Ocurrió en 1994 y hubo cuatro muertos, entre ellos el librero Edgardo Cicutín (34) y el remisero Norberto Corbo (32).
Luego de casi 29 años de un trámite judicial plagado de trabas, siete expolicías bonaerenses fueron condenados este lunes a 25 años de prisión al ser hallados culpables de una balacera conocida como “La Masacre de Wilde”, el emblemático caso de “gatillo fácil” registrado en esa localidad bonaerense, en el cual fueron asesinados cuatro hombres.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Lomas de Zamora condenó a los excomisarios Roberto Mantel (65 años) y Eduardo Gómez (61), quien se retiró en 2005 como comisario inspector; los exoficiales Osvaldo Lorenzón (69); el exsubteniente Pablo Dudek (76); los exoficiales Julio Gatto (56) y Marcelo Valenga (59), y el excabo Marcos Rodríguez (59) como coautores del delito de “homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, reiterado, cuatro hechos y homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, un hecho en grado en tentativa y todos en concurso real entre sí”.
Los magistrados dispusieron además los siete condenados sean detenidos cuando el fallo quede firme.
En el mismo veredicto, se decidió que deben fijar residencia en la provincia de Buenos Aires, que tienen que presentarse ante el tribunal cada 10 días, que no pueden ausentarse de sus casas más de 24 horas sin pedir permiso y que no pueden acercarse a los familiares de las víctimas ni salir del país sin pedir autorización.
Además, por su ” trascendencia social e histórica”, los jueces ordenaron remitir copia de toda la causa al Archivo Nacional de la Memoria “con el objeto de preservar y digitalizar el expediente”.
En la sala de audiencias de la sede judicial, los familiares de las víctimas -que vestían con pecheras blancas con sus nombres- alzaron carteles que decían “Justa justicia es perpetua para todos” mientras escuchaban el veredicto, y luego de que finalizó su lectura estallaron en lágrimas.
En ese contexto, el abogado representante de la querella, Ciro Annicchiarico, dijo estar “satisfecho con el resultado” ya que los imputados “recibieron la máxima pena por homicidio”.
El hecho
La denominada “Masacre de Wilde” ocurrió el 10 de enero de 1994, cuando 11 policías bonaerenses vestidos de civil, a bordo de cinco autos no identificables, salieron de caza para emboscar a una banda que trabajaba para ellos y se quería independizar de la brigada.
Su plan era matarlos, pero se equivocaron de objetivo. Tras unos 200 disparos, resultaron muertos el remisero Norberto Corbo (32) y sus pasajeros Enrique Bielsa y Claudio Mendoza, quienes viajaban a bordo de un Peugeot 505, y el librero Edgardo Cicutín (34), que se trasladaba en un Dodge 1500, conducido por Claudio Díaz, el único que sobrevivió al ataque.
De acuerdo con los peritajes, los vehículos involucrados y las víctimas recibieron unos 200 impactos de bala calibre 9 milímetros disparados con pistolas y al menos un subfusil Uzi.
En principio, los policías que intervinieron en el hecho fueron detenidos, aunque la Cámara de Apelaciones y Garantías los sobreseyó y liberó.
Además de quienes fueron juzgados, estaban imputados el comisario César Córdoba, Carlos Saladino y Hugo Reyes, (ya fallecidos), todos integrantes de la brigada cuyo subjefe era el entonces comisario y actual abogado Juan José Ribelli, procesado y luego absuelto por el atentado a la AMIA y quien no estaba en el país cuando ocurrió el hecho; y el exsubteniente Marciano González, que quedó fuera del proceso por incapacidad mental, luego de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).
Tras apelaciones de familiares de las víctimas, en 2003 y en 2007 volvieron a ser sobreseídos por la misma medida. No obstante, la causa siguió su curso hasta la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que en 2013 ordenó reabrir el expediente y anular los sobreseimientos. (DIB)