenados porque la ley aún no está vigente”.
“Prácticamente se perdió el impulso que venía del año pasado. Es difícil medir cuántos proyectos quedaron en el camino, lo cierto es que a veces las oportunidades no solo se dilatan, sino que, cuando no se hacen en el tiempo oportuno, directamente se cancelan los proyectos o se radican en otros países. Es posible que se hayan perdido proyectos que ya no se vuelvan a recuperar, mucho más con la complejidad de la pandemia”, se lamentó.
El directivo admitió que la crisis global provocada por el coronavirus modificó todo el panorama del sector. “El sector de la Economía del Conocimiento está manteniendo sus operaciones, pero con un grado de incertidumbre en el corto y mediano plazo que no se puede despejar en este momento. Las empresas están sosteniendo sus operaciones sobre todo las que exportan están en mejor situación, las que están proveyendo al mercado interno están sufriendo más las consecuencias”, detalló.
En particular las empresas de software que perdieron los beneficios de la Ley de Software que se daban hasta diciembre del año pasado son las que más están sufriendo, acotó.
Ahora, con el proyecto que recibió media sanción de la cámara Baja, hay, según las empresas, puntos a favor y en contra.
“Es una buena medida haber ampliado los beneficios de las cargas previsionales del 70% al 80% de descuento a las poblaciones vulnerables. Pero se ha perdido la estabilidad fiscal por 10 años, que era algo muy importante y significa un presupuesto para las inversiones de mediano y largo plazo. Es un tema sensible”, explicó.
También “se perdió un beneficio que se daba para recuperar los impuestos que pagaban los exportadores en el exterior en países donde no hay tratados de doble tributación; esto perjudica básicamente a la exportación y a la apertura de mercados nuevos”.
Galezzi dijo que mantienen con el Ministerio de Desarrollo Productivo que dirige Matías Kulfas un “diálogo permanente a través de la Subsecretaría de Economía del Conocimiento, en muy buenos buenos términos”.
“Todo lo que fue la reforma de la ley fue conversada y tuvimos la oportunidad de dar opiniones, hay cosas que se han modificado en base a nuestras opiniones. El diálogo es el adecuado. Con el Gobierno en general estamos todos pendientes de la pandemia y estamos pendientes de la negociación de la deuda”, destacó.
Al respecto, subrayó: “es muy importante para el sector y para su integración al mundo que no se entre en default y que la Argentina tenga financiamiento en el mediano y largo plazo; auspiciamos que se llegue a un acuerdo en el plazo más breve posible”.
De todos modos, por sus características, algunas firmas han pensado en cambiar sus operaciones a otro país, por considerar que no se terminan de resolver los problemas de inestabilidad macroeconómica y una carga tributaria más razonable.
“No sé si hay muchas; hay algunas empresas que han diversificado su crecimiento. En lugar de crecer el 100% de sus recursos en Argentina crecen con un plan regional, desarrollan operaciones en Colombia, México y Uruguay”, explicó Galeazzi.
De este modo, agregó el dirigente empresarial: “su crecimiento no se concentra en un país, sino que diversifica el riesgo de sus operaciones y van a tomar recursos de otras fuentes de otros mercados laborales, por lo tanto, las empresas exportadoras argentinas, las multinacionales argentinas de la Economía del Conocimiento diversifican su crecimiento haciendo una parte en Argentina y una parte en el resto”.
En este sentido, dijo: “la proporción de eso se va definiendo tácticamente según los estímulos que reciben los empresarios. Y la ley es muy importante para definir ese escenario”.
Como en otros sectores, a los inversores de mediano plazo les cuesta entender qué ocurre en el país. “La Argentina es un país complicado por sus cambios de políticas, de visión política. Es difícil presentarnos como un país con estabilidad normativa y fiscal hacia el exterior. Eso es un aspecto que se aprecia y es uno de los factores que complica la evolución de la Economía del Conocimiento en la Argentina”, agregó el director ejecutivo de Argencon.
A la vez, aclaró Galeazzi: “la Argentina tiene factores positivos como el desarrollo de su sistema científico tecnológico, su trama empresaria, la agresividad comercial, los emprendedores, el nivel de educación general”.
Al mismo tiempo, admitió el dirigente de Argencon: “así como tiene esos puntos positivos, tiene otros temas negativos particularmente la inestabilidad de imprevisibilidad”. (Infobae – Por Martín Kanenguiser)