La pesada herencia
La obra pública será sin dudas uno de los temas más complejos de abordar para la nueva gestión que encabeza Axel Kicillof en la Provincia. Hay dos conflictos: María Eugenia Vidal deja varias obras paradas y por otro lado, el Ejecutivo se debate en cómo financiarse para continuarlas, así como para avanzar con otras claves para el territorio bonaerense.
Por su parte, el nuevo ministro de Infraestructura, Agustín Simone, ya dejó señales del nuevo perfil que se llevará a cabo en el área: cortar con el sistema de las PPP (Participación Pública Privada) y la necesidad de no paralizar ninguna obra para no afectar aún más a la economía y a la calidad de vida en los municipios.
OTROS DETALLES PARA TENER EN CUENTA
Sin embargo, en el trascurso del primer mes de gestión, el nuevo gobierno bonaerense analiza qué hacer con algunas obras que ni siquiera avanzaron, así como otras que ya tienen todo listo para ejecutarse. Allí, hay dos obras fundamentales y que hoy por hoy representan una incógnita: qué pasa con las obras del Río Salado y las del Río Luján.
A pesar de los grandes anuncios durante la gestión de Cambiemos, el panorama es elocuente: mientras que en la primera obra mencionada sólo se avanzó con menos del 5%, las del Río Luján se encuentran en la primera fase desde hace tres años.
“Para la obra del Salado, que es un préstamo del Banco Mundial, el ejecutado real es sólo del 4,6 por ciento del préstamo total”, explicó el flamante ministro. Eso equivale a 14 millones de dólares.
El resto –es decir más del 90%- no se ejecutó. El mismo, según precisó Simone, es un préstamo que se aprobó en abril de 2017 y que la Provincia firmó en diciembre de ese mismo año. Hasta la fecha, las obras no avanzaron. Por esa situación, el Banco Mundial ya le está cobrando una especia de multa que existe cuando los gobiernos no utilizan a tiempo el dinero prestado.