En silencio y por varios carriles, en la provincia de Buenos Aires Juntos por el Cambio intenta ampliar la base de sustentación del espacio, explorando conexiones con sectores políticos que se le habían escurrido de las manos para las elecciones del año pasado, que terminó perdiendo frente al peronismo unido. Algunos denominan a esta movida como la construcción de la «cuarta pata» de la alianza opositora.
Hace pocos días, la exgobernadora María Eugenia Vidal realizó un encuentro virtual con buena parte de lo que fue su gabinete y algunos legisladores propios. Trascendió que fue una suerte de «arenga de lo que viene», según palabras de uno de los participantes. Allí habló de la necesidad de «mantener la unidad» desde el rol de oposición, de realizar una «autocrítica» luego de la caída electoral y de avanzar hacia una «refundación». Algo parecido, pero con más generalidades que en aquella charla virtual, dijo hace algunas horas atrás durante una entrevista televisiva.
«Hay que hablar con todos, tenemos que ampliar», asegura un muy estrecho colaborador de Vidal, apuntando a las legislativas de 2021. En tiempos de pandemia, no es políticamente correcto hablar de las próximas elecciones, pero la verdad es que en Juntos por el Cambio ya se está trabajando para eso.
Para el vidalismo, sobre todo, se trata de garantizar en los comicios de medio término del año que viene, como mínimo, el número de diputados y senadores provinciales que entraron a la Legislatura en el triunfante 2017 y que ha posibilitado que el actual oficialismo no pueda sacar ninguna ley sin negociar con la mayoría cambiemista en el Senado. Se percibe cierto clima interno entusiasta porque evalúan como «muy floja» esta primera etapa de gestión de Axel Kicillof, signada por la respuesta a la pandemia.
En aquel Zoom, Vidal también dejó en claro su postura de no ser excesivamente beligerantes con los gobiernos nacional y bonaerense, un síntoma de su inequívoca sintonía política interna con Horacio Rodríguez Larreta. En la intimidad, la exmandataria siempre ha reconocido al alcalde como su mentor.
Uno de los espacios con los que se busca confluencia es con el GEN de Margarita Stolbizer, que el año pasado jugó con Roberto Lavagna y se quedó con las manos vacías. Incluso las dos figuras quedaron muy distanciadas luego de los comicios.
Todavía no hay conversaciones formales de partido a partido, pero si hubo charlas individuales de Stolbizer con Vidal y con Emilio Monzó. El expresidente de la Cámara baja nacional viene recomponiendo su relación con Vidal, bajo la premisa de tejer acuerdos intersectoriales que, por un lado, engrosen su propio peso político interno y, por el otro, eventualmente tributen a una hipotética candidatura presidencial de Rodríguez Larreta bajo la lógica de la mencionada «refundación».
Según sus colaboradores, que se muestran más apurados que ella, Stolbizer está convencida de que la pospandemia dejará una profundización de la división binaria de la política argentina, con -otra vez- un sistema cerrado a dos grandes expresiones electorales y sin espacios de poder real para terceras propuestas. La avenida del medio cada vez más chica, digamos. No es lo que ella preferiría, claro.
En ese sentido, el GEN aplaudiría un avance bonaerense de Evolución, el espacio del senador Martín Lousteau, un aliado de Juntos por el Cambio que en silencio viene probando expansión provincial. Encontrarían una comodidad que no hallan, por ejemplo, en la figura de Mauricio Macri. Así, será clave hacia dónde avance el tironeo por el liderazgo futuro de la coalición opositora: para este sector progresista de la política bonaerense, actualmente con un caudal electoral más bien disminuido, no es lo mismo que todo gire en torno al expresidente que a Rodríguez Larreta.
¿Oferta a Stolbizer?
En Juntos por el Cambio circula la versión de que, para atraer al GEN, podrían tentar a Stolbizer con un respaldo legislativo para ocupar la Defensoría del Pueblo de la Provincia. Para que se siente allí ella o alguien identificado con su espacio. Actualmente, el cargo es del peronista Guido Lorenzino, con mandato hasta 2021. Fuentes del GEN negaron que haya existido una oferta formal. Al menos por ahora.
El interrogante es saber cómo caería esto en la Coalición Cívica de Elisa Carrió, de históricos resquemores con los «margaritos». En la oposición se comenta casi con categoría de certeza que, pese a su promesa, Lilita tiene decidido volver a la política activa y apuntaría su trabajo, sobre todo, a la provincia, bastión cristinista.
El otro carril por el que la oposición busca la expansión es el de los pequeños partidos provinciales y los vecinalismos que gestionan. De acuerdo a números internos de Juntos por el Cambio, un buen cierre con las expresiones políticas locales bonaerenses podría acercar unos 8 puntos porcentuales el día de las elecciones.
El intendente de Vicente López, Jorge Macri, al mando de las cuestiones administrativas del PRO provincial, viene suturando una liga de pequeñas fuerzas provinciales que se unirían electoralmente a Juntos por el Cambio. Algo parecido para acercarle a Vidal tejen el jefe del bloque de senadores provinciales, Roberto Costa, y su colega Lucas Fiorini.
¿Y los radicales, la otra pata fuerte de la coalición? Este es un año en el que dirimirán las internas por la conducción partidaria, que por ahora sigue en manos del exvicegobernador Daniel Salvador. Los dos grandes sectores internos prometen bregar para que la UCR, ahora en la oposición, tenga mayor peso interno en las decisiones del que pudo exhibir durante la gestión de cuatro años del macrismo y acaso pretendan liderar el espacio.
Se admite en el Comité Provincia que, de cara a octubre, cuando serán los comicios internos, lo ideal sería lograr una lista de unidad pero por ahora nada está definitivamente cerrado. Los radicales, se ve, en esta etapa estarían más enfocados en resolver sus cuestiones intestinas que en sumar aliados.
El papel de Pichetto
Además de Monzó, que busca peronistas desencantados con el gobierno por el interior provincial, en el conurbano realiza un discreto trabajo hormiga Miguel Angel Pichetto, del ala más dura de Cambiemos, recientemente nombrado en la Auditoría General de la Nación (AGN). Recorrería, sobre todo, la Tercera Sección Electoral, al sur del conurbano, donde se mira con mucho recelo a Kicillof.
Algo parecido realiza el exministro de gobierno Joaquín de La Torre, hombre de la Primera Sección (Norte del GBA) que viene del peronismo y quien, en verdad, ya no integra el círculo aúlico de Vidal. En su momento fue crítico de la decisión de no abrir las puertas a otras expresiones antes del las elecciones de 2019.
Lo dicho: la expansión es un tema de discusión interna en Cambiemos bonaerense. Incluso se escuchan voces que aseguran que, antes de «sumar porotos» el espacio debería armar un discurso integral sólido respecto a la dirección en la que se quiere ir y para qué buscan regresar al poder, como para presentarlo a la ciudadanía en la etapa de la pospandemia. «Trabajar sobre los que nos votaron y convencer a los que no», explica un dirigente de la mesa chica opositora. (La Nación – Por Mariano Pérez de Eulate)