En su discurso ante la Legislatura allá por Marzo, en ocasión de inaugurar el Período de Sesiones, el Gobernador Kicillof no brindó demasiadas precisiones sobre el rumbo de su gobierno. Solo mencionó algunas cuestiones: 1) habló del éxito de la temporada turística; y 2) se refirió a la cadena hidrocarburífera y el papel que podrían jugar algunas empresas en Vaca Muerta.
El día lunes en nuestra ciudad, el mandatario provincial volvió a hacer hincapié en la cuestión turística, anunciando el Fondo Especial Municipal para la reactivación Cultural y Turística de $ 300 millones. Esto, sumado a sanción de la Ley de Emergencia Turística, y al Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción, y al Plan de Auxilio, Capacitación e Infraestructura lanzados por el gobierno nacional, son todos paliativos que merecen reconocimiento, y que celebramos.
Ahora bien, ninguno de estos atenuantes puede hacernos soslayar la cuestión principal, que es la desintegración del sector turístico. Por lejos uno de los primeros sectores en cerrar por la pandemia, y sin duda de los últimos en abrir. De pequeños nos enseñaban en la escuela que nuestro orgullo, nuestro “caballito de batalla” como país, era el campo. Y en parte es cierto. Y no en desmedro de ese sector, sino por dar un marco referencial, todas las actividades agropecuarias representan el 10,8% del PBI nacional. El turismo constituye el 10,3%.
El turismo genera 1 de cada 10 empleos, empleos con un 92% de formalidad, (en blanco para decirlo sencillo) y con un alto nivel de profesionalismo y capacitación. La actividad turística es la cuarta generadora de divisas para la Argentina, siendo el pasado año de u$s 15 mil millones lo que le reportó al país. Este año cerca de 14 mil empresas del sector, han cerrado definitivamente sus puertas. 90 mil los empleos perdidos. Se perdió la Temporada de Invierno, y se perderá la de Turismo de Reuniones que debería comenzar en breve. 8 mil millones de dólares son las pérdidas calculadas al 31/8.
Soluciones propuestas: ampliar la temporada desde noviembre a abril. Una idea brillante si no fuese por capricho de la naturaleza, ya que a playas de aguas normalmente frías como lo son las de nuestra costa atlántica, serán pocos los valientes en darse un chapuzón hasta bien entrado el verano. El turismo necesita un horizonte. Fue en gran medida por imperio de la devaluación y por aplicación del impuesto PAIS, el éxito de aquella temporada que Kicillof explicaba a los legisladores en Marzo. Pero el turismo necesita más que eso. Necesita objetivos.
Las empresas de turismo, como otras tantas, deben comenzar a trabajar ya. No pueden esperar la aparición providencial de una vacuna. Seguramente en la lógica binaria del gobierno, donde ellos son los defienden la vida, y quienes pensamos distinto propiciamos la muerte, esto no será posible. Porque el gobierno hizo todo bien, y todo lo que salió mal es por culpa nuestra. Esta ha sido la constante, un liderazgo culpógeno, una forma malsana de gestionar la crisis donde la culpa es de los runers, de los que quieren ver a sus seres queridos, de los que quieren trabajar, etc.
Es hora de que quienes nos gobiernan dejen de compararnos con Suecia, con Uruguay, con Chile y con medio mundo. Porque después de 6 meses de larguísima cuarentena, las comparaciones parecen no favorecernos del todo. Suecia se ve que no hizo tan mal las cosas. Y nosotros? Con más de 600 mil contagios y más de 13 mil muertes yo me replantearía algunas cuestiones. La economía debe ponerse en marcha, y necesita del turismo para ello. Porque de lo contrario se desvirtúan aquellas medidas que elogiábamos en párrafos anteriores. Y porque además, el gobierno de los científicos, el gobierno del diálogo y el consenso que venía a poner de pie a la Argentina, va a terminar con más empresas y compatriotas, que los que quería evitar por la pandemia.
José Fares
Cambio Federal-Juntos por el Cambio