Pedido ante la emergencia
Tal como sucedió en enero, la Unión Industrial Argentina (UIA) prepara un documento con propuestas para presentarle al Gobierno que apuntan a reactivar el sector altamente golpeado por la crisis económica que se intensificó con la gran devaluación de los últimos meses.
En esta oportunidad, el documento a entregar luego de Semana Santa al ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, reúne diez medidas que se agrupan en cinco ejes que los cincuenta dirigentes que convoco la central fabril consideraron necesarios para reactivar el sector en su totalidad: tributario, logístico, financiamiento, costos energéticos y de adhesión a leyes nacionales. El primer mes del año, industriales presentaron listado de 35 pedidos al gobierno para poder salir con vida de la recesión.
Apuntaban al crédito productivo, asistencia impositiva para pymes, compensación de impuestos, baja de las tasas financieras, excepción de retenciones a las exportaciones nuevas o en crecimiento, tarifas energéticas especiales y levantamiento de embargos de AFIP, entre otros.
En concreto, se dividieron en seis ejes: energía, comercio, mercado interno, financiamiento, fiscal y ley pyme. Como se puede ver, todas dirigidas a darles aire a pequeñas y medianas empresas. En esta oportunidad se busca abarcar a todo el arco industrial que lejos de verse beneficiado, está sufriendo una metástasis difícil de contrarrestar.
Para graficar la situación del sector productivo argentino se pueden tomar datos sociales de hace dos días nada más. Según el INDEC, la utilización de la capacidad instalada en la industria fue del 58,5 por ciento en el segundo mes del 2019, lo que significó una caída de casi 6 puntos porcentuales con relación a igual mes de 2018. Lo preocupante es que tales números delinean una curva ascendente que no retoma el alza. Por ejemplo, la capacidad ociosa de febrero de 2018 fue de sólo 35,6 por ciento, por lo que sólo se utilizaba el 64,4 por ciento de los recursos. Más atrás, en febrero de 2017 fue del 40% y en el mismo mes de 2016, de sólo de 35,8%.
Un dólar alto se lleva puesto el resto de las variables económicas como servicios sociales, presión inflacionaria, disminución del poder adquisitivo, recortes, despidos, tarifas altas, más inflación y el círculo vicioso que parece nunca acabar.
Durante un año electoral las medidas del oficialismo se centran en mitigar el impacto como por ejemplo, la decisión de congelar los precios de la canasta básica durante seis meses y la de implementar el mecanismo de descuentos en supermercados y farmacias para jubilados y beneficiarios de la Asignación universal por Hijo.