Tres buzos de los Bomberos de Trelew, que participaron del rastrillaje en el río Chubut el 12 de diciembre pasado, declararon como testigos el martes 6 de febrero ante el juez Guillermo Gustavo Lleral. Esencialmente fueron testimonios cortos pero que dejaron una observación común: las dificultades que presenta el cauce de agua donde fue encontrado muerto Santiago Maldonado, al punto que describieron el lugar como «una trampa mortal».
Milton Daniel Roberts, Lucas Ezequiel Castillo y Benjamín Osvaldo Pena Garrard se presentaron en el Juzgado N° 2 de Rawson de Lleral, donde detallaron el trabajo que hicieron y cómo es el río Chubut en la zona donde el 17 de octubre apareció flotando el cuerpo del joven tatuador de 28 años. Los tres son buzos expertos que trabajan para los Bomberos Voluntarios de Trelew y tuvieron muchas intervenciones en rescates en ese mismo río y otros de iguales características en la Patagonia.
Roberts tiene 24 años de experiencia como buzo deportivo y desde 2001 lo hace también como rescatista. «Trabajé tantos casos en el río Chubut que no los puedo enumerar», dijo en la introducción sobre sus conocimientos ante Lleral y fue contundente sobre la complejidad que presenta ese curso de agua por la cantidad de ramas y pozos inesperados: «Puede sonar exagerado pero en diez centímetros de agua, si uno se queda trabado, se ahoga».
El hombre contó que el ramerío en la orilla es tal que solo hay dos entradas para llegar al agua. «Desde que entramos al agua, todos los movimientos que hicimos fueron muy complicados. En varias oportunidades nos quedamos trabados por las ramas porque nos enganchábamos. Para llegar a la parte de la correntada tuvimos incluso que romper algunas ramas. Fue difícil llegar a la zona del río con mayor corriente, quizás en distancia no era tanto pero sí era muy dificultoso llegar», detalló Roberts, según consta en el expediente.
Aquel 12 de diciembre los buzos entraron acompañados por dos integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). El pedido del juez Lleral era que realizaran un rastrillaje en busca de posibles objetos en el lecho del río que pudieran servir a la causa y que confeccionaran un informe sobre cómo es el lugar, ya que el día que apareció Maldonado no pudieron completar la inspección. La solicitud incluyó tomar muestras de agua y realizar distintos tipos de mediciones. Trabajaron sobre unos 100 metros a la redonda en el río.
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