«Los inversores no creen en este esquema»

El Gobierno parece haber hecho el diagnóstico correcto pero los problemas estructurales de la economía siguen vigentes, advierte Ricardo Delgado, director de Analytica. «La dificultad para generar divisas es un problema grave», enfatiza. El desafío de bajar la inflación y la necesidad de seducir a los inversores financieros.

De pronto, la economía desde lo programático volvió a ponerse sobre la mesa. El discurso presidencial en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, y alguna aparición televisiva del ministro de Hacienda, Martín Guzmán, echaron luz en la hoja de ruta que pretende seguir el Gobierno. Cuán viable es el plan, es una pregunta que cabe por estas horas. El economista Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica, aceptó hacer un punteo de los temas y repasar el rumbo que ha tomado la Argentina.

-El presidente de la Nación dijo en el Congreso que el objetivo económico es apuntalar el crecimiento, potenciar el mercado interno, fomentar las exportaciones para generar las divisas necesarias e ir bajando la inflación paulatinamente. Es un esquema saludable y lógico para cualquier economía. ¿Cuánto de esto se puede aplicar a partir de la realidad argentina?

-Creo que son todos los objetivos que debería haber en cualquier economía sana. Eso está claro. Obviamente hay una cantidad enorme de dificultades que la economía argentina tiene que resolver y creo que se pueden sintetizar, simplificando mucho, en una sola palabra: inflación. Me parece que ahí el Gobierno tiene un diagnóstico correcto y dice que no se trata solamente de un fenómeno monetario en este contexto de la Argentina, aunque la política monetaria es muy importante. Cuando el ministro Guzmán habla de un programa macro, habla de lo fiscal y lo monetario.

-Guzmán afirma que el corazón de la política anti inflacionaria está en la macro.

-El corazón está en la macro y es así, pero en una economía que hace más de una década que tiene alta inflación hay comportamientos, conductas indexatorias, precautorias, formación de precios en sectores con poca competencia que vía expectativas alimentan la inflación. Buscan atacar eso por el lado de los acuerdos de precios y salarios. Creo que en esa línea todos los diagnósticos son correctos y la direccionalidad que tiene la política económica está bien planteada. Por supuesto que después hay señales desde la política que muchas veces van a contramano. Ese es el gran problema. El gran problema que tiene este gobierno es que como se trata de una coalición muy heterogénea, las visiones de cada facción dentro de la coalición a veces entorpecen a la economía.

-¿Los inversores se fijan en ese marco más amplio que se sale de la economía y que tiene que ver con las señales que envía el Gobierno en otros ámbitos?

-Sí, totalmente. Uno puede estar de acuerdo o no con la creencia promedio de los mercados, por ejemplo, pero los hechos mandan en economía y en los mercados financieros mucho más. ¿Qué quiero decir? Los mercados financieros se pueden equivocar, pero si todos se equivocan a la vez, van a generar la profecía autocumplida. Me parece que ahí hay un punto, y pese a que el diagnóstico me parece correcto, también creo que hay que tratar de seducir al capital financiero porque sino vas a seguir teniendo un riesgo país de 1.500 puntos como tenemos hoy.

-Hay un riesgo país muy alto y bonos recién reestructurados que no paran de caer. ¿Qué lectura hace el inversor de este país?

-Básicamente que no confían en este esquema. Por eso Guzmán hace hincapié en lo que sí miran los mercados financieros, que es lo fiscal y monetario. Guzmán está bien rumbeado, lo básico para tener un programa que baje la inflación es lo fiscal y lo monetario.

TIEMPO

-¿Los actores de la economía son conscientes de que para bajar la inflación y normalizar las variables hay que enfocar el largo plazo?

-A juzgar por los indicadores financieros diría que no. Argentina después de reestructurar su deuda con los privados muestra un riesgo país con niveles parecidos a los que tenía antes de la reestructuración. Todos los problemas estructurales de la economía argentina siguen presentes. La imposibilidad de generar dólares genuinos que tiene la Argentina es un problema. Que Argentina no pueda generar saldos comerciales o que las empresas tomen deuda en el exterior, así va a ser difícil que las reservas del Banco Central suban. En consecuencia los soberanos nos van a decir: hasta el 2024 o 2025 te di changüí, y el Fondo eventualmente también. ¿Pero después de dónde salen los dólares de la Argentina? ¿Cómo recuperás reservas? El ministro Guzmán habló en un reportaje televisivo y dijo que el Central recuperó u$s 900 millones. Es como nada. Está muy bien, mejor es recuperar que seguir perdiendo, pero claramente la velocidad de recuperación de reservas del Banco Central es muy baja. Y de afuera preguntan: ¿Cómo me van a pagar? Ahí hay un punto.

-En este contexto, ¿hay cepo para rato?

-Sí, claramente. El ministro lo dejó bastante claro. Es un instrumento temporario pero la Argentina estructuralmente no tiene la capacidad para generar divisas. La gran paradoja de los argentinos es que tenemos u$s 240.000 millones guardados en cajas de seguridad, en el colchón, afuera del sistema. Cuando se dice que Argentina no genera dólares, no, Argentina generó dólares, lo que pasa es que los sacó del sistema. Nunca los dejó. Eso es un gran problema. Todos los dólares que todos nosotros compramos los sacamos del sistema. Hay 16.000 millones de dólares depositados en cuentas dentro del sistema, y estoy hablando de u$s 240.000 millones afuera. Creo que está muy bien y aliento y creo que hay que avanzar en esa línea. El blanqueo que se le da la construcción es un buen aliciente para poner en el circuito productivo, no financiero, a los dólares que están afuera. Y habría que hacer lo mismo con otros sectores. El plan Gas también es una manera. Hay que buscar sectores que permitan financiarse en dólares. Me parece que ese es un punto central para que la brecha baje, para que el dólar ya no sea un activo tan deseado y para que finalmente se puedan poner en valor los dólares improductivos que están guardados fuera del sistema.

-¿El Gobierno lográ alcanzar la meta de 29% de inflación que plantea el Presupuesto Nacional?

-Este año la veo muy difícil. Nuestra estimación está en torno al 40% y el mercado habla del 45 o 50%. Creo que 29 o 30 es muy difícil porque vamos a seguir teniendo inercia inflacionaria toda esta primera parte del año. También hay aumentos de precios regulados. Nosotros tenemos una inflación en torno al 3 o 3,5% mensual en este primer semestre, y luego bajando al 2 o 2,5% mensual en la segunda parte del año. Habrá una leve tendencia a la baja pero va a haber una inflación un poquito más alta que la del año pasado. Naturalmente porque tendremos una mayor actividad económica. Supuestamente no habrá nuevas cuarentenas ni cierre de actividades.

DISCURSO

-En el eje económico, ¿le llamó puntualmente la atención algo del discurso presidencial en el Congreso?

-No. La señal política de la querella de los funcionarios que hicieron los últimos acuerdos con el Fondo. Pero eso es más política que economía. Desde el punto de vista económico no me sorprendió nada.

-Se habló de obras públicas. ¿Habrá una mayor dinámica en el marco de un año electoral?

-Ahí tengo dudas que se pueda duplicar la inversión en obra pública en términos de producto de un año a otro. Habiendo pasado por esas áreas puedo decir que es muy difícil la ejecución del presupuesto, aún cuando se tenga la plata. Hay muchos proyectos que no están, los tiempos de licitación demoran, están los naturales controles del Estado para el buen uso de los fondos, que exigen tiempo. Por eso duplicar me parece mucho, pero sí creo que habrá mucha más obra pública que el año pasado y eso es saludable.

-Se escuchó mucho acerca de cómo deberían ser las cosas. En agroindustria el presidente hizo alusión a incentivos fiscales y previsibilidad, pero después la presión fiscal no cede.

-No, y además en un contexto de negociación con el Fondo, que se dará no sé cuándo, el Fondo siempre en los acuerdos pide aumentar los impuestos, no bajarlos. Justamente para bajar el déficit. No veo espacio alguno para reducir impuestos. Pueden bajar y se puede redistribuir mejor la carga, pero no en el corto plazo. Y estas señales a las provincias de permitir que suban Ingresos Brutos va en la dirección contraria a la baja de la presión impositiva.

-El ministro Guzmán confirmó que la idea es avanzar en un Acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo. ¿Qué opina?

-Lo veo bien. Coincido con el hecho de la corresponsabilidad, con la idea de que el Fondo tiene al menos corresponsabilidad, compartida con la Argentina, en relación a los últimos acuerdos. Eso está claro. El Fondo le prestó a la Argentina diez veces más que el promedio que le había prestado en su historia a los distintos países del mundo. Para tener en claro la magnitud del caso argentino. Alguien decía que cuando uno debe poca plata el problema es de uno, pero cuando debe mucho el problema es del acreedor. Dicho esto, me parece que claramente esos montos exigen un plazo de por lo menos de diez años para poder repagar. De vuelta, volvemos al punto de cómo generamos los dólares. A partir del 2025 aparecen los bonos de los bonistas privados, necesitaremos dólares para pagar la reestructuración del año pasado. El Gobierno que viene, sea cual fuere, va a tener una carga muy significativa de pagos de deuda, tanto a los privados como al Fondo. Es parte también de la visión de los inversores, que piensan que para la Argentina el 2025 es acá a la vuelta. ¿Cómo vamos a generar esos dólares?

(Fuente:La Prensa)