En este momento son cinco las variantes del SARS-CoV-2 que circulan en el mundo, con prevalencia de Ómicron y Delta.
La pandemia no terminó, la afirmación no es novedad. Pero gracias a las vacunas, parecería que, al menos, entró en otra fase. No obstante, un interrogante que aún se mantiene, es cuántas veces más puede modificarse el virus SARS-CoV-2, del cual ya hay cinco variantes de preocupación, de acuerdo a la categorización de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“La mayoría de los cambios tienen escaso o nulo efecto sobre las propiedades del virus. Sin embargo, algunos cambios pueden influir sobre algunas de ellas, como por ejemplo su facilidad de propagación, la gravedad de la enfermedad asociada o la eficacia de las vacunas, los medicamentos para el tratamiento, los medios de diagnóstico u otras medidas de salud pública y social”, indicó el organismo en un comunicado.
Lo cierto es que cuanto más se replica un virus, más posibilidades tiene que se produzcan “fallas”, que son las que determinan las mutaciones. Teniendo en cuenta la velocidad con la que se propaga Ómicron, los principales investigadores del mundo han indicado que es probable que aparezcan nuevas variantes de interés.
Ómicron logró transmitirse por el mundo mucho más rápido que las anteriores cepas o variantes. Detectada el 24 de noviembre en Sudáfrica, ya está presente en más de 150 países en menos de dos meses.
La OMS advirtió esta semana que el coronavirus “sigue siendo un virus peligroso” y alertó sobre los contagios récord causados por la nueva variante en todo el mundo.
“Ómicron probablemente no será la última variante de la COVID-19. No lo sabemos aún, pero cuanto más circule el virus, más posibilidades hay que de que surja una nueva variante más mortal que Ómicron”, alertó Bruce Aylward, asesor de la OMS.
El director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, destacó que la semana pasada se notificaron más de 15 millones de nuevos casos de Covid-19 en todo el mundo, “el mayor número de casos notificados en una sola semana”. “Y sabemos que se trata de una subestimación”, puntualizó durante una conferencia de prensa este miércoles.
Sin embargo, afirmó que el número de muertes semanales notificadas “se ha mantenido estable desde octubre del año pasado, con una media de 48.000 muertes semanales”. Aunque el número de pacientes hospitalizados está aumentando en la mayoría de los países, no está al nivel de las olas anteriores.
Si bien las infecciones por Ómicron parecen ser más leves, nada segura que el virus pueda mutar a una versión más virulenta o aún más contagiosa que la que hoy mantiene en vilo al planeta.
Lo cierto es que una de las claves para que el virus se mantenga con cierta estabilidad es mantener los cuidados, para bajar la transmisibilidad, la replicación y la cantidad de infecciones. Tapabocas, higiene, ventilación y menos eventos masivos sin controles pueden ayudar a que Ómicron sea la última variante de preocupación del SARS-CoV-2. (DIB) ACR