Nuestra ciudad reúne las condiciones naturales que debemos valorar, cuidar y dar a conocer, con el interés y la obligación de asegurar su sostenibilidad en el tiempo. Es lo que sentimos como propio y a lo que pertenecemos; es lo que le legamos a las próximas generaciones.
Se define como patrimonio natural a los monumentos naturales, las formaciones geológicas y fisiográficas, y las zonas estrictamente delimitadas que constituyan el hábitat de especies amenazadas, además de aquellos lugares naturales que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural.
La manera de cuidar y preservar nuestro patrimonio es primeramente respetando la naturaleza como parte de nosotros, evitar la contaminación de los patrimonios naturales, ayudar a mantener y regenerar sitios naturales que lo necesiten, suministrar herramientas a la naturaleza para que siga viviendo y concientizarnos en la valorización de nuestros recursos naturales.
Nuestra ciudad posee la laguna que es nuestro principal atractivo donde conviven flora y fauna en perfecta armonía, además entre los espacios verdes podemos nombrar el Parque Libres del Sur con sus 8 hectáreas, diseñado allá por 1939 junto con el Museo Pampeano, donde se habían colocado 2000 plantas en aquel entonces junto con las plantas nativas que poseía este espacio.
Por su parte, en el Bulevar de la calle Lastra se puede apreciar como florecen los cerezos en primavera con sus colores rosáceos, traídos hace mucho tiempo desde Japón. A su vez, las plazas conforman también un espacio verde con una gran variedad de árboles, que debemos cuidar y que enriquecen también nuestros bienes naturales.
El patrimonio natural representa aquella parte de la naturaleza que nos representa y es parte de nuestra identidad, siempre lo podemos cuidar viviendo en armonía con él.