A través de una extensa investigación de campo, la Coalición Comunitaria Chascomús dio a conocer un relevamiento realizado a fines del 2022 en el que se indagó sobre la problemática del consumo de drogas entre menores de 18 años, y otros fenómenos comunitarios asociados.
Para casi 6 de cada 10 encuestados, los problemas de inseguridad, consumo y venta de drogas en el barrio donde viven se han agravado en los últimos cinco años.
Para el 43% de los adolescentes de Chascomús resulta fácil conseguir marihuana. Y un dato preocupante: la pasta base aparece como sustancia de uso entre los jóvenes.
El informe titulado “Narcomenudeo, inseguridad y consumo de drogas en niños, niñas y adolescentes de Chascomús” da cuenta de la magnitud del consumo de alcohol, tabaco, marihuana y otras drogas ilegales en niños, niñas y adolescentes en edad escolar, determina prevalencias y edades de inicio, e indaga sobre factores de riesgo y protección como accesibilidad, disponibilidad, curiosidad, oferta, grupo de pares, percepción de riesgo e información, ligados al uso de estas sustancias.
En el estudio estadístico, elaborado bajo supervisión de Coaliciones Comunitarias Antidrogas de América (CADCA por su sigla en inglés), organización líder en los Estados Unidos que trabaja a nivel mundial para crear comunidades seguras, saludables y libres de drogas, el alcohol es la sustancia de mayor consumo entre los menores de 18 años de la ciudad de Chascomús. Alrededor del 67% de quienes contestaron la encuesta dijo haber tomado alguna bebida alcohólica en el último año, y aproximadamente 1 de cada 4 reconoce haberse emborrachado al menos una vez durante el último mes. La bebida más consumida durante esos episodios de ingesta abusiva fue el vodka, seguido por el fernet, lo cual habla de una migración hacia bebidas blancas de alta graduación.
Asimismo, un 22,3% de los adolescentes fumó tabaco durante los últimos 12 meses, y un 16,5% usó marihuana en este período, lo cual sugiere una paulatina migración de los cigarrillos tradicionales hacia los denominados “porros”, o bien un uso mixto. La edad de inicio en el consumo de drogas se ubica, en promedio, entre los 13 y los 14 años de edad, aunque cabe destacar que se detectaron registros por debajo de los 10 años. Y si bien el consumo de otras drogas ilícitas (como la cocaína o la pasta base) no es significativo en términos estadísticos, sí cabe destacar que los estudios en población escolarizada, desarrollados por la Municipalidad de Chascomús en 2017 y 2019 , no registraban consumo de paco por entonces.
Con respecto a la percepción de riesgo, el consumo ocasional de alcohol es considerado inocuo por el 30% de los encuestados. El uso experimental u ocasional de marihuana no es visto como de gran riesgo, y un 15% de los encuestados cree que fumar marihuana alguna vez es inocuo. Y con respecto a la dimensión “accesibilidad”, los resultados indican que para el 83% de los encuestados resultaría fácil conseguir alcohol (droga legal cuyo expendio está prohibido por ley a menores de 18 años). Para el 43% de los adolescentes es fácil conseguir marihuana.
El entorno social analizado a partir del grupo de pares y del rol de los padres constituye otro factor de riesgo o de protección, según se configura en sus extremos. Las respuestas indican que 2 de cada 10 adolescentes creen que sus amigos demostrarían una actitud de indiferencia frente al consumo de marihuana. Pero a diferencia de la dimensión anterior, 9 de cada 10 adolescentes percibe que sus padres sí reprocharían el consumo de drogas ilegales en general.
“Si tomamos como referencia los datos oficiales provistos por el municipio, en estos últimos tres años los indicadores de uso de drogas en esta población presentan aumentos puntuales en alcohol y en marihuana. Emerge como sustancia de uso la pasta base o paco. En materia de factores de riesgo y de protección, se detectó un incremento en la percepción de curiosidad, probabilidad de consumo, oferta y accesibilidad. Y con respecto a la marihuana, las nuevas normativas que habilitaron el autocultivo en el año 2020 determinarían una mayor disponibilidad para los adolescentes” puntualizó el coordinador de CADCA en Argentina, Esteban Wood.
Atento al efecto que tiene el tráfico de drogas sobre el deterioro del espacio público, particularmente en los barrios más vulnerables, la segunda parte del informe de la Coalición Comunitaria Chascomús dimensiona la percepción de la población general sobre temáticas vinculadas con el narcomenudeo en su entorno residencial, la inseguridad, los imaginarios y posibles causales por los cuales los niños, niñas y adolescentes de la ciudad consumen sustancias.
La mitad de los vecinos encuestados asegura que en la manzana/barrio donde vive tiene problemas de delincuencia/seguridad y de consumo/venta de drogas. Y para casi 6 de cada 10 encuestados, tanto los problemas de inseguridad como el consumo de drogas se han agravado en los últimos cinco años, lo que marcaría una posible relación entre el consumo de sustancias y la percepción de inseguridad.
Para casi 8 de cada 10 encuestados, la sustancia más consumida por los menores de 18 años es la marihuana, no el alcohol. Esto determina una diferencia entre percepción social y evidencia. Para los vecinos de Chascomús, entre los principales motivos por los cuales los menores de 18 años consumen drogas se destaca «amistades y pertenencia a un grupo» (67%), «falta de educación y/o límites» (55%) y “oferta y disponibilidad permanentes” (49%).
“Quienes participaron del relevamiento nos brindaron una serie de ideas y propuestas para evitar y reducir el consumo de drogas entre adolescentes. Las respuestas hicieron eje en el control y cumplimiento de la ley, la prevención y educación, la información y sensibilización, la presencia del estado y la asistencia, la recuperación y la espiritualidad”, explicó Wood.
Los datos recopilados por la Coalición Comunitaria Chascomús permitirán contar con una línea de base confiable a los efectos de establecer un marco lógico de acción, realizar un monitoreo y un ajuste periódico de las intervenciones preventivas comunitarias que se definan. También ofrecer un insumo al gobierno municipal local para una mejor comprensión del fenómeno y para la definición de políticas públicas en este campo.
Cabe recordar que desde el inicio de su trabajo internacional, Coaliciones Comunitarias Antidrogas de América (CADCA por su sigla en inglés) ha ayudado a crear más de doscientas coaliciones en veintitrés países en cinco continentes. En nuestro país, sólo Bahía Blanca y Chascomús han avanzado en este modelo de prevención comunitaria que conecta a múltiples áreas sectores (gobierno, salud, educación, seguridad, juventud, cámaras empresariales, sociedades vecinales, y organizaciones religiosas, entre otras) para cooperar entre sí y desarrollar planes, políticas y estrategias dirigidos a lograr reducciones en los índices del consumo de drogas a nivel local.