La relación entre el gobierno bonaerense y los docentes no mejora. Así quedó plasmado luego de un nuevo fracaso en la negociación paritaria que mantuvieron el lunes, la número 17, y que finalizó sin acuerdo.
Los representantes del Ejecutivo de María Eugenia Vidal ofrecieron una suba del 16,7% hasta julio -15% por salarios y el resto en concepto de material didáctico, un ofrecimiento que fue rechazado por el Frente de Unidad Docente, que tenía la expectativa de que la oferta trepe hasta el 30% con cláusula gatillo.
Tras un nuevo desacuerdo, los docentes activaron los mecanismos de consulta con sus bases para definir nuevas medidas de fuerza, que podrían contemplar un paro por 72 horas si el Gobierno no mejora su propuesta.
Los gremios esperaban que el Ejecutivo abandone lo que consideran una actitud de «mala fe» y los vuelva a citar para este jueves, algo que el propio ministro de Educación, Gabriel Sánchez Zinny, descartó de plano.
«Hasta agosto no volvemos a convocarlos», aseguró cuando le consultaron sobre un próximo encuentro, mencionando la posibilidad de un decreto para efectivizar el aumento y «no perder poder adquisitivo».
La postura dura del gobierno de Vidal se reforzó tras la intervención, una vez finalizada la sesión paritaria, del ministro de Asuntos Públicos, Federico Suárez, quien adelantó que se descontarán los días no trabajados.
«Va a haber descuento de haberes cuando no hay trabajo», advirtió, añadiendo que «los adelantos que hacemos son precisamente por la importancia que le damos a que ningún docente vea retrasado su salario respecto a la inflación».
En línea con lo manifestado por Sánchez Zinny, explicó que «con respecto a agosto, nos tomamos un mes, porque el Gobierno en este contexto macroeconómico necesita tener perspectivas de las metas de recaudación y ser responsable porque el aumento paritario compromete los recursos de todos los bonaerenses que pagan sus impuestos».
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