
El asesor Santiago Caputo absorbe funciones que hasta ahora tenía el secretario de Comunicación. Eduardo Serenellini. Lo hace a través de la jefatura de Gabinete, que comanda Nicolás Posse. Movida clave de cara a las privatizaciones y el control del remanente de pauta.
Karina Milei falló en favor del “asesor” Santiago Caputo en la disputa que mantenía con Eduardo Serenellini por el control de la comunicación del Gobierno: ahora el secretario de Comunicación perdió el manejo de todas las áreas administrativas vinculadas a los medios, lo que puede resultar clave de cara a una futura privatización.
Aunque fue la hermana del Presidente –a la que no por nada apodan “El Jefe”- la que operó para vaciar de poder a Serenellini, lo hizo con el respaldo imprescindible de Javier Milei. Solo así se explica que el cisma interno se haya resuelto con la velocidad de un rayo, con la publicación de dos DNI esta mañana en el Boletín Oficial.
¿Qué paso? Serenellini, que no arrancó junto al gobierno sino que dejó su programa en Radio Rivadavia para asumir unas semanas después, venía acumulando un poder creciente, que se expresaba en reuniones que lo mostraban con referentes que iban más allá del mundo de las comunicaciones. Se reunión –y se hizo fotografíar- con la Mesa de Enlace rural, por caso.
El choque con la estructura de poder libertaria era inevitable. Caputo, cuyo poder es muy superior al que expresa su cargo formal de asesor ad honorem –es monotributista-, fue el que más lo enfrentó porque, precisamente, pisa fuerte en la definición de la estrategia comunicacional del gobierno.
Pero actúa a través de otros funcionarios. Uno es el jefe de Gabiente, Nicolás Posse. El decreto 110, publicado esta mañana, le otorga todas las funciones de control y lineamiento estratégico del sistema de medio públicos que hasta ahora tenía a su cargo Serenellini en la secretaria de Comunicación.
Es un paso clave, porque desde ahí se puede incidir en el proceso de privatización del sistema de medios públicos. Especialmente de la TV estatal, uno de los objetivos del Gobierno que apetece, por caso, vender el edificio donde funciona, en una de las zonas más cotizadas de la Ciudad de Buenos Aires.
Posse también asuma la subsecretaría de Vocería, a cargo de Manuel Adorni. Al mismo tiempo, el decreto que lleva la firma del Presidente y del ministro del Interior, Guillermo Francos, sólo mantiene bajo la órbita de Serenellini al subsecretario de Comunicación y Prensa, Javier Lanari, como virtual número 2.
Es decir, le quitaron el manejo de todas las áreas administrativas y de influencia sobre la publicidad oficial, suspendida por un año por Milei, pero que tiene bajo su responsabilidad el pago de deudas adquiridas durante la gestión de Alberto Fernández.
Lo curioso es que Lanari, el único funcionario a su cargo, responde incondicionalmente a Adorni. (DIB) AL