El squash hará su estreno en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. El marplatense Leandro Romiglio, número 34 del ranking mundial, celebra la admisión de su deporte y se ilusiona con estar en el gran evento deportivo.
Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB
En el horizonte, los Juegos Olímpicos, toda una novedad para un deportista que se dedica al squash. Es que el deporte de la raqueta, pared y una pelota de goma que cuando está fría no pica hará por fin su estreno olímpico, en Los Ángeles 2028.
“Para mí es algo es hermoso, el deporte se lo merecía”, le dice a la agencia DIB el marplatense Leandro Romiglio, número 34 del ranking mundial de squash. “En lo personal, es una zanahoria linda para tener adelante, un buen objetivo a largo plazo: clasificar a Los Ángeles”.
El squash es uno de los cinco deportes que serán incorporados al programa de 2028. También regresarán el béisbol y el sóftbol -juntos-, el lacrosse y el cricket. Y al igual que el squash, tendrá su estreno olímpico el flag football.
Y Romiglio cuenta del squash: “No encuentro en otros deportes que practico, de manera recreativa, la intensidad que tiene el squash; es muy intenso. Es demandante físicamente, requiere mucha concentración y coordinación, porque se debe coordinar llegar a la pelota, estar en una distancia correcta para poder pegarle, tener técnica para el golpe, poner la pelota donde uno quiere. Parece simple, ‘es pegarle contra de la pared, la pelota pica…’. Pero después, uno se encuentra con una pelota fría, que no pica, yerra… ‘Ah, no es tan fácil’”.
Por otro lado, Romiglio opina que el squash permite “desconectar de la vida cotidiana”. “Solamente te tenés que enfocar en perseguir una pelotita negra que pica poco, obliga a correr. En un período corto de tiempo se hace un ejercicio tremendo: es anaeróbico, aeróbico, trabaja todo el cuerpo porque hay que usar las piernas para desplazarse, saltar, agacharse, tirarse. Y también se usa el tren superior para manejar la raqueta. Es muy complejo y muy divertido a la vez. No conozco gente que haya ido probar squash y haya dicho: ‘No vuelvo más, no me gustó’. Es bastante adictivo el hecho de pegarle contra la pared y que la pelota vuelva. Dan ganas de volver a pegarle, de volver a pegarle, de volver a pegarle”.
Leandro Romiglio
Romiglio tiene 33 años y una larga carrera deportiva. Sin embargo, él y el ranking confirman que está en su mejor momento -alcanzó el puesto 30 el mes pasado-, y que la inclusión olímpica del squash es una linda oportunidad. “Creo que estoy en mi mejor momento y todavía tengo mucho para dar, estoy seguro de eso. Mi intención es ir a más, mejorar el ranking, tener mejores resultados”.
Presente en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 (bronce por equipos), Lima 2019 y Santiago de Chile 2023 (plata por equipos), hace unos tres años Romiglio tomó una decisión que marcó un antes y un después en su carrera: se fue a vivir a Praga, República Checa. “Me cambió todo: el entrenamiento que estoy haciendo es distinto, más exigente; los jugadores con los que entreno son todos profesionales como yo, compiten en el circuito mundial y juegan torneos constantemente como yo. Entonces, hay mucho ritmo, mucho nivel en el entrenamiento, y cuanto más jugás, más practicás y más estás con jugadores de tu nivel, si tenés las condiciones, mejorás”.
Romiglio ya había tenido su experiencia europea, cuando terminó la escuela secundaria. Entre 2009 y 2012 vivió en España y esos años le permitieron mejorar su nivel. “Pero era chico, se me complicaba desde lo económico, no podía jugar muchos torneos, era todo a pulmón, estaba solo, me costaba. Me fue bien pero volví a Argentina. Seguí jugando el circuito, aunque viajaba para dos o tres torneos y volvía. Después hacía otra gira de dos o tres torneos más y otra vez volvía a Mar del Plata. Sentía que los segundos torneos los jugaba mejor que los primeros, y que el tercero siempre era mi mejor torneo. Pero después me tenía que volver y por tres, cuatro meses no había otro objetivo. Perdía el ritmo que te dan los torneos y el alto nivel”.
Más acá en el tiempo, Romiglio se mudó a Europa en octubre de 2021, cuando la pandemia de coronavirus se lo permitió. Días antes de la cuarentena, él ya tenía pasaje para Toronto. En Canadá iba a entrenar junto al peruano Diego Elías, ahora campeón del mundo y número 3 mundial. Pero le recomendaron aguardar unos días para ver qué pasaba con esto del coronavirus. “Me quedé un año y medio clavado en Mar del Plata”, cuenta.
En pandemia, Romiglio aprovechó para operarse de una rotura de menisco, lo que demandó unos seis, siete meses de recuperación. Pero después, cuando comenzó a haber ciertas flexibilidades para la práctica deportiva, en el caso del squash el regreso fue lento. “Salía a correr y andaba en bicicleta. Entrenaba bien, pero jugaba muy poco”. Y con 29 años: “‘¿Qué hago?’. ¿Le meto, intento, me voy afuera a probar?, ¿o sigo jugando acá y encaro para otro lado, viendo otros proyectos?”.
Optó por la primera, se fue a Europa. En principio, por tres meses. Pero después, para cuando tenía que pegar la vuelta, se dio cuenta de que era por ahí, le convenía quedarse. “Fue clave venirme a Praga. El entrenamiento es muy bueno, específico, y es muy bueno el nivel de mis compañeros. Ojo, en Mar del Plata hay buen squash y siempre entrené con compañeros de selección, pero siempre entre nosotros, no es lo mismo”.
Romiglio llegó a Europa y a los pocos días cumplió 30 años. Fue un nuevo inicio de carrera. Tres años después, reflexiona: “Tengo hecha una linda carrera, pero siento que ahora es mi mejor momento, y también siento que es una buena edad, porque el squash es un deporte, físico, técnico, aunque también muy mental. Me siento maduro, más ensamblado en la cancha, con las ideas claras. El físico me acompaña, la técnica está, estoy en un buen momento de mi vida y eso hace que cuando compito esté en un buen estado mental, es muy importante”.
Rumbo a los Juegos Olímpicos, y con la presencia del squash confirmada, todavía no se sabe mucho más. “Pero sin duda que le apunto a participar”, admite. “Voy a tener 37 años y el squash es un deporte con jugadores que con 38, 39, 40 años, todavía siguen en un gran nivel, y en el Top 20 hay jugadores que tienen más de 35. Es un lindo desafío”, se reta a sí mismo en el diálogo con DIB.
Los Ángeles 2028, por fin
El squash estuvo no menos de diez años peleando por ingresar a los Juegos Olímpicos. Un primer hito fue la Asamblea número 125 del Comité Olímpico Internacional, en 2013 en Buenos Aires. En aquel encuentro que decidió la sede de los Juegos de 2020 (Tokio) y eligió a un nuevo presidente del COI (Thomas Bach), sin embargo, el squash no logró un lugar en el programa olímpico.
“Ese año el Panamericano de squash se jugó en Argentina y para una exhibición vinieron Diego Elías, que era campeón mundial junior, y Ramy Ashour, el egipcio que en ese momento era número 1 del mundo. Fue la primera gran movida, yo estaba superemocionado, sentía que se podía dar, pero no. Ahí medio como que me pinché, y muchos se pincharon”.
Después, durante los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, en 2018, se montaron canchas de squash en Tecnópolis. “Me acuerdo que en ese momento nos fue a ver el presidente del Comité de Olímpico Internacional y todo. Pero se volvió a frustrar”, repasa Romiglio, que después de aquella otra negativa dejó de ilusionarse con una chance olímpica.
Squash, de familia
Leandro llegó al squash por su papá, Marcelo Romiglio. “Mi papá conoció al deporte de grande y se enganchó. Yo lo acompañaba. Y de ir al club con él, me empecé a meter en la cancha y así empecé, era muy chiquito”. Romiglio padre es ahora entrenador de selección mayor y juvenil. Por él, “la raqueta viene de familia”, explica Leandro.
Y los Romiglio son de Mar del Plata, una ciudad que no deja de sorprender por la increíble variedad de disciplinas deportivas con grandes exponentes. De hecho, en una ciudad con tradición en atletismo y deportes de agua (en pileta o en el mar), en París 2024 hasta hubo un representante marplatense de tiro con arco, Damián Jajarabilla.
“Creo que Mar del Plata es una ciudad que invita a hacer deporte”, analiza Romiglio. “Uno ve por la calle, por la costa, todo el tiempo gente corriendo, en bicicleta, en el mar, en tablas. Es una ciudad con mucho movimiento, mucho deporte. En el squash también tiene muy buenos jugadores, en las selecciones siempre hay más de uno que es de Mar del Plata, seguro”. Y redondea: “Creo que es un poco la cultura de deporte que tiene la ciudad y la conexión con el mar, con la naturaleza… Yo amo Mar del Plata, me encanta, es mi ciudad”.
Horizonte olímpico
Por estos días, Leandro Romiglio viajó a Filadelfia, Estados Unidos, para jugar el US Open, uno de los torneos más importantes del circuito; cayó en primera ronda ante el egipcio nacionalizado inglés Mohamed Elshorbagy, número 9 del mundo. La próxima semana jugará en Toronto, Canadá, un torneo del PSA World Tour.
El US Open es un torneo de la categoría “Platinum”, similar a los Grand Slam del tenis. Pero ante la novedad de que en el horizonte ahora están los Juegos Olímpicos, se sumaron un par de torneos categoría “Diamante”. “Es parte de este proyecto, de recorrido hacia los Juegos Olímpicos, que tienen la Federación Mundial y la Asociación Profesional (PSA). Se crearon estos dos torneos que reparten más dinero, están queriendo incrementar los premios. En el squash, si no te va muy, muy, muy bien, no se puede vivir solo del deporte”.
Y además, cuenta Romiglio, “están intentando que los jugadores se reúnan con los dirigentes, con los directivos de las asociaciones, la Federación Mundial o de la PSA, para tener un feedback, proponer o hablar de las cosas que los jugadores vemos que le faltan al circuito. Eso ha cambiado, están más abiertos a discutir y a planear de acá a futuro”. (DIB) GML