El platense Andrés Calonje fue testigo directo de la toma de rehenes que terminó con once atletas israelíes muertos durante los Juegos Olímpicos de 1972.
Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB
Martes 5 de septiembre. Año 1972, Múnich, Alemania. El atleta platense Andrés Calonje, de 27 años, es uno de los deportistas argentinos que está en la Villa Olímpica. Pasa los Juegos en un primer piso. Desde su departamento no logra ver qué está sucediendo esa mañana y, a la vez, sospecha que puede llegar a estar expuesto. “Cuando nos despertamos tomamos conocimiento de lo que había pasado, de lo que estaba ocurriendo. Hubo un disparo pero ni lo escuché, aunque estábamos muy cerca”, explica Calonje hoy, y en su casa en La Plata señala la vereda de enfrente como para graficar. “Nosotros estábamos acá y los atletas israelíes enfrente, hacia aquella esquina, a unos 30 metros”.
Allá enfrente, durante la madrugada, terroristas palestinos habían ingresado al edificio donde se alojaba la delegación israelí. Integrantes de “Septiembre Negro”, exigían la liberación de prisioneros palestinos en Israel.
Vestidos como deportistas, los terroristas ingresaron a la Villa Olímpica saltando unos de los alambrados perimetrales, sacando provecho de las frágiles medidas de seguridad. De hecho, cuentan, de la misma manera regresaban aquellos competidores que por las noches salían a la ciudad. “A unos 40, 50 metros de donde estábamos nosotros estaba el límite de la Villa”, le explica Calonje a la agencia DIB. “Entraron por ahí; era alto el alambrado, pero entraron. Vinieron por la calle y se mandaron”.
La delegación israelí estaba advertida de que algo podía sucederles. Y adentro, ya en enfrentamientos cuerpo a cuerpo, fueron asesinados el entrenador de lucha Moshe Weinberg y el levantador de pesas Yossef Romano. Otros deportistas lograron escapar, algunos se escondieron, pero nueve fueron tomados como rehenes.
No muy lejos de allí, Calonje se alojaba en un primer piso. Y en el quinto piso de ese mismo edificio se hospedaba el equipo argentino de esgrima, entre ellos Fernando Lúpiz, que más acá en el tiempo se volvería un actor reconocido. “En el primer piso había balcón, pero si disparaban podían llegar a pegarnos. Y como tenía buena relación con el equipo de esgrima, me fui con ellos, ahí uno ya estaba más resguardado”.
A partir de ese momento, Calonje fue testigo presencial de imágenes que el mundo veía por televisión. “Lo veíamos perfecto”, recuerda. “Las fuerzas de seguridad se habían puesto ropa de atletas y caminaban por los techos. Pero los terroristas los vieron”. Es que los secuestradores, al igual que el resto del mundo, seguían por televisión lo que estaba sucediendo. “Me acuerdo que había uno de los terroristas que tenía un traje color oliva y usaba sombrero. Ese hombre [NdR: autoidentificado “Issa”] negociaba con una mujer [seguramente Anneliese Graes]: el tipo salió, se expuso físicamente ahí afuera, con una granada en la mano. Y señalaba a las fuerzas de seguridad que se movilizaban por el edificio. Él se movía como si no pasara nada, con la granada”. Y Calonje también recuerda a otro de los terroristas, “apoyado en una ventana, con una media en la cara”.
A los deportistas argentinos nadie les pidió que abandonaran el edificio, recuerda hoy Calonje. Es más, solo tuvieron que modificar algunos de sus recorridos habituales porque parte de la Villa estaba cercada por la toma de rehenes. “Lo que vi, lo vi en vivo y en directo. Pero después creo que fui al comedor, y también a entrenar. Por lo general a la tarde nos reuníamos para intercambiar cosas, pavadas, y esa tarde también estuvimos intercambiando pines”.
Ese 5 de septiembre Calonje ya había terminado su participación en Múnich [compitió los días 31 de agosto y 3 de septiembre en las pruebas de 100 y 200 metros del atletismo] pero por entonces los deportistas podían quedarse en la Villa durante todos los Juegos. Está claro, las comunicaciones de aquella época no tienen nada que ver con las actuales y, con el mundo pendiente de lo que sucedía allí, el argentino no recuerda haber tenido contacto con su familia ese día. “Para hablar por teléfono había que hacer un curso; no se hablaba. Tampoco tengo presente haber mirado televisión, ¿para qué?, si lo teníamos ahí, frente a nuestros ojos. Y no se escuchaba radio porque, obviamente, era todo en alemán”.
Pasaron 51 años de aquel día. “Seguramente por nuestra edad, cuando uno es más joven, toma las cosas de distinta manera, tal vez con menos seriedad. Además, ahí todo siguió como si nada”, analiza Calonje. “Sí recuerdo que fue todo una sorpresa: hoy lamentablemente uno está más acostumbrado, se entera de estas cosas, atentados, terrorismo. Pero antes no era así, o uno no se enteraba”.
Más de medio siglo después, aún está abierta la discusión sobre aquella afirmación del por entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, el estadounidense Avery Brundage: “Los Juegos deben continuar”. “Los Juegos Olímpicos se suspendieron durante 34 horas y se celebró una misa en el estadio principal para conmemorar a las víctimas”, reseña hoy la web del Comité Olímpico. Y Calonje recuerda aún las banderas a media asta, pero no muchos más cambios.
Ese martes, las negociaciones se extendieron durante todo el día en la Villa Olímpica. Israel no hizo lugar al pedido de los terroristas (la liberación de los detenidos) y las autoridades alemanas intentaron sin éxito liberar a los rehenes. Finalmente, ya de noche, se acordó: los terroristas fueron evacuados en helicópteros junto a sus rehenes y en una base aérea los esperaba un avión para -supuestamente- dejarlos escapar a Egipto; les habían tendido una trampa, pero el plan salió mal. Una balacera en la pista terminó con la vida de los nueve israelíes que habían sido tomados como rehenes -a ellos deben sumarse los dos fallecidos en la Villa-. También fueron abatidos cinco de los ocho terroristas y un oficial alemán.
Ese 5 de septiembre pasó a la historia como “La masacre de Múnich”.
Andrés Calonje
Andrés Calonje tiene actualmente 78 años. En Múnich 1972 compitió el 31 de agosto en los 100 metros y fue cuarto en su serie, con un tiempo de 10s73; se clasificaban los primeros tres. El 3 de septiembre, Calonje fue tercero en su serie de los 200 metros, con 21s39, y por la tarde (un día y medio antes de que los palestinos ingresaran a la Villa) concluyó en el sexto puesto (21s11) su serie de cuartos de final, sin clasificarse para las semifinales.
Antes de Múnich, ya había competido en los Juegos Olímpicos de México 1968, en el mejor momento de su carrera. También estuvo presente en los Juegos Panamericanos de 1967 y 1971. En 1969 fue campeón sudamericano de los 400 metros.
Alberto Demiddi
La gran figura argentina de aquellos Juegos Olímpicos de Múnich fue, sin duda, el remero Alberto Demiddi, medalla de plata en el single scull. Demiddi ya había sido cuarto en Tokio 1964 y bronce en México 1968. (DIB) GML