El jefe de Gobierno porteño rechazó una invitación del Gobierno para acordar los fondos para el mantenimiento de la Policía local. El Presidente lo acusó de generar un conflicto “innecesariamente” y le pidió ser “generoso”
Arrancó el año electoral. A mitad de camino del 2021 los argentinos tendrán que elegir legisladores nuevos en todo el país. Y ese solo hecho modifica el escenario de la discusión política entre el oficialismo y la oposición. Cambian los intereses y también la forma de actuar de cada uno de los protagonistas. En el caso de Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta la discusión sobre los fondos coparticipables la arrastran del 2020, pero se potenció en los primeros días de este año con cruces públicos y duros. A partir de ahora cada acusación tendrá un contexto político, pero también uno electoral.
El conflicto que mantiene la tensión en vilo es por los fondos que el gobierno nacional le debe dar a la Ciudad de Buenos Aires para el mantenimiento de la Policía. El Congreso sancionó la ley 27.606, que le quita a la gestión porteña un 1,18% del dinero que recibe de parte del Estado nacional, que pasará del 3,5% de coparticipación a un 2,32%. La sanción de esa ley establece que por el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad la gestión porteña recibirá anualmente $24.500 millones en 12 cuotas mensuales.
El último jueves el Gobierno, a través del Ministerio del Interior, que conduce Eduardo “Wado” De Pedro, y el de Economía, que lidera Martín Guzmán, le envió una carta a Rodríguez Larreta para convocarlo a una reunión durante esta semana con el fin de acordar los recursos que necesita la policía metropolitana para funcionar durante el 2021. El objetivo propuesto por la Casa Rosada era alcanzar un acuerdo consensuado en el traspaso de facultades y funciones de seguridad a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires. Una tregua en el conflicto.
El jefe de Gobierno porteño rechazó la convocatoria en la tarde del sábado. También fue a través de una carta. “Nos vemos impedidos de concurrir a la reunión propuesta ya que hemos planteado judicialmente la inconstitucionalidad de la misma”, les respondió. En ese mensaje sostuvo que su gobierno impulsó “el diálogo y la concertación como mecanismos para lograr consensos”, pero aseguró que “los acuerdos preexistentes fueron dejados de lado de forma unilateral”. Devolvió la pelota a campo rival.
Finalmente, el domingo la relación volvió a llegar a un pico de tensión. El Gobierno jugó la misma carta que el jueves y le propuso al alcalde porteño una nueva fecha de encuentro – en esta oportunidad definida con día, hora y lugar – y buscó mostrarse abierto al diálogo para llegar a un acuerdo. Casi en simultáneo el bloque de legisladores del Frente de Todos en la Legislatura emitió un duro comunicado calificando de “inexplicable” la decisión del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de no asistir a un encuentro con el gobierno nacional. “Quiere transformar un tema institucional en un conflicto político”, dijeron sobre Rodríguez Larreta.
La relación entre la Casa Rosada y el gobierno porteño no pasa el mejor momento. Un pequeño hecho es representativo de la tensión existente. El alcalde porteño no le respondió el saludo de fin de año que le envió el ministro del Interior, con quien trabajó sin mayores contratiempos durante el 2020 y lo une una buena relación personal. El propio De Pedro ha reconocido en reuniones políticas que “Larreta no es Macri” y que “con él se puede hablar”. En esta oportunidad el clima que rodea el vinculo está demasiado espeso. Más allá de las formalidades de las cartas, no volvieron a comunicarse en persona para tratar de coordinar un encuentro en Balcarce 50 que logre una resolución pacífica del conflicto por la coparticipación. Todos los mensajes llegaron a través de terceros y fueron helados.
El Gobierno eligió dos vías para abarcar y cuestionar a Rodríguez Larreta el fin de semana. Propuso diálogo a través de una carta firmada por De Pedro y Guzmán, y cuestionó su rechazo a la negociación con un comunicado emitido desde la Legislatura porteña. A esos dos golpes, le siguió el más duro: la palabra de Alberto Fernández. En una entrevista radial el Presidente lo acusó de generar un conflicto “innecesariamente” y le pidió ser “generoso”.
“El resto de las provincias no le está reclamando que se devuelva lo que se llevó de más en todos estos años, sino que acepte un borrón y cuenta nueva, y poner las cosas en orden de aquí en adelante”, planteó. En una sola jugada puso sobre la mesa el respaldo de todos los gobernadores y lo colocó en el centro del ring político. En el oficialismo identifican a Rodríguez Larreta como el líder de la oposición. Su fortaleza aún no está completamente construida, pero su interés por ser presidente y el rechazo de la sociedad a Mauricio Macri, lo posicionaron como el potencial conductor de Juntos por el Cambio. Las fechas dirigidas hacia él no son casuales.
Desde la Capital Federal la respuesta llegó de parte de algunos legisladores del PRO, que en sus redes sociales consideraron que es “inexplicable que el Gobierno, autor de la quita de recursos más voraz que se recuerde de la Ciudad, convoque a un show mediático que solo busca avanzar sobre la autonomía del distrito”. Luego, el vicejefe del Gobierno porteño, Diego Santilli, atinó a marcar la postura oficial conocida: “Es arbitraria, discrecional y atenta contra la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires”. Podría haber duplicado la confrontación dialéctica, pero no lo hizo. En la Ciudad esperan que la Corte Suprema resuelva el pedido que hicieron para considerar la ley inconstitucional. Esa es la estrategia.
En el gobierno porteño no se mueven ni un centímetro hacia el costado. “No vamos a sentarnos a discutir sobre la aplicación de una ley que es inconstitucional. Por eso nos presentamos a la corte”, explicaron a Infobae. No cayó bien la crítica de Alberto Fernández, pero la relativizaron. Un funcionario cercano a Rodríguez Larreta aseguró que los cuestionamientos del Presidente son “la manera que él tiene de construir” y que “por convicción o por temor se termina comportando de la misma manera que el kirchnerismo”, en referencia a la confrontación como instancia clave para construir poder.
El último jueves Fernández recibió a Axel Kicillof y Rodríguez Larreta en la Quinta de Olivos. Fue para evaluar el crecimiento de la curva de contagios de coronavirus. El gesto imprimió dos interpretaciones: preocupación por un posible rebrote y un retorno al diálogo con el jefe de Gobierno porteño. La charla fue distendida y estuvo enfocada en la preocupación de los tres gobiernos por las condiciones sanitarias. Llevaban casi dos meses sin reunirse. Tres días después el vinculo volvió a modificarse.
El alcalde del PRO volverá a reunirse esta semana con los mismos protagonistas para hablar del mismo tema. En los tres gobiernos analizan la posibilidad de tomar medidas que frenen el crecimiento de los contagios. Rodríguez Larreta no mezcla los temas. Se sienta en la mesa del Gobierno para evaluar la llegada de la segunda ola de coronavirus, pero no para negociar los fondos para la policía porteña.
“Vamos a seguir insistiendo en la posibilidad de que la reunión se haga. A ellos no les queda otra que llevarlo al campo de la política porque los números son indefendibles”, reconoció un funcionario del oficialismo que sigue bien de cerca la negociación y que advierte que el gobierno porteño está en una encrucijada porque ni siquiera tiene el apoyo político de los gobernadores radicales de Juntos por el Cambio. “Van a la justicia porque están sosteniendo un privilegio que no pueden defender en ningún otro lado”, explicó. Las chicanas y las acusaciones van y vienen. Es un partido de tenis donde el dinero no es lo único que importa.
Este año el Gobierno tiene la necesidad de revalidar los votos y la confianza de la gente. Los oficialismos suelen ganar las elecciones de medio término. Cuando no lo hacen el llamado de atención en las urnas es una alerta roja que nadie puede desconocer. A mitad del año Fernández pondrá a consideración de los argentinos la gestión de la pandemia y de la crisis económica. Enfrente, Juntos por el Cambio intentará construir las bases para el proyecto 2023. El nombre propio más importante de ese plan es, ahora mismo, Horacio Rodríguez Larreta. En el Frente de Todos lo asumen. En la oposición también. Por eso, en ambas veredas, actúan en consecuencia. (Fuente: Infobae)